La incredulidad está dominando mis sentidos. Lo que me dice Giana no tiene coherencia, ni puede ser cierto. Hace apenas algunos pocos días el señor Dominic estaba charlando y compartiendo conmigo los grandes prospectos que tenía sobre New Century. No lo percibí deprimido, ni preocupado, sino más bie
—¿Cómo dices? — hablo desconcertada.—El fallecimiento de un compañero de trabajo, es un hecho trágico, pero que no tiene relación contigo. ¿Qué ganarás regresando precipitadamente a la ciudad? ¿Lo enterraran mañana mismo acaso?Mi cuerpo sin pensarlo se separa del de él. Hay algo en su tranquilidad
Luciano no durmió conmigo, aun así, lo veo a la mesa con el resto de los Brown en el almuerzo. Ese almuerzo al que terminé bajando. Están la mayoría: Leandro, Lucía, Liam, Leah, Leonel, Lemuel y obviamente, Luciano.Tomo uno de los asientos al lado de mi comunicativo esposo que me mira de reojo.—¿P
Los dos días pasaron conmigo encerrada en las paredes de la mansión Brown, tratando de acoplarme a una calma falsa y artificial. Hice caso a la orden más que sugerencia de Luciano, y heme aquí finalmente regresando a mi ciudad, al departamento de Giana. A mi amiga que en lo que me abre la puerta, me
Luciano sonríe con tal saña viendo a Andrew, como si estuviese recitando en su mente los motivos para no atacarlo en medio de una iglesia.—No es el momento para tener esta clase de conversación — decide decir.—¿Cuándo lo será? Llegaste a Belmonte Raíces con la boca llena de promesas de expansión i
—¿Segura? Porque a mí no me termina de convencer que, de tantos sitios para hacerlo, lo hiciera en la oficina de su trabajo — argumento.—Oh vamos Marianne. ¿No has escuchado de abogados y doctores? ¿Dónde más se les consigue cuando deciden hacer lo que hacen? Sus oficinas, sus estudios caseros, yo
Es difícil respirar y ver lo que sea que me está pasando. Sé que he caído al suelo por el golpe que me han dado, y para mi pesar sé que también el hombre que me agredió está tratando de llevarme a otro sitio. Lo puedo sentir al este levantar mi cuerpo y montarme en uno de sus hombros.Este da muchos
—Lo mío también lo fue — dice él con tanta… con tanta tranquilidad. La misma que usa para sacarse el celular del bolsillo y llamar — Ven a limpiar, se nos salió de las manos hoy.Me siento enferma, y perturbada con lo que acabo de experimentar. Tan nauseabunda que vacío mi estómago en la tierra hast