Las cosas se están poniendo color hormiga por aquí!! En la tarde noche les doy el siguiente!, Besooooooos,.
AlessandroSalgo de la empresa corriendo sin importarme si alguien puede verme caminando y voy directo a dónde un desesperado Lorenzo se encuentra. Sus ojos abriéndose con sorpresa al verme en pie.—Señor usted… usted…—¿En dónde está?—pregunto cortando su balbuceo y veo como una mueca se forma en su rostro antes de decir.—No pude detenerla, señor. La señorita se fue corriendo.El gruñido que sale de mi ni siquiera parece humano y tengo que recordarme que no puedo golpear a mis empleados, antes de preguntar:—¿Y no se te ocurrió seguirla?Veo como Lorenzo traga en seco y desvía por un momento la mirada antes de contestar.—Yo pensé que usted necesitaría mi ayuda, señor. No sabía que … no imaginaba…Bueno, eso tiene sentido. El hombre lleva años siendo el chofer de un paralítico, no había manera en que me dejara tirado.—¿Por dónde se fue?—pregunto con urgencia y veo como él levanta una mano hacia la calle contigua.No dudo un instante en correr directo hacía dónde me ha indicado, pero
ValeriaHan sido demasiadas emociones. Desde lo ocurrido a la gala, luego saber que Alessandro todo este tiempo ha podido caminar y finalmente que ese hombre casi… casi… Ni siquiera puedo pensar en ello.Siento que todas las reservas de energía que tenía se han agotado por completo. Estoy cansada. Cansada de las mentiras, cansada de tener siempre que contenerme, cansada de nunca poder hacer lo que quiero. Cansada de vivir con miedo.Y tal vez es ese mismo agotamiento el que hace que las inhibiciones se vayan apagando dentro de mi, por lo que lentamente me levanto de la cama sintiendo un tirón de dolor en el abdomen que hace que Alessandro frunza el ceño.Dios es que cada vez entiendo menos a este hombre. ¿Cómo puede decirme que no hay sentimientos y luego ir a rescatarme como lo hizo?Levanto las manos para llevarlas al cierre en la parte trasera del vestido pero siento como el abdomen se me tensa con un espasmo de dolor que consigue que un grito ahogado salga de mí.—¡Ahh!La reacció
ValeriaPara ni no han sido suficientes respuestas.No lo pienso y avanzo hacia él y me interpongo en su camino y lo miro a los ojos antes de decir:—No, no lo han sido y no voy a dormir hasta que me respondas—le digo levantando ambas manos con desesperación, ignorando el tirón de dolor y el hecho de estar en topples. Él me está viendo como si lo hiciera por primera vez—Dijiste que no podías quererme, que no podía haber sentimientos en esto que tenemos, pero entonces haces cosas como las de hoy y me confundes.Por primera vez veo a Alessandro parecer infinitamente frustrado. No enojado, no furioso, no serio o amargado: frustrado.Sus manos van hasta su cabello y lo mece con desespero mientras que un gruñido sale de su garganta antes de volver a mirarme y no consigo entender lo que hay en sus ojos.—No eres la única que está confundida.—dice y solo escucharlo siento que el corazón empieza a latir con fuerza en mi pecho.—¿Qué quieres decir?—pregunto en un susurro.Él se acerca nuevament
AlessandroTodo se está complicando, pero aún así, ahora mismo en lo único que puedo pensar es en la boca de Valeria debajo de la mía.Sin embargo, en el instante en que intensifico el beso escucho como un quejido de dolor sale de ella y es ahí cuándo recuerdo la herida que tiene en el labio y me obligo a separarme.—Debiste dejar que lo matara—vuelvo a decir y ella deja salir una risita infantil que me tiene sonriendo como idiota.¿Qué demonios me estás haciendo, mocosa? Pienso y abro los ojos para encontrarme con su mirada verde y brillante. La pequeña sonrisa todavía adorna sus labios y el hecho de que ella solo esté llevando bragas no me ayuda en absoluto.—Te ves hermosa, mocosa—le digo y veo el momento exacto en que se tensa y como la sonrisa se tambalea un poco en sus labios.Odio que Emilia le haya generado esta inseguridad. Odio lo que le hizo a su espalda, no porque me desagraden las cicatrices, sino porque ella no debería tenerlas.Sin embargo, poco a poco ha ido saliendo de
ValeriaLa mañana del lunes me despierto sintiendo las manos de Alessandro acariciando mi abdomen de manera perezosa, debajo de su camisa que estoy usando para dormir, mientras que mi espalda está recostada contra su pecho desnudo.Todo esto es completamente nuevo para mí y no sé exactamente cómo debo actuar, en especial después de todo lo que hablamos e hicimos anoche.Solo recordarlo hace que me acalore, y es que si en Grecia había sido genial, entonces anoche fue simplemente increíble. Tomando un respiro profundo me armo de valor e ignoro el sonrojo que siento crecer en mis mejillas, y lentamente me doy la vuelta hasta quedar frente a frente con Alessandro. Sus ojos grises me reciben y Dios bendito, no es justo que una persona se vea tan sexy recién levantado.Yo debo tener el cabello hecho un desastre y seguramente la marca de la almohada pintada.—Me estaba preguntando cuánto tiempo te iba a tomar darme la cara, mocosa.—me dice con una sonrisa asomada en sus labios y su voz ronc
AlessandroNunca pensé que me sentiría tan bien al decirle la verdad a la mocosa. Pero debo admitir que no tener que fingir a su alrededor me encanta, en especial porque puedo ir por ella y tocarla cada vez que quiero.Y es que no mentía cuándo le dije lo que le ofrecía, no tengo ganas ni intenciones de meterme con nadie más. El hecho de que no esté pensando en cuentos de hadas y amor eterno, no significa que no la quiera como mi mujer, porque joder, claro que lo hago, pero bajo mis condiones, esas que ella aceptó.Ahora, mientras vamos en el auto, el ambiente entre los dos es completamente distinto a cualquiera de las otras veces. La mocosa está sentada muy cerca de mi, una de mis manos reposa sobre su rodilla y el hecho de que esté llevando una falda ejecutiva de tubo que resalta su trasero de manera divina, me tiene tan encantado como preocupado.Pues si de algo me di cuenta en la gala es que no quiero que nadie que no sea yo se le acerque a la mocosa. Es mía. Mi esposa.—Alessandro
EmiliaMe estoy ahogando en esta rabia que me consume desde hace cinco años cuándo me encargué de dañar los frenos del auto a ese estúpido imbécil pensando que finalmente tendría lo que me pertenece por derecho.Mi hermano, pienso con desprecio. Siempre fue el favorito, siempre la estrella de la familia. Y para qué, ¿para quedarse con todo? No. Yo me aseguré de que ese accidente acabara con él y con esa idiota de su esposa, la única falla fue que la hija no se muriera también. Aún así, pensé que, con ellos fuera del panorama, finalmente tendría el control absoluto de la empresa y la fortuna.Esa empresa que mi padre decidió dejarle a él sin importarle que yo fuera la mayor, sus argumentos estúpidos de que no estaba lista o que debía aprender a liderar no hicieron más que agrandar mi odio y realmente pensé que el final de eso llegaría.Pero no, aquí estoy, relegada a las sombras, con migajas en lugar del banquete que me prometí a mí misma. Ni siquiera puedo tocar la herencia. El dinero
ValeriaHace solo unos meses el simple hecho de pensar en poder tener un empleo. Poder tener una vida en dónde pudiera tomar decisiones, parecía prácticamente un imposible, sin embargo hoy he pasado todo el día leyendo documentos, archivando bocetos, tomando apuntes y haciendo cualquier otra tarea que Alessandro me pida.Sin embargo, hay algo que me está molestando. Es como si fuera una espinita metida en el dedo que no puedo sacar por más que lo intento, y es el hecho de que, aunque Alessandro me ha estado mostrando los procesos y explicando cada cosa que hace, puedo notar el cambio en él.Este no es el mismo Alessandro que venía conmigo en el auto esta mañana y por supuesto no es el mismo que me llevó a la tina antes de salir de casa y la curiosidad de saber qué ha pasado, si es que tal vez he hecho algo para molestarlo, me está picando por dentro.Por eso, cuándo veo que la carga de trabajo ha disminuido casi por completo me digo a mi misma que es el momento perfecto para preguntarl