Cuando llegamos a la discoteca nos dimos cuenta de que había una enorme fila para la entrada. Por suerte llevábamos abrigos o si no tendríamos que soportar el frío en la calle.—No esperaba que hubiera tanto frío. — Habló Gretel mientras se abrazaba a sí misma y el vaho salía de su boca cuando hablaba. Tomé la misma posición que ella y avanzamos mientras la gente charlaba.—Ni yo, pero ahora ya estamos aquí. Debemos de disfrutar ¿no?—Claro que sí. — Avanzamos cuando a lo lejos noté a un chico rubio que reconocía muy bien. Bajaba de un porche negro junto con otro hombre. Era Theo, el hijo del jefe de Gretel. En cuanto nos miró habló con su compañero y se acercó a nosotras.—Chicas.—Hola. — Saludé con una sonrisa mientras Gretel no parecía tan contenta de verlo.—Hola linda, ¿no me saludas?—No saludo a idiotas. — Se dio la vuelta indiferente. Le di una mirada de disculpa y el se encogió de hombros.—¿Quieren pasar con nosotros? — Señaló al castaño que lo acompañaba. —Así no tienen qu
Al llegar al auto, Austin sacó los condones de la guantera y luego cerró la puerta y abrió la de atrás.—¿Qué haces pregunté?—Creí que tendríamos sexo en el auto. — Me reí. Esto era lo que definía nuestra relación. No podía creerlo, sin embargo, lo necesitaba y mucho. Así que simplemente me metí y el se metió detrás de mí. Una vez cerró la puerta me deshice de mis bragas y zapatos mientras él se quitaba su chaqueta. No tardó en besarme de nuevo, de aquella forma tan sensual y juguetona que me volvía loca. Era increíble lo dependiente que me había vuelto al cuerpo de Austin y ahora que sabía lo que sentía por él, era más placentero, pero al mismo tiempo confuso. Sabía que no debía hacerlo porque de esta forma solo complicaría más mis sentimientos por él. Sin embargo, la forma en que me tocaba me besaba, me acariciaba en la que me hacía sentir no tenía comparación.Austin me tomó de la cintura y pronto la puso sobre él. Me deshice de mi chaqueta y Austin bajó con suavidad el tirante de
Me encontraba escogiendo un suéter para la fiesta de Kim. Luego de mi drama con Susane lo primero que hice fue terminar mi trabajo y luego correr en busca de un suéter apto para la fiesta. Tenía tres opciones uno verde con un enorme árbol de navidad al frente en relieve, otro rojo con un reno y otro rojo con un Santa. Ninguno me gustaba, los suéteres feos siempre serán feos.—¿Qué haces? — Austin llegó a la habitación sosteniendo su abrigo a un lado. Claramente recién había llegado. Me hice a un lado y le mostré lo que tenía frente a mí.—Escogiendo un suéter feo para la fiesta de Kim.—¿En serio llevarás uno? — Alzó las cejas mostrando una expresión burlona en su rostro yo asentí con seriedad.—Es tradición. ¿No usarás uno? —¿Quieres que vaya? — Parecía sorprendido.—¿No quieres ir? Creí que era claro que estabas invitado. Bueno, eres mi esposo y eso. — Sonrió.—Claro, sí. — Se sentó en la cama. —Solo que no preparé un suéter. — Le mostré los tres que tenía. —Tengo uno de talla gran
Lo primero que hice al ver a la señora Jones fue ahogar un grito. Obviamente no la esperaba aquí, ni en la ciudad ni en esta casa. Pero ahí estaba ella, frente a mí, luciendo un suéter feo que parecía haber conseguido a última hora. Pronto sentí sus brazos alrededor de mi cuello y yo tuve que devolverle el gesto aun cuando me encontraba sorprendida por su presencia.—¿Cómo llegó aquí? — Pregunté un poco temblorosa.—En GPS cariño. — Explotó en carcajadas y no pude evitar reírme de su mala broma. —Austin nos dio la dirección, pero antes nos comentó que vendría a una fiesta hoy. Solo preguntamos dónde sería.—¿Preguntaron?—Cariño. Ven. — Dirigió su mirada al hombre que traía otro suéter a juego.—¡Sofi! — Derrick Jones era una persona amigable una vez lo conocía bien, aunque su mirada era un poco intimidante. Lo abracé levemente y luego me alejé para verlos.—Bueno esta es una enorme sorpresa. No creí que vendrían hoy.—¡Mamá! ¡Papá! — Austin salió de la casa y parecía igual de sorpren
Una medía hora después nos encontrábamos llegando al mirador. Acomodé mi abrigo y bufanda y luego bajamos para caminar hacia la orilla del mirador. Me apoyé sobre el frío metal y sentí que mis palmas se quemaron un poco debido al frío así que tuve que alejarme. —Vaya. — Miré los brillantes ojos de Austin mientras observaba aquella hermosa vista. Se alcanzaba a ver las montañas cubiertas por la nieve justo detrás del pueblo, el cual desde esta altura parecía una maqueta de un pueblito navideño salido del Polo Norte. —¿Es increíble no? —Realmente hermoso. — Sonreí aliviada de que le gustara. —Solía venir aquí cuando me sentía enfada y triste. Es mi lugar de calma. Poder imaginar historias divertidas de la gente del pueblo pensar en que cosas que los alegren podrían estar haciendo, todo eso aliviaba mi corazón. — El pelinegro se giró a verme con las cejas levemente alzadas. —¿Es tu lugar de confort? —Sí, creo que puede definirse de esa forma. — Asintió mirando hacia abajo y luego a
No entendía nada. ¿Acaso había hecho algo mal? La expresión de Austin era tenebrosa y sombría. Parecía muy molesto conmigo, pero no sabía por qué.—Señorita Clark, buen día.—Hola señorita Moon. Qué bueno verla. — Sonrió de amablemente, aunque sentí algo de burla en esa expresión, solo esperaba estar imaginando cosas. —Parece que se lleva muy bien con sus compañeros. — Comentó. — Fruncí mi entrecejo confundida. ¿De qué hablaba?—¿Perdón?—El muchacho con el que estaba. — Señaló hacia detrás de mí en dirección al donde estaba yo hace un rato con Alex.—¿Habla de mi abogado? Es mi amigo. — No entendía por qué de pronto esta mujer se metía en algo personal. Era sospechoso.—No sabía que eran tan cercanos. — Miré a Austin quien por fin hablaba.—Bueno, su sobrinito es amigo mío igual que él. Por cierto, señorita Clark, — Di un paso hacia ella —necesito hablar con usted respecto a unas decoraciones. — Comencé a caminar hacia la casa intentando aliviar esa tensión que de pronto había sentid
Mis compañeras de trabajo y otras conocidas hablaban sobre lo difícil que era conocer a los padres de sus parejas. Solían comentar mucho sobre los nervios que estrés que sentían antes de conocerlos y cuando lo hacían a algunos les iba bien y a otros mal, en el sentido que los padres querían una pareja perfecta para sus hijos. Claro que esos ya eran asuntos más personales de cada familia.Hubo un tiempo en que sentí envidia de eso ya que no tenía pareja. Sin embargo, cuando decidí mantener este matrimonio falso con Austin nunca pensé que tendría que enfrentarme a mis suegros. De hecho, cuando nos conocimos fue algo demasiado breve y creí que así sería, al menos hasta ponerle fin a este matrimonio. Sin embargo, ahora que ellos estaban en mi ciudad natal, no podía ignorarlo, por nada del mundo.Al verlos ahí, Zoé sosteniendo el brazo de Derek, sentí algo extraño y no pude salir huyendo de ahí como una rara. Di un paso hacia ellos dispuesta a saludarlos lo más natural posible y entonces u
Yo nunca creí en fantasmas, pero al ver aquella cara blanquecina por un momento creí que si existían. Sin embargo, cuando mis ojos y la sorpresa pasaron a ser parte del segundo plano pude entender que se trataba de Austin. El pelinegro se acercó a mí con expresión se sorpresa.—¿Qué sucede? ¿Por qué gritas? — Le di un golpe en el brazo y luego me cubrí el rostro debido a la vergüenza.—Santo cielo, creí que era un fantasma.—¿Crees en esas cosas? — Parecía divertido, no parecía burlarse de mí.—Callate. — Me giré para continuar mi camino a la oficina, él me siguió hasta que cerró la puerta. Comencé a recoger mis papales para dejarlos separados y así solo avisarle a Ana en que orden tomarlos por si servían mañana ya que no estaría.—¿Dónde estuviste? — Se plantó frente a mí impidiéndome el paso.—¿Por qué preguntas? — Caminé a un lado para recoger el resto de los documentos y evitarlo. Estar tan cerca de él era peligroso.—Bueno, vienes de la calle, tarde y parece que vinieron a dejart