La vida después de una amenaza de muerte no puede volver a ser normal. Bajo esta misma paranoia no pude pegar el ojo en la noche, también fui capaz de poner una mesa detrás de mi puerta de entrada y mantener todas mis luces apagadas durante dicha noche. Otro signo de mi paranoia es que pague un tax
—No me digas que es común que una ex lo que sea, te amenace de muerte, te acorrale junto con dos tipos en un baño, y esos dos tipos, hasta se atrevan a aporrear a tu amiga. No fui la única lastimada, a Giana también la lastimaron mientras la sujetaban para que no intercediera. No me vas a manipular
—¿Estás hablando de sentimientos? Porque de esos nunca te he dado garantía, de lo único que te he dado garantía son de hechos. Tú y yo tenemos un trato que ahora no puedes incumplir — exige. Me encojo de hombros para molestarlo más. —¿Qué harás si no lo cumplo? ¿Amenazarme como la señora Kosnikova
Controlo mi respiración y mantengo mi cuello inerte. No tengo que ser obvia con mi sentir interno, no tengo que dejar en evidencia los nervios efervescentes que me están dominando actualmente. ¿Por qué estoy nerviosa? Porque estoy viendo cómo el portón gigante de la famosa mansión Brown se está abri
—No gracias, me mantendré alejada. Será suficiente — aseguro incómoda. El auto se detiene, y un empleado me abre la puerta. Ese mismo empleado se sorprende ligeramente al verme en el auto. Es un hombre mayor que está uniformado. —Joven Luciano, desconocía que traería compañía esta vez… — saluda el
Estoy acostumbrada a no ser moneda de oro para las familias de mis parejas. La familia de Andrew me soportaba por apariencias y negocio, pude concluir tras mi rompimiento con este. Y ahora, los Brown debían ser otra lección que me daría el destino. Ese destino al que no le caigo bien por todas las q
—Hubiese sido más sencilla esa versión. ¿En qué cambia que sea uno o lo otro? —Menos drama con mis tíos. Más compatible y creíble con mis gustos. —¿Podrías explicarme más la parte del drama? ¿Cómo el matrimonio exprés no es lo suficientemente dramático de por sí? —Lucía y Clara venían de abajo, y
—Simplemente pasó. Así es… el amor — menciono rascando mi barbilla. —¡Qué bello es el amor! — exclama ella dando un último movimiento y dando a bajar la palanca, que lo hace sin problema — Lo he destapado. Disculpe los inconvenientes, señorita Marianne. Con permiso. Se despide ella regresando a la