Narra Arthur.
Llegamos a un restaurante de lujo, mis clientes, los Ferrara, padre e hijo, este último es un prepotente, pero tengo que aguantarlo, su padre, el sr. Francisco es más centrado y profesional, es por eso, que los negocios los hago con él, pero como pronto se va a retirar, dejará todo a su hijo. Entramos y le dije a la recepcionista que los Ferrara nos esperan, ella sonríe y nos guía hasta la mesa. Y ahí estaban, pero Juan Carlos estaba acompañado por una rubia muy exuberante, exagerada para mi gusto. Nos miran y se queda embobado al ver a Annel, no puedo evitar que la mire con morbosidad.
Buenas noches, señores. – saludo cordialmente a Francisco, toma mi mano y sonríe.
—¿Quién es esta bella mujer? – el idiota ignora mi saludo pasa seguir babeando por mi asistente, la cual esta algo incomoda con su mirada.
—Ella es mi asistente, la señorita Annel Maxwell. – digo y el idiota se levanta de su lugar para acercarse a ella y tomar su mano depositando un beso en ella, pero quita discretamente su mano. Creo que le produce asco.
—Es un placer, bella dama, soy Juan Carlos Ferrara. – dice con seducción. – dice un poco incomoda.
—Es un gusto, señorita. – dice más amable Francisco. La mujer que acompaña a su hijo no ha despegado su mirada de mi desde que llegamos.
—Ella es Rebeca Miller, mi asistente. – ella me sonríe con lujuria y quiero rodar los ojos.
—Mucho gusto, sr. Harrison. – dice extendiendo su mano, la tomo y la suelto en seguida.
—Bueno, a lo que venimos, hablar de negocios. – dice Francisco y en lo que pedimos la cena, hablamos de la publicidad para sus nuevos negocios en Inglaterra, se quieren expandir más ahí, me pareció muy bien.
Casi toda la noche, Juan Carlos no dejaba de mirar a Annel, los celos comenzabas a aparecer, así que nos despedimos y la tomé de la mano para salir de ahí. Pero no sin antes ese par de idiotas querían intercambiar números con nosotros. Los ignoramos.
—Siento mucho lo que pasó. – digo y ella me mira sin comprender.
—¿De qué habla? – tan linda.
—Por el hijo de Francisco, es un idiota. - Digo y ella niega.
—No se preocupe. Imagino que siempre habrá personas así. – es muy comprensiva.
—Lo sé, pero tenga por seguro que siempre cuidaré de usted. – digo tomando su mano entre las mías, veo que se sonroja un poco. Al verla un poco incomoda, retiro de inmediato mis manos.
—Lo siento, no debí tocarla sin su consentimiento. – me disculpo y ella no dic nada. Subimos al carro, pidiéndole al chofer que nos lleve al hotel.
Al llegar, subimos al ascensor sin decir ni una palabra, realmente soy un idiota, pero muero por tenerla a mi lado, besarla y hacer el amor con ella. Bajamos y cada uno se fue a su habitación, pero antes de cerrar la puerta, escucho su voz angelical.
—Que descanse, sr. Harrison. – dice con una hermosa sonrisa.
—Igualmente, señorita Maxwell. – le sonrío levemente, y cierro la puerta dejando salir un suspiro por ella.
—¿Qué me has hecho, Annel Maxwell? – digo para mí mismo. Me voy al baño donde tomo una ducha muy relajante. Debemos descansar. Mañana es una reunión informal con los Ferrara, y no quiero que el imbécil de Juan Carlos se le acerque a ella o no responderé. Cierro mis ojos y la veo a ella con su bella sonrisa que hace que me enamore más de ella. Es realmente hermosa, no dejo de pensar en ella, que a veces pienso que no la merezco.
Al día siguiente…
Siento la luz del sol sobre mi rostro, lo que hace que me cubra, pero unos toques en la puerta llaman mi atención, me levanto, y la abro, veo a Annel que tiene los ojos muy abiertos y la miro sin entender de su expresión, y recuerdo que no llevo nada puesto en la parte de arriba de mi cuerpo. Cierro la puerta en seguida y tomo una playera blanca, me la pongo y abro nuevamente la puerta.
—Lo siento… yo sólo venía a ver si quería ir a desayunar. – dice mirando a otra parte con total timidez.
—Discúlpeme usted a mí. – digo apenado.
—Me cambio y la veo en el restaurante. – digo y ella asiente y se va.
No pensé que vendría a verme para ir a desayunar, de haberlo sabido, no la recibía así. Me cambio y bajo, entro al restaurante, la veo sentada mirando hacia un ventanal, me acerco a ella y la saludo.
—Buenos días. – digo con una sonrisa apenada.
—Buenos días, sr. Harrison. – dice mirando a otra parte, creo que nunca se imaginó verme así. Y eso me gustó y mucho.
—¿ya pediste algo? – digo y ella niega sin decir nada.
—Aquí está la carta. -la extiende y la tomo rozando sus dedos con los míos y veo que se sonroja.
– digo sin mirarla.
—De nada. – me encanta verla así de tímida. Es bellísima.
Narra Annel.
Acabábamos de llegar a España y aún no podía creer que había viajado con mi jefe, pensé que no sería necesario, ya que no llevo mucho trabajando para él. Gabriel sólo se burlaba de mí que estaría a solas con el sr. Harrison, yo sólo lo fulminaba con la mirada, él se ha dado cuenta de que me la paso suspirando por mi jefe, pero estoy muy consciente de que nunca se fijaría en mí, o al menos eso pensaba, siempre que lo veo por la oficina o entro en la suya para dejarle documentos que me pide para firmar, siempre m sonríe y eso me pone un poco nerviosa, pero recuerdo que tiene novia y me saco esas ideas de la mente.
Hoy fuimos a una cena con los Ferrara, el padre es muy amable, pero él hijo… es un idiota, no dejaba de mirarme, eso me ponía incomoda, pero mas cuando la mujer que lo acompañaba se comía cos las miradas a lo descarado a mi jefe, de cierta manera me puse celosa, ya sé, es absurdo, ya que entre mi jefe y yo no hay nada, más que una relación laboral. El sr. Harrison estaba tan furioso por las miradas del sr. Juan Carlos, que se despide de todos al igual que yo lo hago, pero antes de salir, ese par se acercan a nosotros tratando de intercambiar números con nosotros, pero el sr. Harrison los ignora. Se disculpa por lo ocurrido, le dije que no se preocupara, que lo entendía. Me promete que cuidaría de mí, siento que exagera un poco, la verdad se defenderme de idiotas como el hijo del sr. Ferrara. Toma mi mano entre las suyas y ese contacto hizo que sintiera una corriente eléctrica en todo mi ser, me siento sonrojar, él lo nota, me suelta y se vuelve a disculpar.
Dentro del ascensor, hubo un silencio un poco incomodo, lo veo de reojo y lo noto un poco frustrado, al bajar salimos y antes de entrar a las habitaciones le hablo.
—Que descanse, sr. Harrison. – digo con una sonrisa sincera.
—Igualmente, señorita Maxwell. – se despide también y me sonríe. Tiene una sonrisa muy sexy.
Entro a mi habitación y me deslizo por la pared hasta llegar al suelo. Es muy guapo y amable, me hace sentir cosas que nunca había sentido, ni siquiera con el idiota de mi exnovio, lo imagino desnudo, acariciando mi cuerpo debajo de mi ropa, y haciéndome suya.
¡¿Qué cosas pienso?! Él tiene novia, no puedo fijarme en un hombre como él. Estaba tan concentrada en mi propia batalla entre deseo algo con mi jefe como que todo eso está mal que suena mi teléfono y es Gabriel.
—Hola, Gabo. – lo saludo tratando de controlar mis nervios.
—Hola, guapa. – me saluda muy contento
—¿A qué debo tu llamada? – pregunto un poco curiosa.
—Saludarte y saber cómo te va con tu jefe. – dice en un tono pícaro.
—Sólo trabajar. – digo resoplando un poco molesta.
—Si mi vida, lo que tú digas. – dice con burla.
—Ya mejor váyase a dormir. Necesito descansar que mañana me espera otro día largo. – digo un poco cansada.
—Cualquier cosa me hablas. Descansa. – nos despedimos y colgué la llamada.
Me voy a dar una ducha para poder descansar mejor, y no pensar más en mi atractivo jefe. Después de salir, me pongo mi pijama, me recuesto en la cama y me tapo, no tardo en quedarme dormida.
A la mañana siguiente…
Me levanto temprano, tengo mucha hambre, así que me doy otra ducha. Salgo y me pongo unos jeans y una blusa blanca holgada y me maquillo ligeramente. Salgo de la habitación y toco la puerta de la habitación, sale mi jefe, pero no tiene nada que cubra su torso bien trabajado, al verlo así me puso muy nerviosa, se da cuenta de mi shock cierra la puerta y la vuelve a abrir, ya tiene puesto una playera, me disculpo y le dije el propósito de mi visita, lo veo apenado y me dice que sólo se cambia y me alcanza en el restaurante. Nos despedimos y bajo por el ascensor. De sólo verlo así, me dieron unas ganas de abrazarlo y comerlo a besos. No, no, no y no. Es mi jefe, tiene novia. Debo repetirme esas palabras para no caer en la tentación.
Veo que llega y me concentro en otra cosa, nos saludamos y le paso la carta para que pida su desayuno, pero al tomarla roza sus dedos con los míos y sentí una corriente eléctrica. No me pudo fijar en un hombre como él.
Narra ArthurDespués del desayuno con mi asistente, nos fuimos a recorrer parte de la cuidad ya ella no conoce. La miro y esta maravillada por el lugar, realmente es hermosa, como la deseo. Pero no, ella no es para mí, ni yo soy para ella. Es inteligente, bella y eficiente en el trabajo, y merece que alguien la ame, yo no puedo hacerlo, yo no creo en el amor, por más que tenga mucha tentación de querer hacerla mía, no deseo que saliera lastimada en algo que no puedo ofrecer, además de que ella ya tiene a alguien más en su vida, pero puedo sentir una fuerte atracción hacia ella, debo hacerme a la idea que ella nunca será para mí.Por la tarde teníamos otro compromiso con los Villanueva, otros de los clientes de la empresa. Son un matrimonio agradable y tienen una hermosa hija, Paola, rubia, ojos verdes, alta y un cuerpo ardiente. Salimos una vez cuando concreté negocios con sus padres, nunca más volví a saber de ella. Me doy otra ducha refrescante, pensando en Annel, imaginándome su he
Narra Annel.Al fin en casa, el viaje de regreso fue más tranquilo, el sr. Harrison estaba de mejor humor, que se ofreció a traerme a casa, nos despedimos. Entro al departamento, llamo a Gabo, no responde, debió salir. Le dije que llegaría hoy. En eso escucho la puerta abrirse y es él.—¿Dónde estabas? – pegunto con curiosidad.—Te traje un regalo. – me da una bolsa de papel, la abro y es un vestido, n***o con estampados de rosas azules.—¡Es hermoso! – digo y lo abrazo.—Sabía que te gustaría. – me da un beso en la mejilla.—Muchas gracias, en verdad. – lo vuelvo a abrazar.—¿Ya comiste? - pregunta mientras se dirige a la cocina.—No– me siento y él me sirve pasta con champiñones y una copa de vino. También se sirve comida y se sienta frente a mí.—¿Cómo te fue en el viaje con tu jefe? – dice con una sonrisa pícara.—Ya te dije, sólo fue trabajo. Además, tiene o tenía una amante allá. – tan sólo de recordarlo, me hace pasar corajes, aunque no debería.—No puedo creer que te resistas
Narra Arthur.Hoy en la junta vi un poco nerviosa a mi asistente por la manera en que la vio el sr. Taylor, él decía no conocerla, pero después de la junta vi que la estaba molestando, me acerqué a ellos y él dijo que la quería conocer, algo que no me dio buena espina, ella y yo hablamos, y me dijo que fue su novio, quise indagar más, Annel no quiso decir más, y la respeto. Ya era la hora de la comida, salgo a descansar un momento, pero en eso veo a Gilbert entrar a su oficina. - ¿Qué hará ahí? - entro y le hago esa pregunta, pero está decepcionado de que la señorita Maxwell lo rechazó al decir que tenía su cita con su novio, también sentí un poco de decepción. No debería ponerme así. Los dos salimos de su oficina y lo regaño.—Te dije claramente que no la buscaras. No es de esas mujeres que acostumbramos. – digo y me mira un poco molesto.—Ya sé, ya sé. Pero es hermosa y no tenía nada de malo invitarla. – ¿quiere j*****e?—Si lo tiene y mucho. – ahora soy yo el molesto.—Te gusta ¿
Narra ArthurHan pasado dos semanas desde que Bárbara se la pasa más en mi departamento, no sé si sea bueno o no, pero al menos me hará olvidarme de mi bella asistente, también ha venido a verme a la oficina y seguimos con nuestros encuentros s*****s, puedo imaginar que la señorita Maxwell debe estar incomoda por eso, no deseo sentir nada por ella, sólo tratarla en lo laboral. No tenía mucho que trabajar, a decir verdad, estoy aburrido y Bárbara está de viaje, llega hasta pasado mañana. No soporto las ganas de ver a Annel, así que me levanto y salgo de la oficina, veo que la puerta está entre cerrada me acerco para tocar, pero me detengo en cuanto escucho su hermosa voz.—¡¿En verdad?! – dice sorprendida.—¿Para cuándo es la boda? - ¿Boda? ¿Quién se casará? ¿ella? No creo.—Entonces estaré ahí con Gabriel. - ¿y ese quién es? Cuelga y es cuando me decido a tocar y escucho un adelante.—Buenas tardes. – saludo amablemente.—Buenas tardes, sr. Harrison. – dice con su bella sonrisa.—¿Qué
Narra Annel.Ya era sábado, aún era temprano, y hoy es noche de antro y diversión, Gabo no estaba muy convencido de ir, pero al final lo aceptó, y de Andy ni lo pensó dos veces y más cuando le dije que iría un amigo muy guapo con nosotras.Me levanto de la cama y me dirijo a la ducha, termino de ducharme y me pongo un short y una playera de tirantes. Salgo a desayunar, donde mi amigo me espera con el desayuno.—Huele muy rico. – digo sentándome en uno de los bancos junto a la barra.—Buenos días, muñeca. – me saluda con una sonrisa.—Buenos días, bombón. – lo saludo también y pone un plato de panqueques y un tazón con fruta picada y un vaso con jugo de naranja.—Así que… invitaste a tu amiga hoy. – su comentario me sorprende.—Si, en verdad deseo que la conozcas. – pongo una carita de cachorro tierno.—Pero no esperes mucho. – dice soltando un suspiro y yo celebro.****Ya me estaba arreglando para la noche, le envié un mensaje a Andy para verla en el antro, me llegó su mensaje de con
Narra Arthur. Nos encontrábamos en el antro, la verdad no me la estaba pasando bien, a pesar de tener muy buena compañía, ya ni siquiera me siento así con Bárbara, digo con el sexo no me quejo, pero se está haciendo muy monótono. Estaba tomando un trago mientras que la morena hablaba de no sé qué cosas, la verdad no le estaba poniendo atención a lo que decía, cuando veo a Andrea bailando con el que se supone es el novio de Annel, - desgraciado, ¿Cómo se atreve a engañarla así? Veo a todos lados cuando la veo ahí sola, pero no parece molesta. ¿Qué ocurre aquí? De repente veo que un tipo se le acerca, así que me levanto de mi lugar sin decir nada y camino hasta donde esta ella, diciendo que estamos juntos, el tipo estaba apenado y se va, así que comenzamos a platicar del por qué su novio está bailando con Andrea, Annel me confiesa que no es su novio, lo cual, y no sé por qué, sentí un alivio. Sin más la invito a bailar, ella acepta sin pensarlo dos veces. Pongo una de mis manos en su ci
Narra ArthurPasado mañana es la boda del padre de Annel, y me sigo sintiendo nervioso, no quiero volver a cometer ese pequeño error de besarla nuevamente, aunque muera por hacerlo., toda la semana he tratado de evitarla, sólo nos vemos cosas del trabajo y me pasó la dirección de donde se celebrará la ceremonia. No quiero tener más tentación de sus labios, tengo miedo de perder el control y cometer una locura más grande como hacerla mía este lugar, es por eso por lo que trato de no estar tan cerca de ella. Lo mejor sería hablarlo con Drake.***—¿A que le tienes miedo? – dice mi terapeuta mirándome fijamente.—A mis sentimientos. – digo sin pensarlo mucho, porque es la verdad.—¿a qué exactamente? – siento que fue buena idea venir o al menos eso pienso.—A enamorarme y volver hacer daño. – esto me tiene frustrado.—¿conociste a alguien más? – él sabe de Bárbara y lo que es ella en mi vida.—Si, ella es… Annel Maxwell, mi asistente. – no parece sorprendido.—¿Qué sientes por ella? -
Narra Annel.Hoy es la boda de mi padre, y a decir verdad no me siento con ganas de ir, simplemente porque no tengo compañía, Gabo me dijo que también sería mi compañero, pero él esta con Andy y no los quiero incomodar. La verdad tenía una pequeña esperanza de que mi jefe me dijera que siempre si iría, pero sé que eso no va a pasar, su lugar esta con su novia.Ya me estaba arreglando, me puse un vestido corto platinado con brillos, zapatillas del mismo color, mi cabello lo ondulé y lo agarré dejándolo un poco suelto, mi maquillaje es ligero. Tomo mi bolso con mis cosas y salgo del departamento. Bajo por el ascensor hundida en mis pensamientos, saludo al vigilante y salgo del edificio. Me acerco para pedir un taxi cuanto siento que alguien me toma del brazo.—Harrison. – digo sorprendida, lo miro y se ve guapísimo en ese traje negro—Hola, Annel. – me saluda con su hermosa sonrisa.—Creí… creí que no vendría. – digo aun en shock.—Discúlpeme, pude resolver mis pendientes a tiempo. – di