El regreso a la realidad es triste, pero necesario. Había regresado a Belmonte Raíces a volver con la rutina y esta vez con la mano izquierda con dos anillos de quizás mayor valor que mi pequeño departamento, ese que seguía pagando. Ironías de la vida.—¡¿Qué haces aquí Marianne Belmonte?! — exclama Giana que estaba pasando por mi escritorio. Tiene una expresión de sorpresa. Se acerca a mí — ¡Te hacía adornando y dándole tu toque a tu nuevo departamento de lujo!No le presto mucha atención a su argumento, estoy analizando por quinta vez los contratos de venta del New Century. En unas horas concretaríamos la ansiada venta.—Una empresa de mudanzas se está encargando de llevar mis cosas y arreglarlas. No tengo tiempo para mudanzas, ni redecoraciones innecesarias. El departamento está bien así — revelo al pendiente de mi computadora.—Debe estarlo. ¿No le alquilaste una propiedad de cinco estrellas? — se recuesta de mi cubículo.—Así fue.Ella toma la silla a mi lado, se sienta y se me a
Con la llegada de Luciano a la sala de juntas, la incomodidad se apodera de Mateo. Y su incomodidad hace que no termine de revelarme el nombre del accionista, tampoco le termina de contestar a Luciano. En un respiro, Ernesto está de regreso con nosotros argumentando que ya tienen que irse.Con ello, ambos se despiden de mí volviendo a estrechar nuestras manos, y por igual tienen que hacerlo de Luciano. Con Ernesto el apretón de manos es normal, con Mateo no lo es. Veo que se la aprieta mucho, también veo que le dedica una mirada de amenaza que hasta a mí me da miedo. Luciano tenía ojos terroríficos cuando se lo proponía.Al quedarnos los dos a solas, mi esposo no pierde tiempo en hablar.—¿Qué fue eso Marianne? — pregunta mirándome con exigencia.—¿Mi trabajo? — respondo viendo a los lados.—No me parecía trabajo de lo que hablaban. Estaban muy cerca para considerarlo trabajo — comenta.Puede que al querer sacarle información a Mateo me haya inclinado más a él, pero sus acusaciones so
6 meses despuésEl sonar de la alarma de mi celular me hace despertar de mi plácido sueño. Extiendo mi mano para detener el sonido y estiro todo mi cuerpo en esta cama gigante en la que estoy sola. El aroma a café recién hecho me llega desde aquí y me tienta a salir de esta con rapidez. Tomo mi bata de seda y ato un lazo en mi cintura mientras voy saliendo de la habitación.La imagen era la usual de los viernes de limpieza profunda en este departamento de lujo. Visualizo a tres empleadas ocupadas en esta tarea, mientras que a un par más en la cocina preparando el desayuno.—Buenos días a todas. ¿Cómo están? — las saludo.—Buenos días señora Marianne — me contestan al unísono.—Sonando como un coro puedo decir… — bromeo a lo que la mayoría ríe.Teresa que es una de las chicas que trabaja en la cocina, me sirve una taza de café bien cargado al ocupar un asiento en la mesa del comedor. Me informa que me han preparado waffles y me los traen. Degusto de mi desayuno en la tranquilidad del q
Narrado por Luciano BrownLa rutina me aburre, estar en el mismo sitio me aburre y estar con la misma mujer por más de un mes, es una sentencia de muerte por aburrimiento. Entonces, ¿por qué estoy ansioso de llegar a mi departamento a ver a Marianne?Ni yo mismo me explico lo que ha pasado estos seis meses de matrimonio. Lo único que sé es que estoy bastante obsesionado con ella. Tan obsesionado como para venir directo de un vuelo de 10 horas a verla. En lo que abro la puerta y soy recibido por una de las empleadas, le pasó mis maletas a duras penas, mi atención está destinada en su totalidad a Marianne.A ella que está en la cocina salteando vegetales con suma concentración. Marianne había hecho un curso de comida china en mi ausencia, y debía estar aplicando sus conocimientos. Lo sabía y recordaba porque nos llamábamos casi todos los días, aunque sea unos cinco de minutos.Lo cual me resulta un hecho vergonzoso y una consecuencia de mi obsesión hacia ella. Era difícil no estarlo cua
Narrado por Luciano BrownTomo aire con profundidad, concentro mi atención en el rostro de Julia en lugar de sus piernas abiertas y me siento en el sillón frente a esta. Ella no me quita los ojos de encima, su boca muestra una leve sonrisa sensual.—¿Unirme a qué? ¿A otra de tus provocaciones como tu auto invitación a mi boda? Me subestimas demasiado. Eso es doloroso — menciono.—Oh créeme que nunca llegaré a subestimarte. Eres el favorito de los altos mandos. El consentido que lo arriesgó todo y a todos por su ego.Uso uno de mis dedos para limpiar mi oído.—¿Todavía sigues resentida? ¿No me digas que eres una de las que hace apuestas sobre el fracaso de mi matrimonio? Te visualizo a la perfección apostando por mi desdicha matrimonial.—He sido atrapada — alza las manos al aire en una burla a mí — Aposté 20 dólares a que durarán un año de casados.Julia agarra la caja de cigarrillos que tenía al lado, y enciende uno de ellos. Veo las líneas que adornan su brazo con ese tatuaje que se
Narrado por Luciano BrownViví una vida muy precoz. Una en la que conocí el dolor físico y mental desde muy joven. El físico gracias a Liam, un miserable borracho que ahora quiere dárselas del reconvertido. Pero a mí no se me olvidan los primeros vestigios de dolor provocados por mi padre. Nunca se me olvidarán. Han podido romper mis huesos y lacerar mi carne en la actualidad, sin embargo, esos golpes de Liam dolieron más.El mental por la mujer que debió protegerme y me abandonó con un bueno para nada. ¿Cómo no odiarle? ¿Cómo no desearle lo peor? El resentimiento hacia mis padres, el dinero de sobra y mi apellido me llevaron por un camino de incertidumbre y peligro, para retarme a mí mismo, para no aburrirme, para darle valor a mi vida.Antes de cumplir los 18 ya había hecho lo que otros hombres habían hecho hasta sus 30. Viajes a cualquier parte, fiestas salvajes, sexo duro, drogas, problemas con la justicia de los que mi vieja Leonor me sacó. De todo. Era egoísta, era un mimado, y
Sabía que Luciano era una obra de arte, que casarme con él era un riesgo, pero desde que se escapó esa noche de nuestra cama la duda se ha sembrado en mi corazón. No es sólo el hecho de que se haya ido del departamento como dos horas por lo que pude calcular, sino que haya mentido con que fue al baño.En un inicio traté de ignorarlo, y lo hubiese hecho justificándolo de cualquier modo. Sin embargo, a ese escape se le unió una actitud de lo más rara. Eso fue un viernes, y el fin de semana le dio por ser servicial, atento y pasársela pegado a mi espalda. Acoto que no es que Luciano sea un patán en la convivencia hogareña, aun así, esa melosidad está fuera de su estándar.Y el hecho más raro del fin de semana, no había tenido sexo conmigo. Ni lo inició, ni yo traté de iniciarlo. Después de preguntarme si le amaba y ambos darnos respuestas ambiguas, me hubiese esperado otra cosa.En fin, no tengo que comerme la cabeza en eso durante mi horario laboral de este lunes. Debía enfocarme más bi
La ausencia esa noche, la falta de sexo, el collar y ahora el ofrecimiento de un capital cuantioso para abrir mi propia empresa, me lo dejan en claro. Muy en claro. A Luciano no lo abdujeron o clonaron el viernes, ya sé lo que hizo.—¿Con quién te acostaste Luciano Brown? — le acuso con una voz de ultra tumba.Él se sorprende con mi pregunta, aunque no puede disimular el nerviosismo que le he ocasionado.—Con nadie… No sé por qué me culpas de algo así…—¿Dices que con nadie? — comento en una sonrisa.La sonrisa es perfecta para lanzarle al pecho la caja con su collar. Él tiene buenos reflejos y la agarra en el aire antes de que le impacté. Elogiaría sus reflejos, pero la ira me gobierna.—¿No podías tirar un objeto de menos valor? No es por presumir, pero ten cuidado con las joyas que te daré a continuación. No me gusta dar baratijas.—Eres un estúpido y yo no me quedo atrás. También soy una estúpida por creer que respetarías nuestro acuerdo — me levanto y dirijo hacia la puerta.Es q