Christian
—No lo pienso hacer, Blake. —la besé, la besé con tanto deseo, que me abrumó.
Ella poco a poco terminó el beso, estaba a punto de hacer combustión ahí mismo. Me separé unos cuantos centímetros de su boca, abrí mis ojos y ella estaba abriendo los suyos, nos quedamos mirándonos fijamente.
—Creo que…—puse mi dedo índice con delicadeza contra sus labios.
—Lo sé. —dejé un beso en la punta de su nariz, ella me regaló una sonrisa, bajamos ambos del mini auto que tiene, lo rodeó hasta quedar a mi lado, se acomodó la gabardina y su bolso. Me puse frente a ella para despedirme. —Es hora de ir a dormir. —sus mejillas se sonrojaron, acaricié una con mi pulgar. —Me refiero que hay que ir a descansar…—ella asinti&oa
BlakeEstamos viendo una película, estaba recostada en su pecho, con un brazo descansando sobre su estómago, él tenía su brazo por encima de mí y movía sus dedos de arriba hacia abajo por mi espalda, su respiración me arrulló, cerré mis ojos por un momento, estaba tan tranquila, tan en paz, era nuevo para mí.Sentí como me movió, pero no podía despertar, realmente estaba cómoda, me puso de lado, luego escuché cuando la televisión fue apagada, la cama se movió un poco luego su mano me pasó por mi estómago, hasta formar la posición de “cucharita”, sentí cuando mi corazón se aceleró. El calor regresó cuando sus labios se posaron en la curva de mi cuello, sentí como mi piel se erizó.—Chris…—susurré cuando s
ChristianEstacioné el auto frente a la casa de mis padres, había recibido un texto de mi hermana que pedía que viniese.Bajé del auto y me encontré con mi madre regando sus rosas blancas.—Hijo, ¿Qué haces aquí? —tenía sorpresa en su mirada.—He venido a saludar y de paso a hablar con Keira unos asuntos de la junta de mañana.—Está emocionada por qué trabajará en las empresas, ya era hora, necesito que deje de estar encerrada en la casa.—Bueno, iré a buscarla. —dejé un beso en su frente y seguí mi camino. Entré y subí los escalones para buscarla en su antigua habitación, toqué y escuché su grito del otro lado de la puerta, alcancé el picaporte y entré. No vi a Keira por ningún lado de
BlakeCargo mi segunda caja con mis artículos personales que tenía sobre mi escritorio, ya había bajado la primera caja en la empresa de George. Él había dado la orden de finiquitar mi trabajo, también en Wellington, es una manera de presionarme para entrar a trabajar con Haggard, cierro la cajuela al meter la caja, camino hasta mi asiento y entro, pero me quedo inmóvil, con la mirada perdida en la pared del estacionamiento, mi cabeza no dejaba de darme vueltas, de alguna manera tenía que terminar con esto.Entonces simplemente se viene algo a mi mente, pero tengo que pensarlo detenidamente. Doy un brinco cuando mi móvil vibra en mi bolsillo del pantalón, lo encuentro, veo en la pantalla “Haggard” deduzco que se ha enterado, deslizo el botón verde y contesto.—Hola, grandote. —se escucha ruido del otro lado de la línea.
ChristianEsas últimas palabras suenan demasiado sinceras, no suelo decir ese tipo de cosas, pero con Blake, simplemente surge.—Christian…—susurra.—No digas nada, solo disfrutemos el momento…—el sol desaparece, el frío llega, y nos marchamos, la llevo en mi auto mientras mi equipo tiene el suyo y nos siguen. Ella lleva encima mi americana, mientras conduzco, ella se queda dormida, cae un mechón rojo de un lado, me detengo en un semáforo en rojo, luego la sigo contemplando, es tan…Comienza a removerse.—No…—susurra, arrugo mi ceño—No…no quiero…no me toques…—Blake…—acaricio su mejilla. —Blake, estás soñando—ella abre sus ojos y manotea de una manera brusca mi mano, eso me alerta. —Soy yo…Soy y
BlakeMi corazón se agitó con fiereza mientras los números del elevador se aproximaban a mi departamento. El mensaje de George me tenía nerviosa.—Tranquila, Blake, tranquila, George no puede darse cuenta que toda la información que te ha pedido está alterada, no se puede dar cuenta que todo lo que te ha pedido hacer, es falso desde hace cinco meses…—el elevador llegó a mi piso, las puertas se abrieron y salí, metí la llave y entré, me dirigí a mi habitación, entré al armario y encendí la luz, busqué el último conjunto que había comprado para la oficina, solté un suspiro al recordar que ese conjunto estaba en el departamento de Christian, me mordí el labio y me regañé mentalmente al olvidar eso.—Otra vez dormirás con Haggard—pegué
Christian—Ya están las reservaciones…—anunció Blake con la tableta en manos, se la retiré y le acerqué el plato de cereal y el jugo de naranja.—Puedes hacerlo en la oficina, ahorita, desayuna.Ella miró la tableta y le hago señas de que coma algo antes de irnos a la oficina, se mordió el labio inferior y a regañadientes se concentró en desayunar, puse mi mano en su regazo y di un apretón para llamar su atención, ella me miró y sonrió.—Ya estoy comiendo algo…—dijo.—Bien, me parece perfecto. —regresé la mirada al periódico que había dejado a un lado para quitarle esa tableta, había bajado y ya estaba lista antes que yo, había notado unas pequeñas ojeras, señal de que no había dormido bie
BlakeLa visita de Dominica, me alertó. La mirada con la que me observó, me hizo ver que no era bien vista a sus ojos, era una mujer distante y fría. Aunque la última vez que la vi fue en la cena del hotel, hace meses atrás, fui distinta. Miré las puertas dobles de presidencia, ya tenían un largo rato encerrados, me mordí mi labio, estaba nerviosa, busqué mi móvil y mandé un texto a George, "La esposa de Charles está con Haggard, ¿Qué ha pasado?" doy enviar, los nervios aumentan al silencio de George, quizás y no es nada, me regañé mentalmente ya que estoy así por lo que estoy haciendo, antes de desaparecer, me iba a encargar de que Christian no le afectara lo que George intentaba hacer, rompería su corazón, eso era seguro, pero no dejaría que triunfara George por encima de él. Sonó mi m
Christian—…menos de ti. —me sinceré, dije uno de mis más grandes temores desde que estoy con Blake, estaba enamorado, hasta los huesos, temía que, en cualquier momento, no fuese real. No quería pensar en que ella me traicionara. No podía imaginar que haría si ella lo hiciera. Sin duda, me destrozaría.Sus ojos me miraron de una manera que no conocí en este tiempo, se cristalizaron, arrugué mi ceño, intrigado. Retiró su mano de mi pecho, la levantó hacia a mi mejilla, luego la acarició.—Christian...—susurró mi nombre, pero algo me impulsó para atrapar sus labios, ella correspondió, sus manos acariciaron mis brazos, intensifiqué más y más el beso, escuché un gemido, eso me enloqueció, quería más, pero ella detuvo