Capítulo 117

Naiara dormía con tranquilidad, la maritu mantenía cerradas las ventanas que le bloqueaban la luz del sol, creando una penumbra que invitaba al sueño. Notó la frescura de la mañana rozándole las mejillas, los hombros, a piel de la espalda que se mantenía expuesta y entonces llegaron a su mente los recuerdos, las caricias compartidas, las palabras de amor, los susurros enfebrecidos, los besos que ardían en la piel. Abrió los ojos y se incorporó, cubriendo su desnudes con algo de pudor y comenzó a mirar a su alrededor. Todo estaba en su sitio, pero estaba sola.

Absolutamente sola.

Se quedó un momento confuso, sabía que no había tenido un sueño, que él la había amado y ella había dejado su alma al resguardo de Aysel. Hundió el rostro en la almohada, no iba a llorar, no quería llorar, deseaba conservar la sensación de sinceridad que habían vivido, pero las lágrimas le quemaban en los ojos y el pecho comenzaba a contraérsele. Estuvo a punto de emitir un sollozo.

- ¿Naiara?...

Naia
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