Holaaaa holaaa!!! Bueno buenooooo, que tenemos a nuestro Ogro celosoooo!!! Qué creen que ocurra ahora que llegó Megan??? Besoooos y gracias por leer!
Benjamin se estaba muriendo por acercarse a donde Aurora se encontraba y arrancarla lejos del idiota aparecido, pero enfrente suyo, Megan parecía que tenía otros planes, pues con esa sonrisa traviesa y mirada controladora le dijo: —Nunca pensé que te harías cargo de ese montón de chatarra, tu odias los parques, siempre me lo dijiste. Megan era tal vez, aparte de Max, la persona que más sabía de su pasado y las razones por la que guardaba tanto rencor a los malditos parques y de paso no soportaba a los niños. Ellos habían pasado su adolescencia juntos, pues el padre de la rubia era el dueño de uno de los parques competencia en Nueva York. —Las cosas han cambiado— le dijo, apartando sutilmente el cuerpo de Megan de él. Debía admitir que la mujer estaba igual de despampanante que siempre y el hecho que fuera igual de seria y meticulosa que él lo había hecho pensar en el pasado que sería la indicada, sin embargo ella terminó yéndose de la ciudad y todo se acabó. —Bueno, espero que no
Paralizado, así había quedado Benjamín al escuchar la pregunta de Aurora, él no se esperaba ni en un millón de años que le dijera algo como eso y fue ahí cuando se dio cuenta que sea lo que sea que le estuviera pasando con la habladora se le estaba saliendo de las manos. Sabía que lo correcto era alejarse, pero había algo en ella que impedía que lo hiciera. Un magnetismo guiado por su sonrisa y su maldito optimismo, tan distinto a él y su vida oscura y llena de amargura, que lo tenía como un perro detrás de un hueso. Mientras veía esos ojos expectantes a una respuesta, abrió y cerró su boca tratando de buscar las palabras indicadas para responder pero nada salía de él, era como si el maldito abecedario completo se hubiese borrado de su cabeza dejándolo totalmente en blanco. Ella no demoró en interpretar su silencio de la manera en que él menos quería y pudo ver como una capa de dolor apareció brevemente en su mirada antes de intentar disimularlo. —Vaya, supongo que si fue solo un j
Aurora nunca se había subido al auto de un desconocido. Con el rabillo del ojo miraba al pelinegro manejando a su lado. Debía admitir que el hombre era un sueño: Apuesto, amable, atento y caballeroso. Muy distinto al ogro de su jefe. Nada más tener el pensamiento se odió y se regañó internamente por estar comparando a Mike con Ben o peor aún, por estar pensando en el CEO en primer lugar. —¿Puedo hacerte una pregunta imprudente? La voz del pelinegro consiguió que abriera sus ojos nuevamente y al mirar hacía un lado se encontró con los lindos ojos mieles fijos en ella. —Claro, dime.— su voz dejaba ver a kilómetros lo nerviosa y disgustada que se encontraba. Mike la miró con duda y un brillo de interés que la hizo sonrojar, tal vez el que las cosas hayan salido tan mal con el ogro no sería del todo algo malo. —Benjamin Reed— le dijo y ella sintió cómo de inmediato su cuerpo se tensó ante la simple mención—¿Pasa algo entre ustedes? La pregunta lo único que había conseguido era term
El resto de la jornada se le había ido volando, mientras investigaba y pensaba en las mejores estrategias de marketing para implementar en el parque que ni siquiera se dio cuenta que se había hecho de noche hasta que sintió que abrieron la puerta de la salita de empleados a donde había ido a trabajar cuando vio al CEO salir. Sin embargo, para su absoluta sorpresa era el rubio quien acababa de entrar a la salita, se veía más cansado y malgeniado que de costumbre y para su mala suerte ese gesto solo empeoró cuando la vio. —¿Qué se supone que estás haciendo aquí? — le dijo y ella veía cómo el ceño del rubio solo se iba frunciendo cada vez más—¿Acaso no has visto la hora? Nada más escuchar aquello dio una ojeada a su celular en la mesa y por poco le da un yeyo al darse cuenta que ya eran casi las 10 de la noche y que tenía 4 llamadas perdidas de Emily. Llevó los ojos hacia el CEO y le regaló una sonrisa apenada mientras se ponía en pie. —Lo lamento jefe, es que el tiempo se me fue vol
La habladora parecía un corderito asustado mientras lo miraba con sus lindos ojos aguamarina muy abiertos, al tiempo que él la llevaba hacía donde se encontraba su camioneta, la que había llevado ese día, pues no quería tener choferes. La castaña terminó recostada al auto mientras que él se paraba enfrente de ella evitando que pudiera escaparse. —Estoy esperando que empieces a hablar, habladora. Normalmente se te da de maravilla. Aurora quería que se abriera un hueco en medio de la tierra para poder lanzarse en él y escapar de la conversación que estaba a punto de tener, pues lo que menos quería era tener que contarle a su jefe, ese mismo con el que se había besado, el enorme problema en el que estaba metida. Sin embargo, podía mirar en los ojos azules y profundos del rubio, que este no estaba dispuesto a dejarla ir sin una explicación, por lo que no tuvo más remedio que, retorciendo sus manos debido al nervio, empezar a hablar. —No hay nada que explicar, Jorge es un conocido y ve
Finalmente el beso fue llegando a su final, pero no por eso Benjamin la liberó, no, en absoluto. Las manos grandes y fuertes del rubio seguían sosteniendo su cintura mientras que sus labios lentamente se separaban. Podía sentir como tenía el corazón completamente acelerado y sus labios se sentían hinchados y llenos de cosquillas debido a la fuerza del beso. Ese era el mejor beso que le habían dado en su vida. Sin embargo, parecía que a ella ni siquiera una situación como aquella la hacía callarse, por lo que al abrir la boca no consiguió conectar su cerebro a sus labios antes de decir: —Volviste a besarme… Me besaste y Dios eso fue….—Antes de decir algo que terminara de condenarla para siempre, consiguió frenar sus palabras. Pero era demasiado tarde pues los ojos azules de Benjamin la estaban viendo en esos momentos con mucha atención, como si se estuviera muriendo por saber qué era lo que iba a decir y el hecho de que seguía sin liberarla no ayudaba para nada a sus nervios. —¿Qué
Durante todo el camino hasta su casa, Benjamin no pudo sacar de su mente las palabras de Aurora. Dios, es que una parte de él quería zarandearla por haber sido tan ingenua y haberle pedido dinero prestado a un tipo como ese, pues la sola pinta debió haberle advertido en lo que se estaba metiendo. Sin embargo, también sabía que si lo había hecho era porque realmente lo necesitaba y es que de solo recordar la casucha en que vivía anteriormente era suficiente para saber que el dinero le escaseaba bastante, algo que a pesar de todas sus desgracias a él nunca le había pasado. Otra cosa que lo tenía completamente alterado era el hecho de que ella le aseguró que no fue ese idiota quién la golpeó, lo que le dejaba la cabeza hecha un completo lío tratando de adivinar quien pudo haber sido. Cuando finalmente llegó hasta su apartamento ya tenía la cabeza a punto de estallar y lo único que quería era descansar para así poder sacarse a la m*****a habladora por un instante de su mente. Sin embar
Aurora no se había podido contener. La emoción, los nervios y la expectativa de lo que vendría después de ese día entre ella y el rubio había hecho que nada más llegar a la casa se lanzara sobre Emily para contarle todo lo ocurrido en las últimas horas, por lo que en esos momentos se encontraban tomando vino del barato mientras hacían sus propias conclusiones. —JODER, ¡LE GUSTAS! LE GUSTAS AL OGRO!. Emily estaba prácticamente eufórica mientras saltaba de un lado a otro del apartamento. Ella podía sentir como sus mejillas se sonrojaban de solo pensar que eso que su amiga estaba diciendo fuera cierto —Eso no lo sabemos, Ems, puede ser solo atracción. —Pffff, por favor, Rory, —la interrumpió su amiga dejando salir un resoplido, mientras la veía con evidente diversión—tienes que ser muy ingenua para pensar que no le gustas a ese hombre, si cada vez que el ogro te ve, parece que quisiera comerte. —O matarme— agregó ella cada vez más agitada y sonrosada. La idea de que un hombre co