Narrado por Lorenzo LewisSe suponía que mi matrimonio con Emma no podía empeorar porque ya de por sí, casarnos bajo estas circunstancias no auguraba nada bueno para nuestra salud emocional. Sin embargo, no me esperaba que la condición de Emma fuese así de grave. No sólo hablo de lo que le escuché c
El tal Jesús lo debe tener, he de esperarlo si tiene a Emma en esta condición y Sara le ha agarrado demasiada confianza. Estoy apretando más fuerte de lo que debería mi volante, dejo de hacerlo, me enfoco en la realidad.—No pienses en esas cosas. No te llevarán a ningún lugar bueno — reflexiono.Em
Pasos caóticos del personal médico invaden la habitación de mi padre, también lo hace los gimoteos de Richard llorando a un lado de su cama, al igual que las palabras de consuelo que le da Julián con su brazo en sus hombros. Pero ningún sonido es tan alto como los gritos de Victoria.—¿¡QUÉ ESTÁN HA
Desvió la mirada al lado donde están mis hermanos, uno está peor que el otro. Richard está ahogado en las lágrimas, y Julián está viendo para atrás. Los dos se ven como dos niños indefensos. A la espera de que su padre los llame para acercarse, pero como no lo hace, se quedan a un lado.Esperando un
—¿En ese futuro donde ganará las elecciones? — comento.—Con tu apoyo, y financiación, podré hacerlo.—¿Qué hay si eso no es suficiente? — cuestiono.—Oh créeme que será más que suficiente. Contigo será suficiente, honrando el trato que tenemos…Detecto aquí una manera divertida de contradecirle.—¿
Narrado por Lorenzo LewisEstoy tan perdido apretando a Sara entre mis brazos, con mi rostro en su pecho que no reparo hasta que es muy tarde, cómo he estado metiendo mi nariz literalmente entre sus senos. Tal realización me hace retroceder al darme cuenta de lo inapropiado que es. Aclaro mi gargant
Sara tenía la razón, si ese testamento me ponía por encima de la misma Victoria, no tendría que someterme a nadie más, ni a ella misma. Marcaría un antes y un después en… el poder que Victoria tenía sobre mi vida.Si es así… sus amenazas sobre Sara, yo las podría contrarrestar.—Y… y… ¿Emma? ¿Cómo h
—Tengo un nombre, señora — susurra esta obstinada de mi madre.—No estoy jugando al escondite. Necesitaba un tiempo a solas — digo agotado.—¿A solas? Es notorio — responde Victoria filosa viendo a Sara — Tendrías que estar con tu prometida en este momento. Y tú Sara, no eres bienvenida a esta casa,