Una medía hora después nos encontrábamos llegando al mirador. Acomodé mi abrigo y bufanda y luego bajamos para caminar hacia la orilla del mirador. Me apoyé sobre el frío metal y sentí que mis palmas se quemaron un poco debido al frío así que tuve que alejarme. —Vaya. — Miré los brillantes ojos de Austin mientras observaba aquella hermosa vista. Se alcanzaba a ver las montañas cubiertas por la nieve justo detrás del pueblo, el cual desde esta altura parecía una maqueta de un pueblito navideño salido del Polo Norte. —¿Es increíble no? —Realmente hermoso. — Sonreí aliviada de que le gustara. —Solía venir aquí cuando me sentía enfada y triste. Es mi lugar de calma. Poder imaginar historias divertidas de la gente del pueblo pensar en que cosas que los alegren podrían estar haciendo, todo eso aliviaba mi corazón. — El pelinegro se giró a verme con las cejas levemente alzadas. —¿Es tu lugar de confort? —Sí, creo que puede definirse de esa forma. — Asintió mirando hacia abajo y luego a
No entendía nada. ¿Acaso había hecho algo mal? La expresión de Austin era tenebrosa y sombría. Parecía muy molesto conmigo, pero no sabía por qué.—Señorita Clark, buen día.—Hola señorita Moon. Qué bueno verla. — Sonrió de amablemente, aunque sentí algo de burla en esa expresión, solo esperaba estar imaginando cosas. —Parece que se lleva muy bien con sus compañeros. — Comentó. — Fruncí mi entrecejo confundida. ¿De qué hablaba?—¿Perdón?—El muchacho con el que estaba. — Señaló hacia detrás de mí en dirección al donde estaba yo hace un rato con Alex.—¿Habla de mi abogado? Es mi amigo. — No entendía por qué de pronto esta mujer se metía en algo personal. Era sospechoso.—No sabía que eran tan cercanos. — Miré a Austin quien por fin hablaba.—Bueno, su sobrinito es amigo mío igual que él. Por cierto, señorita Clark, — Di un paso hacia ella —necesito hablar con usted respecto a unas decoraciones. — Comencé a caminar hacia la casa intentando aliviar esa tensión que de pronto había sentid
Mis compañeras de trabajo y otras conocidas hablaban sobre lo difícil que era conocer a los padres de sus parejas. Solían comentar mucho sobre los nervios que estrés que sentían antes de conocerlos y cuando lo hacían a algunos les iba bien y a otros mal, en el sentido que los padres querían una pareja perfecta para sus hijos. Claro que esos ya eran asuntos más personales de cada familia.Hubo un tiempo en que sentí envidia de eso ya que no tenía pareja. Sin embargo, cuando decidí mantener este matrimonio falso con Austin nunca pensé que tendría que enfrentarme a mis suegros. De hecho, cuando nos conocimos fue algo demasiado breve y creí que así sería, al menos hasta ponerle fin a este matrimonio. Sin embargo, ahora que ellos estaban en mi ciudad natal, no podía ignorarlo, por nada del mundo.Al verlos ahí, Zoé sosteniendo el brazo de Derek, sentí algo extraño y no pude salir huyendo de ahí como una rara. Di un paso hacia ellos dispuesta a saludarlos lo más natural posible y entonces u
Yo nunca creí en fantasmas, pero al ver aquella cara blanquecina por un momento creí que si existían. Sin embargo, cuando mis ojos y la sorpresa pasaron a ser parte del segundo plano pude entender que se trataba de Austin. El pelinegro se acercó a mí con expresión se sorpresa.—¿Qué sucede? ¿Por qué gritas? — Le di un golpe en el brazo y luego me cubrí el rostro debido a la vergüenza.—Santo cielo, creí que era un fantasma.—¿Crees en esas cosas? — Parecía divertido, no parecía burlarse de mí.—Callate. — Me giré para continuar mi camino a la oficina, él me siguió hasta que cerró la puerta. Comencé a recoger mis papales para dejarlos separados y así solo avisarle a Ana en que orden tomarlos por si servían mañana ya que no estaría.—¿Dónde estuviste? — Se plantó frente a mí impidiéndome el paso.—¿Por qué preguntas? — Caminé a un lado para recoger el resto de los documentos y evitarlo. Estar tan cerca de él era peligroso.—Bueno, vienes de la calle, tarde y parece que vinieron a dejart
Desperté gracias a la alarma. Austin se quejó a mi lado y yo sonreí divertida porque había notado que él no era muy madrugador. Aun no podía creer que el manejara una empresa por sí solo. Al quitarme la colcha de encima sentí frío. La temperatura comenzaba a descender claramente. Tenía que comprar calentadores paralas habitaciones en uso. Me levanté con cuidado y salí de la habitación. Pretendía preguntarle a Ava y Erick si querían acompañarnos. La verdad el plan había sido muy apresurado y para la hora en la que vine ya estaban dormidos. Así que toqué primero en la habitación de Ava y ella abrió la puerta aun adormilada.—Lamento despertarte temprano, pero iremos con tus tíos y Austin a pasear. ¿Me preguntaba si querías ir? — Todo rastro de sueño desapareció del rostro de la joven y asintió.—Iré a arreglarme. — Cerró la puerta y yo sonreí. Luego fui a tocar la puerta de Erick y pregunté lo mismo. La respuesta fue igual de afirmativa. Luego de eso volví a la habitación y Austin seguí
Erick y Ava llegaron hasta donde estaba. Me sentí sin energía por un momento al haber perdido, a veces no me agradaba ser tan competitiva, solo a veces.—¿Qué sucedió? — Rick me miró con una ceja alzada.—Tu primo ganó una competencia que tuvimos. — Los dos se rieron.—Bueno, creí que sabías, que el también es muy competitivo.—Lo noté, gracias. — Volvieron a reírse.—No pareces contenta, ¿qué apostaron? — Preguntó Ava apoyándose en la barrera también.—Un deseo. Tengo que cumplir su deseo.—No suena mal. — Se encogió de hombros Erick.—¿No suena mal? — Preguntó Ava como si la hubiera insultado. —Erick, es Austin de quién hablamos. Puede aprovecharse de su deseo. — Me miró. —¿Quieres nuestra ayuda?—¿Cómo?—Podemos darle un pequeño escarmiento si se pasa de la raya con su deseo.—Es su primo, les recuerdo.—Es cierto, pero como nuevo miembro de la familia lleva ventaja. — Erick me guiñó un ojo. Me pareció tierno.—Bien, lo dejó en sus manos. — Los dos compartieron miradas, asintieron
—¿Qué vamos a hacer?—Esto es un gran problema—Nos va a asesinar si no encontramos sus malditos listones. — Los chicos estaban alterados, y lo entendía. Yo estaba igual. Estábamos a unos días de la fiesta y la inauguración del festival. No se arruinarían las cosas por un maldito listón.—No tienen servicio postal ni correo. — Miré a Austin. Lo sabía, pero pensé que tenía una leve esperanza. No me quedaba más que viajar.—¿Ana?—¿Sí?—Busca el vuelo que salga en seguida a la ciudad.—Claro.—¿Irás? — Steven se aproximó a mí.—Debo hacerlo. Ustedes terminarán de organizar todo aquí. Yo me encargaré de esto. Volveré lo más pronto posible. — Indiqué mientras caminaba hacia mi habitación para poder empacar mi ropa.—¿Mi celular estará encendido a menos que no haya señal. Si algo ocurre…—Nos podemos hacer cargo. Después de todo somos tu equipo estrella. — Carl me guiñó un ojo. Amaba que fueran un tanto positivos ahora. Era lo que necesitaba.—Bien, gracias chicos. Entré a la habitación y
Me di una ducha, la necesitaba con urgencia. Todo el día había estado agitado y las cosas se complicaban más. Por alguna razón me sentía nerviosa al quedarme junto con Austin en una misma habitación del hotel. Quiero decir, si, dormimos juntos en la cama de Joy Green, pero un hotel era muy distinto. Quería darme un tiro en la cabeza y desaparecer de este mundo. Pero no podía hacerlo. Salí del baño vistiendo la bata azul del hotel, me llegaba a los talones y me cubría muy bien. Al salir, me encontré a Austin con su pantalón de pijama y la bata que dejaba una vista espectacular de su pecho desnudo.Malditas hormonas las mías. Mis mejillas se pusieron muy rojas por lo que tuve que desviar la mirada y enfocarme en el lado que me correspondía de la cama. Sin embargo, antes de hacerlo noté la vista desde la ventana. Era completamente irreal. Se podía ver toda la ciudad, las luces de los autos, de las calles y la luna. Era hermoso.—Es una habitación con suerte.—¿De qué hablas? — Austin se