Capítulo 32Marina A la mañana siguiente todos nos preparamos para viajar a New York y yo no pude conciliar el sueño en toda la noche debido a todo lo que me ha pasado en tan solo tres días. Me sentía como si estuviera flotando a la deriva sin ningún curso.Ya habíamos llegado a New York y veía como los niños veían todo a través del cristal de la camioneta con mucho entusiasmo. Era increíble ver todos esos cárteles enormes y brillantes por todos lados, la cantidad de gente caminando de un lado a otro con prisa sin importarles el tráfico. Era muy interesante ver a todas esas personas realizar seguramente sus rutinas diarias, mientras hablan en inglés dejando a algunas personas confusas al no entender bien.Mientras el viaje seguía en curso, de vez en cuando veía a mis hijos y estos sonreían cuando les guiñaba un ojo tratando de coquetear con ellos. Así de paso pasaba el tiempo más rápido y también esquivaba la mirada penetrante de Alejandro, la cual sigue sobre mí a pesar de ignorarlo
Capítulo 33MarinaMientras bajaba las escaleras luego de media hora dentro de aquella habitación, comencé a sentirme nerviosa al ver como mi presencia llama la atención de Alejandro y su madre. Los cuales al parecer mantenían una conversación para nada agradable y lo digo por la expresión de molestia en sus rostros.– ¿Perdón interrumpo? – pregunto a la defensiva para ver si no soy la causante de dicho problema.– Hola querida, no interrumpes nada. De hecho iba a ir a buscarte en unos minutos para hablar contigo; hay muchas cosas que me gustaría platicar contigo. – Por mí no hay problema, pero me gustaría saber donde están mis hijos. – Los niños están bien, están durmiendo en la habitación de la derecha a la de ustedes. Sígueme hasta el jardín, ahí estaremos bien.Una vez estuvimos las dos solas en el jardín, lejos de los ojos de Alejandro; ambas nos sentamos alrededor de una hermosa mesa situada ahí y despuésla señora Ivana se quedó con la mirada gacha mirando algún punto fijo en
Capítulo 34 Alejandro La conversación que tuve con mi madre fue exactamente la que me espere y esta no estaba para nada contenta con las decisiones que había tomado. Sobre todo con la de haber obligado a Marina a casarse conmigo y que para colmo ni siquiera le había comprado un anillo. Cosa que obviamente es verdad y por eso decidí aprovechar que ambas estaban en el jardín para salir a hacerlo. Entre muchos anillos y alianzas que vi, ninguno me llamo más la atención que aquel anillo de oro blanco con una lágrima de zafiro azul cielo. Con pequeños diamantes casi invisibles por los lados, es que ese era el anillo perfecto y para mi suerte venía con la pareja de alianzas perfectas para los dos. Cuando llegue a la casa ya era bastante tarde y Marina junto con los niños estaba cenando muy a gusto, tanto que no pude interrumpirlos. En vez de eso, me fui a mi despacho para terminar con algo de trabajo que tenía pendiente. Ya era media noche y me encontraba camino a la habitación, cuand
Capítulo 35Marina No sé que diablos tengo metido en la cabeza. Esta mañana cuando me desperté, luego de haber soñado con una de las veces que estuve con Alejandro mientras este se hacía pasar por Franco. Al entrar en la ducha para tratar de calmar todas las sensaciones que me hizo sentir ese maldito sueño, sin saber por que razón termine tocándome yo misma de una manera desesperada. Era como si el demonio se me hubiese metido en el cuerpo y cada vez que llevaba mi mano hacia mi zona íntima, era como si él estuviese tocándome. Una ola de placer me recorría el cuerpo por completo, cuando de repente sentí la mano de Alejandro justo contra la mía. Fue un asalto a traición porque no esperaba que él se metiera al baño y cuando percibir hacia donde este quería llegar. Aunque trate de detenerlo todos mis esfuerzos fueron inútiles al tener el cuerpo tan sensible. No entendía como unas simples caricias despertaban en mí un fuego que pensé estaba dormido, un fuego que solamente había despert
Capítulo 36Alejandro Estaba bastante relajado luego de lo sucedido esta mañana, pero a su vez estaba algo incómodo por las palabras de Marina. Cuando salí de la casa, de inmediato me vine hacia la empresa a preparar todo lo necesario para recibir a mi esposa. No quería que nada saliera mal y que ella se sintiera incómoda. Las horas seguían pasando y cada cierto tiempo no podía evitar llamar a mi madre para saber en donde estaban. Sin embargo; esta solo decía que tuviera paciencia y que llegarían cuando fuese necesario. En el momento en que recibí el mensaje de mi madre diciendo que ya estaban afuera; de inmediato salí acompañando de dos escoltas para recibirlos. No obstante; en el preciso instante en el que le extendí la mano a Marina, veo a la mujer de mi vida salir del auto completamente cambiada y me es imposible no admirar su gran belleza. Marina es una mujer que lo tiene todo y espero muy pronto poder derivar ese muro que ella ha puesto entre nosotros.Nuestros hijos hablan a
Capítulo 37MarinaYa han pasado casi dos meses desde aquella conversación que tuve con Alejandro en el baño, eso es si a lo que sucedido se puede llamar conversación. Conversación que tuvo como resultados el cumplimiento de sus últimas palabras dichas antes de irse.En todos estos días que ha pasado, Alejandro ni siquiera me ha dirigido la palabra, solamente se dirige a mí para temas de trabajo o algo relacionado con los niños. Solamente mantengo comunicación con la madre de este la cual últimamente ha estado bastante extraña, es como si quisiera decirme algo; pero simplemente no lo hace.Sé que debería de estar sintiéndome feliz y aliviada porque Alejandro ya no está sobre mí insistiendo todo el tiempo con eso de que le dé una segunda oportunidad. Sin embargo; hay algo que me lo impide, algo que simplemente no me deja cumplir con mis propias palabras. Algo que simplemente me supera y por más que trate de odiarlo y de detestarlo como se lo prometí, no puedo conseguirlo. Tras la rued
Capítulo 38MarinaTodo paso en un abrir y cerrar de ojos, para cuando quise darme cuenta. Alejandro se encontraba agarrándose a golpes con aquel que creo es su primo y si mal no recuerdo, en alguna ocasión escuche hablar de él con la señora Ivana.Ya no sabía ni como pedirle a Alejandro que se detuviera, porque como si el demonio se le hubiese metido en el cuerpo. Cuando ese cretino me insulto a mí y los niños, este se abalanzó sobre él de inmediato. Lo que más temía, era que Alejandro saliera lastimado o que cometiera una locura.- Alejandro por dios para de una vez, lo vas a matar. Piensa en los niños - digo desesperada y por suerte el personal de seguridad llegó. Alguien de esta planta los había llamado.- Suéltenme maldita sea, no se atrevan a tocarme. Todavía no acabó con este infeliz - dijo Alejandro hecho una furia y yo me puse frente a él para que no volviera a pagarle.– Alejandro, no vale la pena. Cálmate por favor, te lo suplico.– Apártate Marina y ustedes suélteme. Le ar
Capítulo 39AlejandroNo entiendo por qué Ilgas tuvo que regresar después de tanto tiempo, si desde hace algunos años este se había largado del país y había dejado de hacernos la vida imposible. Para ustedes no debe de ser una sorpresa el saber que a este no le cayó para nada bien el hecho de que tuviera un hijo y de que la herencia de mi padre pasara directamente a mis manos.Por mucho tiempo, Ilgas inconforme con la parte de la herencia que le tocó. Trato de buscar las mil y un formas de impugnar el testamento, alegando que no podía ser válido el que tuviera un hijo de quién sabe que mujer. Algo que obviamente no le resultó para nada bien por lo que indignado tuvo que conformarse con el resultado obtenido y al marcharse pensé que ya la pesadilla había terminado. Que no lo volveríamos a ver en nuestras vidas, pero esa paz y tranquilidad desapareció hace unas horas cuando este decidió volver de entre los muertos.De seguro ya se gastó todo lo que mi padre le dejó y está aquí con el fi