¿Para humillarla? ¿Para que se diera cuenta que si él no hubiera comprado todas esas fotografías ella no hubiera vendido nada? ¡Cuánto no debía haber disfrutado con ello! ¡Cuanto se debía haber reído de ella! Quería gritar y arrancar esas fotografías de la pared. Pero ella amaba esas fotografías como todas las que tomaba, así que trató de serenarse y enfrentar a ese hombre que sabía como darle siempre en sus puntos débiles.¿Qué significa esto? – Preguntó tratando de controlar la ira.Stefano había observado el cúmulo de sensaciones que recorrían a Jackie por haber visto las fotografías.Estaba enfadada, no, estaba furiosa ¿Cómo explicarle que había comprado las fotografías por qué le habían gustado? Sin motivos ocultos más que el de tener algo de ella, aunque en ese entonces no lo hubiera reconocido, lo hacía en ese momento. Pero ahí estaba ella, pensando que sólo lo había hecho para enojarla, que lo había hecho para humillarla. Si se tomaba en cuenta su tormentosa relación no era pa
No te tengo miedo Troyanos, que no pase por tu cabeza semejante pensamiento. Porque también haré de todo por quedarme con Maddie. Te ofrecí permanecer con la custodia compartida.¿Le llamas compartir a ver a mi hija de vez en cuando?Dije que podías hacerlo cuando tú quisieras y pudieras, pero veo que eso es de vez en cuando ¿no?Quiero a mi hija y a su madre en mi casa. – Dijo determinante.No lamento decir que eso no sucederá.Espero puedas con lo que tú misma has provocado. Será divertido ver como regresas suplicando piedad y entonces tendré que decirte que no.¿Sabes? Algo me dice que alguien pedirá piedad como tú dices, pero no seré yo. Puedes apostarlo.Así que… ¿Quieres apostar? – La pregunta la hizo con un brillo y un gesto malicioso que advirtió Jackie, pero no se dejó amedrentar.Está bien ¿Qué propones? – Agregó en un arranque.El que pida piedad aceptará hacer todo lo que él otro quiera. – El brillo en los ojos de Stefano hacían ver ese par como dos pozos de plata brillant
Jan Paul se alejó riendo todavía y eso la irritó un poco, pero después terminó sonriendo, su primo era excelente para hacerla recuperar el buen humor. La familia de su madre era francesa y la mayoría vivía en Francia, pero uno de sus hermanos, el tío Pierre había decidido probar en América y el resultado había sido que tenía una de las mejores firmas de abogados al lado de su amigo Richard Blackwell. Jan Paul era hijo del tío Pierre y uno de sus más querido primos. Stefano no tenía la menor idea de que ella contaba con semejante apoyo. El pensar en ello la hizo sonreír y Jackie se sintió algo perversa pero el caso es que ¡Él se lo merecía! Merecía que fuese él, el que suplicara piedad y se rindiera. Aún no tenía la victoria pero se sentía segura, respaldada y por supuesto querida por su tío y primo y como bien había dicho Jan, los demás también estaban pendientes del caso. A estas alturas seguro que Stefano sabía que contaba con el apoyo de su familia materna. Ella era muy apegada a e
Horas después Jackie entraba con Maddie al edificio de Laurent & Blackwell, no salía sin la niña, disfrutaba enormemente de tenerla a su lado y por ello Maddison no tenía niñera. Vestida con un pantalón negro que hacía ver su excelente figura y una blusa de seda en color rojo intenso y con el maquillaje justo, caminaba a través del vestíbulo rogando para no toparse con Stefano. Suficiente era tener que verlo de nuevo ese día, él había aceptado que se vieran allí en el bufete de abogados que la representaba, estaba lista, segura, pero de igual manera terriblemente nerviosa. Era cuestión de tiempo, lo sabías perfectamente. – Decía Jan que trataba de calmar a Jackie ya que pocos minutos antes de la reunión con Stefano, un artículo había salido ya poniéndola nerviosa por el contenido. Pero es que ahora todo el mundo se enterará y yo no he hablado de esto con mis padres, ni con Allyson ¡Dios! ¡Ella me matará! El artículo no es tan malo. ¿Ah no? veamos – Jackie se dispuso a leer el cont
Se solicita la custodia completa de Maddison Troyanos Alcántara- Leyó de nuevo el abogado carraspeando al empezar– A menos que su madre la señora Jacqueline Alcántara acepte contraer matrimonio con mi representado el Sr. Stefano Troyanos… - Dicho esto el abogado alzó la vista esperando ser interrumpido cosa que no pasó, porque Jackie se esforzaba para recuperar la lucidez después de semejante noticia, se sentía en estado de shock ¡Había tomado en serio sus palabras de la mañana! Dónde ella lo retaba a dejar su soltería, se había burlado de él y ahora Stefano se estaba vengando con eso. A lo lejos oía la voz del abogado que siguió leyendo. – Este matrimonio será en aras del bienestar de la niña. Se firmará por supuesto un contrato prenupcial en el que… Mi cliente no ha aceptado nada aún - Escuchó como interrumpía Jan llegado a ese punto. Por supuesto que no. – Contestó el hombre de inmediato – Pero permítame terminar, la señora debe saber a lo que el Sr. Troyanos está dispuesto. – Es
Aquí voy de nuevo gimió interiormente Jackie al llegar a la casa de los Vecchio en Florencia. Comentar sobre su repentina boda a sus padres suprimiendo todo el embrollo legal no había sido precisamente fácil, pero les había convencido lo que ella había dicho, todo era por el bien de la pequeña y en cuanto habían conocido a su nieta todo lo demás había carecido de importancia. Maddie venía sumamente mimada y para la próxima no dejaría que se la malcriaran tanto sus padres, cosa que sinceramente dudaba lograr. Pero Allyson era otra cosa, sabía de la aversión que supuestamente tenía Jackie hacia Stefano, o supuesta aversión porque había dado paso a encuentros de sexo apasionado, se llevó gran sorpresa al encontrarse con una Allyson que no la acosó a preguntas al menos no de momento si no que después de recibirla con una ancha sonrisa solo tuvo ojos para la pequeña Maddie, la llenó de besos y después la puso enseguida en la cuna de su hija. Ambas nenas se observaron atentamente y Jackie s
¿Paciencia? ¿Ella le estaba pidiendo paciencia? Lo que tenía que hacer era echársela al hombro y desaparecer con ella en algún lugar lejano lejos de todo. Volver loca hasta que le rogara que entrara en ella y no existiera nada ni nadie más en esa exasperante cabecita. Pero todo a su tiempo, dentro de poco ya no tendría más escapatoria y se le acabarían las excusas. Era realmente frustrante, exasperante y sobre todo digno de su cólera el que ella adoptara esa actitud, pero no tenía que sorprenderle. Ella no se rendiría sin dar batalla y sabía que al estar casados sería una lucha constante, la perspectiva le excitaba y le fastidiaba al mismo tiempo porque quería que ella dejara de hacerlo, que se rindiera a él sin tantas protestas y artimañas para hacerlo enfadar. En unos días tendría todo el tiempo del mundo para alejar de su mente todo lo que ella ponía conscientemente como barrera entre ambos y sería delicioso y placentero lograrlo. Aunque por primera vez se sentía con lo más pareci
Hemos llegado, te encantaran las creaciones de Vinicio. – Decía una sonriente Allyson mientras se bajaba del auto y la llevaba a un pequeño establecimiento que no estaba en la zona de elegantes boutiques de la ciudad, cosa que no se le hizo rara puesto que Ally, aunque era una mujer que se sabía vestir muy bien no era una esclava de las marcas famosas. Las saludó un joven alto y desgarbado de barba crecida que se presentó inmediatamente como Vinicio Santana. Es un placer tenerlas aquí, tengo algo para ti. – Le dijo a Jaquie. No deseo nada ostentoso ni llamativo. – Se apresuró a decirle ella. Tú necesitas algo muy sencillo que realce tu belleza. – Le contestó Vinicio haciendo que se sonrojara. ¿Desde cuando te sonrojas? – Preguntó Ally con diversión en los ojos. Creo que tu primito me ha echado a perder. Ya veo, por cierto creo que… - De pronto Ally se calló y quedó como en blanco, después se dio una palmada en la frente – ¡Lo había olvidado! ¿Qué voy hacer ahora? ¡Dios! ¡Soy una