Inicio / Romántica / Un presidente enamorado. / capitulo 6: ¡Quítate La Máscara!
capitulo 6: ¡Quítate La Máscara!

—Claro que si, señor presidente —exclama Annie, sentándose junto a él, sobre la cama—espero que el desayuno sea de su agrado.

—Con el hambre que tengo me comería una vaca entera —responde John, algo más tranquilo que el día anterior, seguramente se dio cuenta de que no le servía de nada luchar —¿ya desayunaste? Puedes comer de aquí, si quieres.

—Descuide señor, no tengo apetito —la culpa que siente en este momento es tan fuerte que le ha cerrado el estómago, hace días que no prueba bocado.

—No puedo ver tu rostro, pero creo que no te encuentras  bien.

—No se preocupe señor presidente, me siento bien—contesta Annie, intentando ser convincente.

—Dime... ¿Cómo está tu muñeca? —John sostiene la mano de la joven y puede ver un enorme hematoma sobre su muñeca —Oh por Dios, lo lamento mucho, soy demasiado fuerte y tu muy pequeña, no quería hacerte daño.

—Mi muñeca estará bien señor, en unos días dejará de molestar.

—Solo John, por favor —exclama, odia que todo el tiempo lo estén llamando con tanta formalidad.

—Esta bien... John

—¿Puedes decirme tu nombre? Por lo menos para saber quien eres —Annie no sabe que decir, si le da su verdadero nombre cuando salga de aquí va a ser más fácil que la encuentre.

—Me llamo... Me llamo Noreen —miente Annie

—Extraño, pero bonito nombre, está muy rico el desayuno, muchas gracias —Ella siente que algo raro está pasando, ¿Por qué de un momento a otro actúa tan amable? ¿Acaso estará tramando algo? Es el presidente de la nación, conocido no solamente por su belleza, sino también por su gran inteligencia.

—Me alegro de que le haya gustado, debe comer saludable, imagino que una persona de su contextura tiene mucho apetito.

—Si, Noreen, tengo hambre todo el tiempo, mi cuerpo gasta demasiadas energías—John se sorprende al haber hecho semejante confesión.

—Descuide, estoy aquí para cuidarlo, tendré siempre su comida lista.

—¿Puedo preguntar por qué haces esto? —pregunta John confundido, puede sentir que detrás de esa máscara, hay una mujer aterrada, que ni se imagina el delito que está cometiendo, seguramente tiene una muy buena razón para hacerlo.

—Necesitaba el dinero con urgencia, fue la única salida. —responde Annie, con tristeza y culpabilidad.

—¿Acaso no trabajas? Ganarías dinero sin tener que cometer un delito tan grave como un secuestro.

—Yo... No tengo trabajo señor, lamentablemente tuve que dejar el colegio de muy chica, apenas sé leer y escribir, nadie quiere darme uno.

—Y en vez de estudiar, te dedicas a delinquir, sabes que una vez que salga de aquí te encerraré en la cárcel ¿Verdad?

—Lo sé, señor y me lo merezco, pero el dinero era más importante que mi libertad —contesta Annie, al borde de las lágrimas, John puede darse cuenta de eso, es una mujer débil emocionalmente, solo tiene que persuadirla un poco para que lo libere, pero antes debe saber quien está detrás de todo esto, ella es nada más que la cara visible.

—Si me liberas te daré más dinero, un trabajo, y no iras a la cárcel, confía en mí—obviamente que la está engañando, jamás haría un trato con un delincuente.

—Lo lamento señor, le juro que no puedo hacerlo, si lo hago es demasiado peligroso para mi familia.

—¿A qué te refieres? —pregunta John, ¿Acaso estará haciendo esto bajo amenaza?

—Ya obtuve el dinero, si lo dejo en libertad lastimaran a mi familia.

—Puedo ayudarte, te daré un lugar donde ir con tu familia, los protegeré, solo libérame, por favor.

—Discúlpeme señor, no puedo hacerlo —Annie ve como la furia se vuelve a apoderar del rostro de John, quien con todas sus fuerzas intenta llegar hasta el rostro de ella para quitarle la máscara, pero sus cadenas no lo dejan llegar hasta allí.

—¡Quítate la máscara, quiero ver quien eres! —grita furioso.

—Señor, por favor —Annie se levanta de la cama asustada, está furioso, podría hacerle daño de nuevo.

—Quiero saber quien eres, para que cuando salga de aquí seas a la primera que encierre en una cárcel, m*****a delincuente —Ahora entiende porque actuaba tan amable, era todo un plan para bajar su guardia, acercarse a ella y descubrir su identidad, sabe que es demasiado inteligente, no puede caer en su juego.

—Lo dejaré descansar, señor. Si necesita algo solo llámeme —Annie sale de allí despavorida, cuando esta furioso da mucho miedo, ese hombre tiene tanta fuerza que podría matar a alguien de un golpe, quizás las cadenas no aguanten mucho tiempo el forcejeo.

Annie vuelve a la cocina y allí se encuentra con Michel, recién llegado de la calle, con algunas provisiones y varias noticias

—Hola Annie ¿Cómo esta el prisionero? —pregunta al verla tan incomoda.

—No lo veo bien, Michel... Tiene sus muñecas lastimadas, esta muy nervioso, furioso, quizás deberíamos...

—Annie... ¿Deberíamos que?

—Quitarle sus cadenas, seguirá forcejeando hasta que se libere, tiene mucha fuerza.

—Si le quitamos las cadenas, nos matara a los dos y se irá de aquí —manifiesta Michel, sin dudas fue un error haber traído a Annie, ella es demasiado buena, dulce, sentimental, no sirve para este tipo de trabajos.

—No lo hará, lo prometo, hablaré con él, intentaré llegar a un acuerdo, quizás así se tranquilice.

—No lo se, Annie... Habla con él y veremos como reacciona, pero si escapa de aquí te harás responsable.

—Lo haré, Michel—contesta con entusiasmo, si no conociera a Annie de toda la vida, dudaría de que siente algo por el presidente, pero sabe que ella es así, su personalidad, siempre intentando ayudar a los demás.

—Pero hay una condición para ello —exclama

—Dime Michel, haré lo que me pidas.

—Necesito que comas algo, Annie o te enfermaras —hace días que no prueba bocado y ya puede ver la debilidad marcada en su cuerpo, siempre ha sido una niña delgada, pero ha perdido mucho peso en estos 15 días, apenas come pequeñas cucharadas.

—No tengo apetito, la culpa me esta matando, pero lo intentaré, lo prometo.

—Si sabía que sufrirías tanto no te habría traído.

—No, Michel, agradezco que lo hayas hecho, gracias a ti conseguí el dinero para mi madre.

—Si... pero acabo de convertir en un delincuente, y quizás pases años en la cárcel si todo sale mal—nunca había sentido tanta culpa en su vida

—Habra valido la pena si mi madre se recupera.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo