¿Qué harían si fuesen Sara? Las quiero leer porque hasta el momento, ni anda enterada que contrató al amor prohibido de la prometida de su mejor amigo jajajaj.
No suelo ser una mujer celosa, porque si algo la experiencia me ha dado es la comprensión de que un engaño depende de quién lo cometa. Ahora, en este contexto actual, mis celos salen de la profundidad de mis entrañas porque tres cosas pueden estar pasando:1. Lorenzo y Emma están comprometido por in
—¿De dónde conoces a Emma? — pregunto.He notado que Jesús responde sin rodeos lo que le pregunto, para él no existen los adornos o por lo menos, no en su personalidad como trabajador. Aun así, esta vez titubea, y noto cómo sus manos tantean inquietas el volante.—De uno de mis trabajos anteriores.
Narrado por Lorenzo LewisAl comprometerme con Emma y guardar la distancia que siempre debí guardar con Sara, no me esperé esto. De todas las probabilidades que calculé, nunca lo que había pasado fue una. Traté de excusar lo que sucedió en ese armario por la oscuridad, por el morbo, por el alcohol.
El mejor tratamiento y atención en casa, ese era el que estaba recibiendo mi padre. Sin embargo, ni el tratamiento millonario, ni la atención excelsa de esta gente, lo salvará. Al final de la vida el dinero sólo podía comprar lo material. No reemplazar un cuerpo destinado a la muerte.Estoy perturba
—Hola Emma, también me agrada volverte a escuchar… — respondo agotado.—Quiero que me lo expliques, ya Lorenzo — exclama molesta.Honestamente, el cerebro no me sirve para adivinanzas en este momento.—¿Quién es ella? ¿Cómo nos estamos burlando de ti?Escucho un sonido de exasperación de su parte.—
Esta mañana no me desperté planeando venir a joderle la paciencia a Loren, tampoco a que nos estemos besando de esta forma. Pero la manera en la que sostiene mi cuerpo al de él, y la manera en la que nuestras lenguas están bailando salvajemente, me tienen al borde del abismo.No sabía que era tan bu
Yo misma me retiro el sostén para estar más a gusto y juego con mis propios pezones. Él se percata de ello, y sube con más besos a ellos. A chuparlos. Es mejor que no pare de usar sus dedos para entrar y salir de mí. Aunque no me ha mirado a la cara desde que estoy desnuda. Quiero que me observe.—M
Siento que me mira mucho.—¿Qué tanto miras? ¿No estás cansado de mirarme desde que somos niños? — pregunto para molestarlo.—Nunca me cansaré de mirarte — responde él.Tengo que sonreír ante lo que me acaba de decir. ¿Cómo podía ser así de tierno?—Pues, ya que desististe de esa estúpida boda, tien