—Annie, he hecho cosas muy malas en mi vida, sin embargo, jamás asesine a alguien, no puedo hacerlo, pero no nos dejaran en paz hasta que no hayamos acabado con él.—Michel, por eso dejame hablar con John, si llegamos a un acuerdo podemos liberarlo y obtener protección—le explica intentando hacerlo entrar en razón.—Annie, ¿Es que no entiendes que esas personas son demasiado poderosas?—¿Mas poderosas que el presidente de nuestro país? No lo creo...—Has hablado con él ¿Verdad? —pregunta Michel, Es que es obvio que Annie siente algo por ese hombre y hará todo lo posible para salvarlo.—Si, lo he hecho y es una buena persona, estoy segura que nos ayudará.—¿De verdad aun crees en los reyes magos, Annie? —pregunta cínicamente, no puede entender como es tan tonta, debería haber aprendido mucho de la vida ya—estoy seguro que esta tratando de manipularte para que lo saques de aquí.—No seas así, Michel... Dejame hablar con él—insiste.—Esta bien, has lo que quieras, si quieres morir, adel
Max esta en el despacho presidencial. Acaba de recibir la noticia de uno de sus contactos, que si no acaba con la vida del presidente, los negocios de tráfico de armas al país en guerra, quedan cancelados.Siempre supo que John era un estúpido... Que su corazón podía llevar al país a la ruina, demasiado blando, demasiado sentimental. Cuando se le ocurrió la idea de organizar una convención por la paz, tenía ganas de romperle la cabeza ¿Acaso no sabía que mientras más guerras había en el mundo, más se beneficiaba su país con las ventas de armas? Pero no... Él siempre tan pacifico, en contra de las guerras. Llegado el día de la convención se le ocurrió la maravillosa idea de secuestrarlo. Sabía que no le iban a hacer daño, que lo mantendrían en buen estado de salud, pero su desaparición no solo generó polémica, si no también beneficios a los demás paises traficantes, ya que convenía que Max ocupará el cargo de presidente, era más manipulable que John.Sin embargo, ahora, uno de esos paí
Annie no puede creer lo que esta escuchando ¿es que se ha comportado de una manera tan tonta frente a él, que este se ha dado cuenta de sus sentimientos? Piensa, sin embargo, intentará negarlo a como de lugar.—Creo que te estás confundiendo, John. Que yo sea amable y considerada contigo, no significa que me haya enamorado de ti—exclama, intentando mostrarse segura.—¿Acaso crees que no siento como me miras o me acaricias cuando estoy durmiendo? —le confiesa mirándola a los ojos, pudiendo ver todas sus inseguridades.—Entonces tú... —titubea, sintiéndose muy Avergonzada.—Fingía dormir Annie, tenía que ganarme tu Confianza... pero creo que gane mucho más que eso —confiesa John, humillándola.—Eso... No significa que este enamorada de ti.—No intentes negarlo... Es inútil —John se levanta de la cama, se acerca a ella, la toma de la cintura violentamente y la aprieta contra él, despertando nuevas sensaciones en el cuerpo de ella.Su corazón comienza a latir con rapidez , sus mejillas se
—¿Qué es lo que estás diciendo, Michel? —pregunta Annie preocupada, sabe que ha llegado el momento, debe idear un plan para sacar con vida al presidente, luego irá por su madre y Marcus y escaparan a donde sea, si es necesario los llevará a la ciudad —No quiero ser cómplice de un asesinato, esto no era parte del plan.—Lo se, Annie. Lo sé. Pero no tenemos otra opción, es el presidente o nosotros —exclama, aterrado—además... No seremos cómplices, solo debemos dormirlo con una droga y ellos vendrán por él.—¡Estás loco, Michel! Un secuestro y un asesinato son cosas muy distintas—Annie intenta convencerlo de que no pueden hacerlo, pero se da cuenta de de que es inútil.—Escucha Annie... ¿Quieres que acaben con la vida de tu madre, ahora que esta funcionando el tratamiento?—Por supuesto que no, Michel. Pero entiende que no puedo hacerlo.—¿Qué idea mejor tienes entonces? —pregunta Michel, desesperado —yo tampoco quiero deshacerme de él, pero no se me ocurre nada que pueda hacer.—Déjame
—Esta bien, confiaré en ti—contesta Annie, aun dudosa, algo le dice que el presidente no está siendo sincero del todo—debemos irnos rápido, pronto vendrán por ti. Nos entregaron una droga para dormirte, ellos se encargarían de matarte.—¡Maldita sea! Juro que voy a atrapar a esos malnacidos y los refundiré en la cárcel. Se arrepentirán de haberse metido conmigo—exclama furioso.—Vámonos, no hay tiempo que perder—vuelve a repetir Annie. John la toma de la mano y se la lleva del lugar.Una vez afuera de la casa se siente muy extraño, hacía más de veinte días que no veía la luz del sol, por lo que cierra los ojos, muy molesto. Annie se da cuenta de su malestar, saca de su mochila unas gafas de sol y se las entrega.—¿Qué haces con gafas de sol en un lugar como este? —pregunta confundido, aun así las acepta y se las pone, sintiéndose un poco mejor.—Sabía que esto podía pasar.—Gracias, Annie. Eres más inteligente de lo que pensé.—Que haya tenido que dejar la escuela no significa que sea
Una vez dentro del hotel, los empleados de recepción le dan la llave magnética de la habitación presidencial, no sin antes sorprenderse por la aparición de John.—No sabe cuanto nos alegra que esté sano y salvo —manifiesta una de las recepcionistas. Mirando con curiosidad a la mujer que está al lado del presidente.—Muchas gracias, por favor suban comida a la habitación, estamos demasiado hambrientos—exclama, sin soltar el brazo de Annie, quien ya ha dejado de forcejear, porque estaba haciéndole daño.—Si, señor.John la arrastra hacia el ascensor y allí suben hasta el quinto piso, donde, con la ayuda de la llave magnética logra abrir la puerta e ingresa a la habitación, arrojando a Annie a un sofá cercano a la entrada.—No podrás escapar... Se abre solamente con la llave magnética. Te quedarás aquí y luego veré que hago contigo—pero Annie no puede escuchar nada de lo que dice, siente que su estómago comienza a dar vueltas y tiene deseos de vomitar, John se da cuenta de eso y la acomp
John corta la llamada con Max y decide llamar a la guardia presidencial, tiene un mal presentimiento de todo esto y no quiere volver a caer en una trampa, lo mejor es ir prevenido.—¿Qué sucede John? —pregunta Annie al verlo tan preocupado.—Vamos, tenemos que ir a un lugar —John la toma de la mano, ya sin violencia y la lleva hasta el auto que los espera fuera del hotel. Sin embargo el semblante de preocupación no se va de su rostro.—Tienes que decirme que esta pasando, John, ¿Acaso me llevaras a la cárcel?—pregunta confundida mirándolo a los ojos.—En su momento lo sabrás, no te preocupes —contesta John haciendo contacto visual con ella, sin poder dejar de mirar esos ojos celestes impresionantes. ¿En que diablos estas pensando, John? Se regaña a si mismo, hace unos momentos ella lo dejo muy en claro, podría ser su padre, tiene que dejar de pensar en ella como una mujer y darse cuenta de que solo es una niña a la que dobla en edad.Unos kilómetros después, un auto negro se les acerc
John toma a Annie en sus brazos, es tan pequeña y liviana que pesa muy poco. En ese momento, Max se acerca a ellos preocupado—John, por fin estás aquí... —al verla inconsciente siente una felicidad inexplicable, le hará sufrir en carne propia lo que hizo—Oh, pobrecita... ¿Esta bien? —pregunta fingiendo preocupación.—No lo se, Max. Su pulso esta normal, solo fue la impresión, supongo.—No es para menos, era su familia. Llevátela de aquí, me encargaré de ayudar a los vecinos a apagar el fuego.—Gracias, Max. Se que siempre puedo contar contigo. Por favor, cuando tengas información sobre los cuerpos llamame. Quisiera darle cristiana sepultura. Llevaré a Annie a descansar —maldita niña, piensa Max, ahora bajo la protección del presidente va a ser más difícil acabar con ella.John, con ella en brazos, se dirige hasta su auto. Allí la recuesta en la parte de atrás del vehículo para que pueda viajar cómoda hasta que recobre la consciencia.Después de una hora de viaje, finalmente llegan al