-A quién le importa…- respondió sin aclarar ciertamente a que se refería. Yuel se quedó un instante observándolo antes de hablar.
-Ve a cambiarte esas ropas y olvida por esta noche tus limites… muéstrale tu alma… - fueron las palabras que ella emitió, con un tono de voz tan suave y sabio, que Aysel se sintió calido por dentro ante la sola esperanza de ser más para Naiara de lo que creía – ve… ve…
Se giró y observó la choza que debía de ser la propia también, ya que según lo que los aldeanos creían, él y Naiara eran compañeros, amantes…
-Pero ella debe estar ahí…- dijo él dirigiéndose a Yuel.
-No… ella no esta ahí…- Aysel no pudo notar el tono que usó Yuel, pero ella sab&iacu
Verla de pie ahí en medio de todo el resto de la aldea, lo dejó casi sin aliento, el vestido era hermoso, pero ciertamente ella con la luz que parecía irradiar con solo estar presente, lo hacía aún más, no recordaba alguna ocasión en la que su corazón latiera con tanta fuerza, ¿o quizás sí?... la imagen de Naiara de pronto se hizo nítida ante sus ojos, y el corazón le dio un salto en el pecho, cuando se vio a sí mismo frente a ella, como si o se hubieran visto desde hacía mucho, y él llevaba una espada en la mano…tragó con dificultad, intentando pasar la sensación de incredulidad…¿realmente se conocerían de otra vida?... sería tan fácil explicar de ese modo el apego que sentía por ella, y ahora verla ahí tan hermosa era más de lo que podía pedir… no esta noche no dejar&
No tenía modo de explicar lo que su corazón sentía, pero había una expectativa de complemento en lo que se estaban aventurando a hacer, de alguna manera Naiara podía percibir que era correcto, que las emociones que chocaban en su interior creando una batalla, estaban muy por debajo de lo que realmente la motivaba. Lo observaba avanzar por entre los aldeanos, que sumergidos en sus festejos, los omitieron del todo, y no podía dejar de admirarlo, un ser tan rebelde, tan arrogante, violento incluso en sus maneras, y sin embargo tan excitante y suyo que le cortaba el aliento con solo pensarlo, y apretó el agarre de su mano, e Aysel la miró sin dejar de caminar. -¿Estas asustada?…- le preguntó con aquella voz profunda que poseía, y sin embargo envuelta en una ternura que le derritió el alma. -No…- dijo intentando una sonrisa, y él volvió a mirar en dirección a la choza, que estaban a punto de alcanzar, sintió como aferraba más su mano, y comprendió que él estaba tan inquieto como ella, ha
Naiara se quedó en completo silencio, luego de las palabras que Aysel le había dicho, sentía que se iba a ahogar de dolor, las emociones volvían a agolparse en su interior, la sensación de la calidez del cuerpo que la cubría, o era suficiente para restablecer el calor en su alma, sentía que una espesa capa de hielo lo comenzaba a cubrir, quitándole las esperanzas. Podía ver las hebras de cabello platinado rodearla y mezclarse con las azabaches del suyo, y de pronto una mano con visibles garras que parecían capaces de desgarrar con el solo roce, se posó sobre la de ella, hizo un ademán de retirarla por la impresión de ver la amenazadora garra, pero Aysel la cerró sobre sus pálidos dedos.-No temas valetiu… cambiaré mi forma, debes conocerme, ver como soy el realidad, porque tú, eres mi alma, sin importar nada, tú eres mi alma&hellip
Lo sintió moverse y liberarse de la última prenda de vestir, luego los muslos fuertes se posarán entre sus piernas rozándolas con el vello perversamente sensual, sintiéndose víctima de una sensualidad explosiva, se abrió para él, dejando que la parte de su cuerpo que antes inspeccionara con sus manos y sus ojos, la poseyera.-Eres tan cálida… oh amor…- murmuró contra sus labios en el momento en que comenzaba a introducirse en ella, que parecía mucho más receptiva a aceptarlo.Los ojos castaños de Naiara permanecían fijos en las facciones del rostro del mestizo, quería grabarlo en su memoria, que nada de lo que ahora estaban compartiendo se lo olvidara jamás, porque sabía que no existiría para ella nadie que reemplazara el sentimiento de amor que había renacido en cuestión de días y q
Las horas que precedieron a la mañana, se hicieron tan extensas, que Naiara sintió como si hubiera pasado días bajo la penumbra de aquella choza, se mantuvo tendida sobre el lecho de almohadones completamente desnuda, intentando no borrar de su piel el rastro del cuerpo de Aysel junto al suyo… las lágrimas brotaron con total libertad, cuando comprendió que él no regresaría, las primeras luces del amanecer se filtraban por una diminuta ventana en lo alto de la pared. Se sentó tomando entre sus manos el atuendo que vistiera la noche anterior y que le fuera retirado con tanta delicadeza, un sollozo se le escapó, pero ella sabía bien, cuando dejo que esto sucediera, que debía terminar de este modo.Se puso de pie, sintiendo el cuerpo dolorido y se sonrió con melancolía, todas aquellas pequeñas punzadas, eran la muestra fiel de lo que había experimentado ju
Yuel se puso de pie, y observó a su alrededor, como si estuviera contemplando el bosque, buscando algo en medio de la naturaleza que estaba vetado para los ojos de Naiara.-Este bosque es silencioso, no te habla como lo hace el bosque de Aysel – dijo sin más con ambas manos unidas en la espalda, como si con aquello pudiera aliviar en algo los malestares de su edad.-¿El bosque de Aysel?...- preguntó Naiara demasiado sorprendida por lo que acababa de decir Yuel.-Sí… un lugar a varios días de aquí a paso de un humano…un sitio en el que el bien y el mal se entremezclan, un sitio que ha sido tanto sagrado como infernal…- respondió Yuel observando las tierras que se extendían al norte de ellas, como si pudiera vislumbrar los árboles del bosque del que hablaba.-Su esencia…- susurró Naiara, compr
Él sonido de los cascos de Tristán, era todo lo que resonaba en los oídos de Naiara, que galopaba a toda velocidad por entre los árboles, Beatrice la seguía muy de cerca sobre su enorme lobo, ella sabía perfectamente que aquella hermosa gata llamada Saila, era la compañera de su amiga desde hacía mucho.Llevaban alrededor de tres horas de viaje, y Naiara no había bajado el ritmo de su carrera, pegada al cuerpo de Tristán, como si fuera parte de él, anclada con ambas manos a la crin del caballo, ignorando las riendas que se ajustaban a la silla parecía una verdadera amazona, Beatrice temía por su amiga, la velocidad que llevaba era impresionante y debía de reconocer que el animal que guiaba era poderoso, también podía ver desde lo alto el cabello azabache que ondeaba en el viento, pero no alcanzaba a vislumbrar las mejillas humedecidas por las lá
Naiara le había pedido un momento a solas a Rasme antes de que la audiencia con los sabios, se sentía inquieta, sabía perfectamente que podía ser descubierta… y lo más lamentable, era que de algún modo lo deseaba, que supieran que ya no era la adecuada y que la desterraran del templo… por un momento aquel pensamiento tomó un matiz de ilusión en su corazón, iría con Aysel, lo encontraría, y entonces le hablaría de su amor… un par de toques suaves en la puerta, la alertaron.-Naiara… los sabios te esperan…- insistió Rasme, desde el otro lado de la puerta. Naiara se quedó mirando la madera delicadamente tallada – Naiara…- volvió a nombrar la mujer.-Enseguida Rasme…Se observó por última vez en el enorme espejo que había en la pared, vio a una mu