Saliendo de dudas

Capítulo 5

Me dejé caer en la cama pensando en el rostro de papá, su preocupación me invadió de un miedo irracional, nunca antes lo había visto de tal forma, quizás era por el hecho de que él siempre tomaba todo con calma, sin embargo, ahí se hallaba rodeado por ese temor a lo desconocido y a mí no me quedaba de otra que confrontar la realidad.

《¿Amets tendría algo que ver?》

Mi mente jugaba divagando en el rostro de ese desconocido extraño, debido a la manera tan descuidada en la que me asomé a una amistad pronta solo por el deseo que yo poseía de descubrir como podía ser capaz de tener habilidades tan asombrosas, no obstante eso iba más allá, de una simple curiosidad.

Escuché la voz de Sam llamando a mi ventana, salté dejando aquellos pensamientos, y miré al marco donde se reflejaba un último rayo luminoso de ese atardecer que señalaba la oscuridad acercándose. De forma torpe me puse de pie dando tumbos para asomar la cabeza y bajé la mirada, el chico sonriente saludó sacudiendo su mano y le hice un gesto de que bajaría enseguida.

Salí al pasillo y luego bajé las escaleras, pero antes de llegar al pie sentí muchos pensamientos distintos, notando que había una reunión de lobos de la cual no estaba enterada.

《 Ese Amets tenía razón, yo me distraía con facilidad y dejaba huecos que me hacían débil 》

Quise pasar desapercibida, pero papá me llamó de inmediato para que me uniera a la conversación, sin embargo, de una forma cortés, pero decidida, negué la idea de entrar en el círculo exclusivo de Alpha, Beta y otros miembros importantes de la manada.

—Jóvenes, siempre son tan obstinados—dijo el padre anciano de Kitsune. Yo pude sentir la pesada mirada de mi padre, que seguramente no estaba contento, pues él insistía constantemente, que yo tenía un lugar en esas reuniones.

Como pude, salí a toda prisa y rodeé la casa para encontrarme con Sam. Él esperaba recargado en un árbol con ambos brazos cruzados, caminé en dirección hacia donde se hallaba y levanté una ceja curiosa para preguntar.

—¿Qué ocurre allá adentro?—interpelé, pero él encogió los hombros.

—La verdad creo que es por lo de Jeremy, todos están preocupados, dicen que podría tratarse de algo bastante peligroso—relató y eché un vistazo a la casa soltando un suspiro.

—Pobre Jeremy, era buen chico—me lamenté y Sam asintió.

—Su familia está furiosa, la madre dice que no debieron dejarle esa responsabilidad siendo tan joven—señaló algo serio. Lo que me llevó a verlo un poco confundida, ya que ellos estuvieron de acuerdo en esa decisión.

—¿La madre no fue quien estaba feliz porque su hijo tendría un lugar en la manada?

—Pues sí, pero…—quiso explicarse y lo interrumpí.

—No entiendo, ¿Creen que proteger a la manada es un juego? ¿Sam, sabes por qué no he aceptado mi responsabilidad?—pregunté al aire, para proseguir—Yo sé que es un gran compromiso y debería dar mi vida por cada uno de los nuestros, sin embargo, no deseo aceptar porque no me siento preparada para cuidar a otros, cuando ni yo misma me sé cuidar—aclaré molesta y patee una roca dirigiéndola al bosque.

—Fleur, entiendo tu posición, pero la madre de Jeremy habla a través del dolor, si perdieras a alguien sabrías lo que se siente—apuntó dejándome atónita por sus palabras, ya que él más que nadie conocía aquello por lo cual estuve meses sin salir de la habitación, ese dolor que seguía vigente actualmente. Perdón, no fue mi intención…—agregó, pero ya era demasiado tarde.

—Te has vuelto un idiota desde esta mañana—solté furiosa y caminé al bosque para dejarlo solo. Me siguió con la intención de arreglar las cosas, pero detuve mi cuerpo poniéndome rígida y lo confronté sintiendo como el fuego recorría mis venas.

—Fle, lo siento, de verdad yo…—intentó disculparse y me di la vuelta de forma brusca.

—¡Aléjate, si te acercas juro que te arranco la cabeza!—brame apretando la mandíbula y Sam retrocedió al instante ampliando los ojos como dos faros de luz. Seguí mi camino y esperaba no transformarme, odiaba sacar esa parte salvaje de mí, porque la ira me hizo cometer grandes errores que dejaron un surco de dolor en mi mente.

《 De nuevo, no, no quiero recordar》

Flashback

—Fleur—su voz tintineo en mis oídos y levanté la cabeza

—¿Qué?—contesté

—¿Crees que algún día, nosotros y los nómadas estemos en paz?—interpeló y realmente no supe que responder, sabía por qué lo preguntaba, y me dolía que sufriera debido a eso.

—No lo sé, ¿Para qué haces esas preguntas, si luego no quieres saber la respuesta?—dije refunfuñando para intentar hacerle considerar que no me afectaba, pero su sufrimiento era como si quebraran una parte de mi corazón.

—Lo siento—se disculpó bajando la cabeza con tristeza —Es que… Lo extraño mucho—murmuró con la voz en un hilo quebrado. Suspiré intentando ser valiente, para ni demostrarle que yo era débil, siempre le enseñé que no podíamos ser sentimentales y aunque nuestra amistad era inquebrantable, yo le quería mostrar que no necesitábamos cosas tan triviales como las emociones.

—Mírame un momento—pedí y levantó la cabeza. Pude notar que algunas lágrimas se le escaparon y ya recorrían las mejillas, por lo cual se las seque con el dorso de mi mano y sostuve su barbilla viendo sus ojos azules. ¿Qué te he dicho?—pregunté y contestó en voz baja, casi como un susurro.

—Debemos ser fuertes.

—Exacto, y no lo necesitas, si él decidió marcharse con los nómadas ese es su problema, pero nosotros no actuaremos como cobardes dejando que las emociones nos ganen, ¿está bien?—propuse y asintió lentamente. Le di un abrazo porque realmente le tenía mucho cariño y luego regresamos a casa.

Fin del Flashback

Mi mente me traicionaba, pensar en esos momentos dolía mucho y corrí tanto como pude, cada vez que me convertía me sentía sucia y la sensación de ser un monstruo me rodeaba por completo al punto de tumbarme.

Caí al suelo sacudiéndome mientras luchaba con la ira, y al mismo tiempo con mis propios instintos.

—¡Nooooo!—grité de rodillas hasta que todo pasó, me desplome derramando lágrimas de amarga tristeza, inclinando mi rostro al suelo mientras sollozaba. ¡Lo siento, Ems, lo siento mucho!–me lamenté.

***

Volví a casa hecha un desastre, cuando entré no había nadie, seguramente habían ido a casa de Kitsune, por lo tanto, aproveché para meterme a la ducha y sacarme toda la tierra del cuerpo, salí del baño me envolví en una toalla buscando algo que ponerme, una pijama era lo ideal para poder meterme en la cama olvidándome de todo hasta el día siguiente.

Pero de pronto, algo golpeó mi ventana cayendo al suelo de madera. Avancé unos pasos observando aquel objeto y se trataba de una roca envuelta con una hoja de papel, la tomé para quitarle esa hoja y pude notar que se trataba de una carta. No tenía firma, pero anunciaba lo siguiente:

“Cafetería Hers a las 8:00 pm”

Corrí para ver quién era, pero ni siquiera pude tener oportunidad de descubrir si se trataba de un lobo, o una persona común, además de que el olor de la carta era extraño, uno que jamás había percibido.

Tomé el teléfono marcando el número de papá, quien contestó de inmediato.

—Cariño, estamos en reunión, llegaremos tarde hoy—anunció y solo eso era suficiente para mí.

—Entiendo, los esperaré despierta—respondí

—Está bien, si quieres puedes pedir pizza para cenar, te veo en la noche, pequeña—añadió para colgar.

Vi el reloj que marcaba las 7:00 pm y aunque parecía una locura, yo necesitaba saber quién había ido a mi casa y lanzado esa nota por mi ventana.

Luego de vestirme, subí al auto para conducir al pueblo. Me tomó poco tiempo, ya que me gustaba la velocidad, observaba de vez en cuando el reloj para asegurarme de llegar temprano y conocer al ser misterioso.

Cuando estuve en la cafetería, busqué una mesa a la vista y me senté a esperar, si esa persona me conocía se acercaría hasta mí, pero luego pensé que fue una mala idea, porque si esa persona quería hacerme daño, yo iba a ser el blanco perfecto.

《 Eres tan impulsiva e idiota Fleur 》

Me regañé a mí misma, levantándome de forma disimulada para no llamar la atención de nadie, pero era muy tarde.

—¿Te vas tan rápido?—interrogó con un tono que evidenciaba un poco de humor, lo miré y torcí los ojos.

—De haber sabido que se trataba de ti, no hubiera venido—reproche y sonrió, sentándose frente a mí, en la mesa que yo ocupaba.

—La curiosidad mató al gato, dicen por ahí—agregó levantando las comisuras de sus labios sin dejar de verme con gracia.

—¿Para qué me citaste aquí? Además, ¿quién te dijo dónde vivo, acaso me sigues?—exigí saber. Se acomodó en el asiento e hizo una seña, a una camarera pidió dos bebidas frías y luego me volvió a mirar.

—Fleur, recuerda que tu mente es como un libro abierto para mí, y también que mis habilidades son lo suficientemente buenas como para averiguar cosas en poco tiempo—explicó y la piel se me erizó.

《 Podría ser él 》

Pensé de inmediato.

—¿También puedes ser indetectable?—fui al grano y arrugó la frente negando con una sonrisa.

—Sabía que me ibas a culpar por eso, y debido a esa razón te cité aquí—aclaró—Me enteré de que un chico fue asesinado y obviamente como fue en condiciones extrañas, yo soy el más sospechoso, pero puedo asegurarte que no tengo nada que ver—expuso pareciendo honesto.

Me incliné un poco adelante y forcé la mirada buscando algo que me dijera si en realidad estaba diciendo la verdad.

—¿Quieres revisar en mi cabeza?—propuso y retrocedí un poco sorprendida.

—¿Dejarías que lo haga?—pregunté con desconfianza

—Sí, eso te dejaría tranquila—repuso con desinterés eliminando el muro que evitaba poder ver en su mente, entonces rebusque y no logré hallar absolutamente nada, sin embargo, un pensamiento o recuerdo me llamó la atención y pugné para verlo con más claridad.

Se trataba de una niña pequeña, no más de 8 años ella corría de espaldas y su cabello bailaba con las ondas del viento, en el recuerdo alguien la llamó y cuando estuvo a punto de voltear, Amets volvió a poner el muro.

—¿Contenta?—inquirió y reaccioné confusa.

—¿Q- qué, qué fue eso?—indague desconcertada y encogió los hombros.

—Algo que se llama, no te metas en lo que no te incumbe—soltó serio y se puso de pie para marcharse, yo lo seguí de manera inconsciente porque me generaba extraña curiosidad aquella imagen de esa niña, ese recuerdo permanecía en un lugar muy resguardado y cuando están protegidos de esa forma, es porque tienen un gran valor para la persona que los guarda.

—¿A dónde vas?—quise saber, pero él no dejaba de caminar.

—A casa, ya te mostré lo que necesitaba, no quiero que me persigan por algo que no hice—confesó.

—Te creo—dije y como no se detenía exclame—¿podrías detenerte un segundo?—pedí y lo hizo, dándose la vuelta para mirarme.

—¿Se te ofrece algo más?—preguntó tajante, yo suspiré, e hice lo que debía por haberme metido en algo tan personal.

—Lamento eso, no voy a preguntar nada acerca de lo que vi en tu mente, y también te creo acerca de lo que me mostraste—añadí siendo lo más sincera posible.

—Ok—fue lo único que respondió y subió a un coche gris.

—¿OK? ¿Solo eso dirás?

—Te veo después—completó y salió haciendo rechinar las llantas contra el pavimento. Solamente pude observar el humo que salió del escape y a la gran velocidad que se retiraba.

《 Rayos Fleur, metiste la pata》

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