Bueenooooo que ya se van solucionando las cosas!!! Por otro lado, como ya la historia de Aurora y Ben está llegando a su fin, he comenzado a subir mi nueva novela: Una forense para el rey alfa. La encuentran en mi perfil. Espero que puedan darle la oportunidad. Besoooos y mil gracias por el apoyo.
Una semana había pasado ya y Aurora sentía que estaba viviendo en medio de un cuento de hadas, pues aunque la situación en el parque seguía siendo complicada, su vida amorosa iba mejor que nunca.Benjamin estaba con ella la mayor parte del tiempo y aunque seguía siendo frío y distante con el resto del mundo, a ella la trataba como si fuera la luz de sus ojos y eso era algo que la tenía totalmente anonadada.Al principio temía que las actitudes fueran únicamente debido al sentimiento de culpa por la discusión que tuvieron, pero ese pensamiento desapareció cuando pasaban los días y él seguía siendo igual de atento y detallista con ella. Y mejor ni hablar de todo lo que hacían en la oscuridad de la noche, pues como era de esperarse había regresado a vivir con él.Sin embargo, en ese preciso momento se encontraba sola en la enorme mansión, pues Ben había salido a reunirse con un detective privado y, según sus palabras, los informantes que tenía en la policía, para saber de qué manera pro
Benjamin estaba a punto de arrancarse todos los cabellos de solo pensar que la habladora estaba almorzando con el imbécil aparecido de Mike. Si le había dicho que fuera había sido únicamente para no quedar como un loco controlador antes ella, en especial teniendo en cuenta que la última vez terminaron discutiendo por el tema. Sin embargo, haber aceptado no significaba que iba a quedarse con los brazos cruzados sin hacer nada, pues su intuición le decía que el tipo tenía algo raro, por lo que de inmediato se había encargado de llamar a su hombre de seguridad y le había pedido que no despegara los ojos de su mujer y lo mantuviera al tanto si llegaba a pasar cualquier cosa. Sobra decir que eso fue hace ya una hora y no había recibido ningún reporte de que hubiese pasado nada fuera de lo normal. Lo que quería decir que probablemente él podía estar exagerando. Dejando salir un suspiro, negó con la cabeza y dio media vuelta para regresar a la oficina del detective que estaba llevando su c
Benjamin estaba a punto de matar a alguien. Si no le daban razón sobre el estado de Aurora en dos minutos iba a encargarse de traer el maldito hospital abajo.—Señor le estoy diciendo que el médico encargado ya viene para acá y le dará información. Por favor, solo debe calmarse,— le dijo la enfermera, viéndolo asustada, pues en esos momentos estaba totalmente fuera de sí.Estaba a punto de decirle algo a la mujer de lo que probablemente iba a arrepentirse, cuándo vio detrás de ella., al idiota de Mike entrando a la sala de espera con un café en la mano.De inmediato la rabia se disparó en su interior como si de fuegos artificiales se tratara y haciendo a un lado a la mujer, se fue de frente contra el pelinegro.—¡Tú! ¿¡Qué demonios fue lo que le hiciste a mi mujer, infeliz!?Benjamin tomó al hombre del cuello de la camisa y lo estampó contra la pared de la sala, consiguiendo que el café que este traía en las manos se le cayera y que la enfermera detrás de él dejara salir un jadeo sorp
La desesperación que estaba sintiendo Benjamin en esos momentos era algo que no había sentido jamás. El dolor sordo en su pecho se sentía como si estuviera a punto de darle un maldito infarto, pero nada de eso se comparaba con la mirada llena de tristeza y odio que la habladora le estaba dando.Fue entonces que entendió que ella no iba a perdonarlo, no aquello y fue como si en ese preciso instante la vida misma se le viniera encima. Retrocedió trastabillando un paso intentando por todos los medios llevar aire a sus pulmones pero parecía que era una tarea imposible y por un breve segundo, mientras inspiraba con fuerza, creyó ver una rafaga de preocupación atravesar los ojos de Aurora, pero en el segundo siguiente ya no estaban.Entonces el dolor se volvió rabia y la rabia se volvió frustración. Pues una parte de él creía que ella iba a creerle, que no le daría la espalda, pero al parecer se había equivocado.—Si quieres que me vaya, entonces eso haré— le dijo mientras que, con esfuerz
—¿¡Es que acaso te has vuelto loca!?— el grito ofuscado de Emily llenó toda la habitación del hospital mientras caminaba de un lado a otro.—No, estoy consciente de que es una decisión apresurada, pero…—¡¿Apresurada?! Por Dios, Aurora, ¡es una completa locura! No puedes simplemente largarte con un tipo que apenas y conoces llevando en el vientre el hijo de Ben. Él debe saberlo.Las palabras de Emily consiguen tocar una fibra sensible dentro de Aurora, pues siente que su amiga la está juzgando. Cómo si la mala del paseo fuera ella y no él. Por Dios si ha sido él quién se ha ido a meter con su ex sin respetarla ni importarle sus sentimientos.Ella sabía que debía hablarle sobre el embarazo, que incluso podría tener problemas legales si no lo hacía, pero en esos momentos no se sentía lista para afrontarlo. Por Dios, es que ni ella misma había terminado de asimilar la noticia, ¿Cómo esperaba Emily que le contara a él?—Tal vez, pero debe saberlo ahora y lo lamento mucho Ems, pero ahora m
Benjamin nunca había manejado tan rápido en toda su vida. Había volado al menos tres semáforos en rojo, pero en esos momentos le importaba una mierda. Lo único en lo que podía pensar era en Aurora. Al llegar al hospital se encontró con Max caminando de un lado a otro en el parqueadero mientras hablaba con alguien por celular. La verdad no sabía cómo demonios había hecho su amigo para enterarse de los movimientos de la habladora, pero tampoco iba a cuestionarlo.Parqueó el auto como pudo y al segundo siguiente ya estaba corriendo directo a donde su amigo se encontraba con el rostro hecha una máscara de frustración.—¡Joder, dame algo!— gritaba Max en el momento en que él llegó y pudo sentir como los latidos se le aceleraban dentro del pecho.En especial cuando su amigo le dio una mirada de reojo y apretó los labios, en ese instante supo que sea lo que sea que estuviese pasando no le iba a gustar.—¿Qué está pasando Max?Su amigo le dio una mirada, antes de decirle a quien sea con quie
Tres días habían pasado, dos días desde que Aurora había aceptado irse con Mike a una cabaña a las afueras de la ciudad sin decirle a nadie más que a Emily dónde estaba.Ella sabía que había tomado decisiones apresuradas, que irse con Mike no había sido más que una excusa para poner toda la distancia posible entre ella y Benjamin Reed, pero también era muy consciente de que si no se alejaba iba a terminar volviendose loca, pues estaba dividida entre creer todo lo que Benjamin le dijera y así no sería objetiva, ella necesitaba alejarse, pensar con cabeza fría en todo lo que estaba pasando.Él le dijo que no recordaba lo que había hecho esa noche, eso no significaba que no lo hubiese hecho, sin embargo, una parte de ella quería creer que él no la había engañado, que no lo haría.Y tal vez era esa misma parte la que hizo que tomara su celular, sentada en el alféizar de la pequeña cabaña y se decidiera a finalmente contestar uno de los más de 100 mensajes que Benjamin le había dejado en
Finalmente las cosas estaban saliendo medianamente bien y podía decir que estaba viendo la m*****a luz al final del túnel. El estudio del hacker estaba lleno de tensión. Las imágenes proyectadas en la pantalla contaban una historia de traición y manipulación, esa misma que lo ayudaría a pasar de victimario a víctima, que era justo lo que Max le había recomendado. Benjamin apretó los dientes, observando cada detalle como si fueran las piezas finales de un rompecabezas que finalmente se unían y su mayor coraje era con el hijo de puta de John, pues la habladora había confiado en él. Ese malnacido no sólo lo había engañado a él, sino que también había jugado con la amabilidad y el buen corazón de Aurora, y eso era algo que no pensaba dejarle pasar. Iba a destruirlos, iba a encargarse de hacer de sus vidas un maldito infierno. —Esto... esto es suficiente para exponerlos —murmuró Max, con un brillo de triunfo en los ojos, sacándolo de sus pensamientos, En esos momentos lo único que pud