Los días pasaron y las vacaciones de invierno iniciaron. Pese a esto, todavía se veían por el jardín al personal administrativo, empleados, alumnos y personal de investigación que laboraba en la institución, lo que se traducía a que aunque en menor cantidad, Yuri y sus amigas todavía tenían trabajo en Sweet Valerian.
Aunado a eso, los profesores demostraron no tener espíritu festivo y les dejaron una gran cantidad de deberes que Yuri y sus amigas trataron de terminar los primeros días de vacaciones para disfrutar sin problemas de las fiestas.
Finalmente llegó el veinticuatro de diciembre, por lo que Daniel decidió darles a sus empleadas el día libre para que se prepararan para las fiestas.
Por desgracia, no todo fue diversión la mañana del veinticuatro, pues estuvieron todo el día haciendo los deberes que les habían dejado, los cuales por
El tiempo pasó después de la fiesta de navidad y nada más iniciar febrero, Daniel tuvo una idea para Sweet Valerian: no solo lo llenó de adornos referentes a San Valentín, como hacían todos en el jardín, sino que además también confeccionó nuevos uniformes para sus empleadas, básicamente el mismo solo que de un llamativo color rosa.Durante los siguientes días Yuri y sus amigas continuaron atendiendo con normalidad a los clientes del Sweet Valerian, pero Yuri no pudo evitar darse cuenta de una cosa: pese a que sonreía y atendía a los clientes con la misma energía de siempre, Dalia se veía un poco decaída.Yuri estaba tan concentrado en eso mientras llevaba unos platos a la cocina, que no se dio cuenta de que alguien se le acercaba por la espalda.—¡Te vas a caer! —dijo una voz mientras le daban un leve empujón por la esp
Después de la propuesta de Yuri a Dalia, los siguientes días pasaron sin que alguno de los dos involucrados tocara el tema, tal vez estaban evadiendo el tópico o no querían arruinarlo haciendo más planes de los necesarios. Pero no hay plazo que no se cumpla y ya había llegado el catorce de febrero al jardín.Para poder arreglarse sin problemas, Yuri resolvió ir después de clases a casa de Daniel mientras que Dalia iría a al dormitorio.En ese momento Dalia se encontraba frente al espejo del tocador pensando en cómo arreglarse el cabello, quería verse lo mejor posible para salir con Yuri y justo ahí reparó en algo: ¿Por qué se esmeraba tanto por salir con una amiga? Sería una tarde de chicas, ¿de verdad era necesario “ponerse tan bonita”?—¡Hola, hola! —dijo una voz detrás de ella. Dalia se gir&oa
Ya bañado y arreglado, Yuri se dirigía hacia su dormitorio para recoger a Dalia y llevarla a la cita prometida. Aunque desde que había llegado al jardín había tratado de vestirse como chica, para ese día sintió apropiado vestirse como chico, siendo la única prenda femenina que vestía una blusa blanca, lo demás siendo sólo una camisa a cuadros y un pantalón de mezclilla.Avanzaba un poco desganado y con la mirada al suelo, no dejándose de repetir una y otra vez que esa era la peor idea de la vida. No sólo lo decía porque él nunca había tenido una cita y por eso no tenía la más mínima y remota idea de cómo proceder, sino que también estaba lo que su padre le había dicho cuando lo dejó en el jardín.No te enamores…Ante esa idea, Yuri se apuró
Yuri y Dalia salieron del dormitorio, pero se quedaron en la entrada sin moverse ni decir algo, denotando los nervios de ambos, hasta que entrecruzando los dedos y elevándolos a la altura del pecho, Dalia habló:—Y bueno… ¿cuál es el plan?Yuri tensó su espalda, tragó saliva y sintió como sus mejillas se ponían coloradas. Se pasó la mano por la nuca y decidió jugar la carta de la sinceridad.—La verdad es que… no tengo idea —dijo riendo con nerviosismo—, nunca había tenido una cita en mi vida.Dalia rio, pero para alivio de Yuri no en burla.—Bueno, no hay que complicarnos la existencia —dijo Dalia mirando al cielo—. Dijiste que esta sería como una cita, pero al final del día somos solo un par de amigas paseando por el jardín como cualquier otro día, ¿no?Con esas palabras, Yu
—¿Y cómo les va con tanta gente? —preguntó Dalia mientras tanto.—Bastante bien —respondió Rosa—, sus reemplazos hasta eso que están a su altura.Yuri recordó que la razón de que él y Dalia habían conseguido el día libre, se debía a que Daniel había podido conseguir chicas que las cubrieran ese día, aunque nunca supo quienes fueron.—¿Y quienes nos cubrieron? —preguntó Yuri al fin.Rosa rio por lo bajo.—No lo vas a creer cuando lo veas.Yuri levantó la ceja confundido, pero nada más entrar ya al café sus dudas fueron despejadas y tal como Rosa había dicho, no podía creer lo que estaba mirando.A unas mesas de donde ellos se estaban, Kate, Anna y Hannah se encontraban atendiendo unas mesas y además llevaban también uniformes de ma
Dalia se quedó un momento fuera del dormitorio sin saber qué hacer, pero luego de un rato comprendió que tendría que entrar a su habitación tarde o temprano.Subió las escaleras tratando de forma inconsciente de retrasar lo inevitable, pero al final se encontró frente a su puerta. Metió la llave en el picaporte, lo giró, abrió la puerta y encontró la habitación en penumbras, con un bulto envuelto en cobijas en la cama de Yuri.Dalia suspiró, decidió no forzar más la situación así que fue a su cama, se quitó el vestido, se puso el pijama y así como Yuri se envolvió en sus sábanas. Un rato más tarde escuchó que Rosa entró a la habitación, pero al parecer la pelirroja tuvo el tacto para comprender que algo había pasado y también se metió a su cama en silencio.Al dí
El viento que golpeaba el jardín ya se había calmado desde hacía un rato, lo que ayudaba a que Yuri pudiera acostarse bajo un árbol sin muchos problemas, mirando el cielo nublado a través de las ramas, mientras pensaba en todo el desastre que acababa de ocurrir.—¿Cómo fue qué pasó esto? —se preguntó más triste que molesto.Lo había echado a perder en grande. Sabía que Dalia y Rosa se habían encariñado con su yo actual al grado de considerarla su mejor amiga, pero él sabía que ese yo desaparecería en un par de meses. Aunque sería difícil, sería fácil terminar con una amistad… ¡¿pero eso?! Jamás se imaginó que Dalia se encariñaría a ese nivel con su yo falso.Y entonces una nueva pregunta surgió en su cabeza: ¿Y qué sentía &e
Si no se sabía lo que era, cualquiera podría pensar que ese enorme edificio en medio del cerro, rodeado por bosques verdes y hasta con un pequeño lago artificial en la parte trasera era un hotel de cinco estrellas, pero solo estaría bien en lo de “cinco estrellas”.La verdad era que Arcadia, el cual era el nombre de ese lugar, era un hospital mental. Pero no era un hospital mental donde los enfermos pasean como zombis, sometidos al descuido de un personal médico al que no podrían importarles menos y que estaba destinado a convertirse en escenario de historias de terror en cuanto lo abandonaran. No, Arcadia era un hospital mental privado, donde las familias adineradas de México y el mundo solían meter a algunos de sus familiares que eran incómodos para la vida pública y que ellos no querían cuidar.Por eso mismo, Arcadia era básicamente un spa para enfermos mentales,