Sebastian Goldberg
Henry se ha marchado a casa de sus suegros a recoger a Evelyn, mis nervios estaban aflorando con fuerza dentro de mí, pensaba miles de cosas, mis pies sobre la tierra habían sido removidos, es como no saber si estás despierto o estás soñando, en mi caso, había descubierto que tengo una hija, una hermosa pequeña que necesitaba todo de mí, pero algo sabía con certeza, Alexandra se iba a encargar de hacerme pagar de alguna manera el que la haya descubierto, quería pensar que podría reivindicarse en algún momento, entender que lo que hizo estuvo muy mal y que toda acción, tiene consecuencias y las tiene que asumir.
Yo me cercioraré de eso.
Nancy había llevado a Noah al parque que está cerca de la oficina con nuestro equipo de seguridad.
—Evelyn, Evelyn...—sonrío como un tonto al recordarla sentada en la orilla de
Henry Goldberg Estaciono el auto frente a la gran casa de los Dorian, termino de leer el mensaje de Sebastian, estaba en el hospital con la nueva doctora y que nomás tenga fecha, me avisaría. Tenía nervios, quería que Evelyn recuperara su salud por completo, el verla débil, callada, pálida, me daba mucha impotencia. —Bueno, terminemos esto. —me digo a mi mismo cuando bajo del auto, estoy a punto de tocar la puerta cuando esta se abre bruscamente, es Alexandra. —Están mis abogados adentro —me tenso. — ¿Y ahora qué quieres? ¿Con que saldrás ahora? —pregunto ya irritado. Ella toma aire y lo suelta. —Terminaremos el contrato, mi padre te lo va a explicar en el despacho. —Finalmente alguien cuerdo en toda esta red de mentiras. —la esquivo, llego a la sala y me encuen
Molly Goldberg Mi reflejo está en el espejo, la palidez, los ojos cristalinos por el llanto, no mostraban a la Molly que había cambiado desde ese día, esa Molly se había hecho una promesa de no volver a ser la tonta que se dejó llevar por el amor que sentía por aquel hombre que al final la había dejado vestida de novia. —Ya pasó—me digo a mi misma cuando pongo mis palmas abiertas en el lavamanos del cuarto de baño que se encuentra en el interior de mi habitación, lucía demasiado demacrada, mis ojeras eran visibles, cada mañana intentaba borrarlas con el bendito maquillaje que hacía una parte de su trabajo. Cierro los ojos y tomo aire lentamente y de la misma manera lo suelto, al abrirlos, mis ojos se abren un poco más, detrás de mí, está Henry, su gesto es serio. "Molly"—susurra, mis ojos se cristalizan de nuevo y niego. —No.&nb
Molly Goldberg —Sí,—busca rápido en su bolsa del traje, mientras camina hacia a mí, encuentra la llave, a medio camino de las escaleras nos encontramos, regreso a la habitación y agarro la perilla, pero esta se abre, no veo a Noah en el interior.— ¿Noah? —Mami—doy un brinco cuando me rodea las piernas y ríe más, suelto una carcajada, lo atrapo y lo recuesto en la cama desarreglada y lo lleno de cosquillas, reímos ambos. — ¡Eres un niño muy travieso! —su risa es música para mis oídos.—Tenemos que bañarnos, vamos.—él levanta sus pequeños brazos hacia a mí para que lo levante. Después de unos minutos, Noah está bañado, me he dado una ducha rápida, lo termino de arreglar y me espera sentado en la cama jugando con mi móvil mientras me arreglo fugaz. Toc
Henry Goldberg La doctora Hanson mira los resultados de los análisis que ha presentado de parte de Sebastian, puedo notar sorpresa cuando me mira, luego mira a Sebastian. Nancy se encontraba afuera del consultorio cuidando de los niños. —La operación será el viernes, te daré las indicaciones que se debe seguir para antes de ello.—La doctora le entrega una documentación a Sebastian. — ¿Sería todo? —pregunto a la doctora, ella asiente lentamente. —Por el momento, los veo el viernes.—nos dice a ambos. —Gracias.—nos despedimos, cuando vamos a salir, la doctora llama a mi hermano, ella se sonroja, eso me sorprende. —Ve, ahorita te alcanzo.—dice Sebastian, asiento, arrugo mi ceño. Cierro
Molly Goldberg Estoy sentada en la orilla de la cama de mi habitación, miro la puerta frente a mí, mis pensamientos se pierden en algún lugar, mi corazón agitado por la presencia de Henry, las palabras de Sebastian. Siento que todo se mueve debajo de mí, pienso en Noah. —Mi niño...—mis manos aprietan mis rodillas sin darme cuenta.—No te lo van a quitar, quita esos pensamientos de tu mente, Molly.—me repito a mí misma, tenía temor de la cercanía de Noah y Henry. Mucha. Y no entendía muy bien por qué. El toque de la puerta se escucha, salgo de mi trance y me enderezo, dejo mis manos en mi regazo. — ¿Quién? —digo un poco alto. —Yo.—es Sebastian. —Pasa.—se abre la puerta lentamente y veo
Henry Goldberg Las últimas semanas han sido un tornado, me sentía agotado mentalmente, es una incertidumbre cada día desde entonces, tenía esperanzas, muchas esperanzas de que Ev, mi pequeña Ev, recupere su salud; Acaricio la pequeña frente de Noah, lo tengo en mis brazos, sentado sobre mi regazo, sus largas pestañas adornan sus mejillas regordetas, dando un pequeño toque rosa, su cabello castaño lo tenía revuelto, pero lo más extraordinario, es verlo dormir, sus labios forman una "O". —Esa parte—escucho a Molly hablar en un tono bajo, mi mirada se queda en ella, sus ojos verdosos se quedan puestos en Noah.—Es una de mis favoritas, el verlo dormir. —Ahora se ha vuelto una de las mías—sonrío débilmente, ella no muestra algún gesto, regreso la mirada hacia el pequeño que duerme.—Es un niño...estupendo.—levanto mi mirada hacia ella,
Molly Goldberg Miro a Henry que comienza a moverse inquieto mientras tiene su cabeza recargada en el respaldo del gran sillón, suelta un quejido, me pongo de pie para despertarlo, él comienza a llorar, mi piel se eriza cuando suelta un desgarrador llanto, mis manos buscan despertarlo. — ¡No! ¡No! ¡Mi Evelyn no! ¡No! ¡No me la quites! —mi corazón se estremece al escucharle decir esas palabras. —Henry, Henry, despierta, es una pesadilla, despierta—pero no responde, sigue llorando dormido. —Por favor... no.…—susurra con dolor. — ¡Henry! —mis manos se van a sus hombros y lo sacudo, él despierta finalmente, está alertado, sus ojos mirana todos lados, me mira, su labio tiembla, su mirada es lejana.— ¿Henry? ¿Estás bien? Soy Molly, estabas teniendo una pesadill
Henry Goldberg Noah sigue dormido en mis brazos mientras camino de un lado a otro, cuando miro hacia Molly, tiene sus manos cubriendo su rostro, arrugo mi ceño, camino cerca de ella. — ¿Estás bien? —ella separa sus manos y me mira con mucha sorpresa, puedo notar palidez.— ¿Molly? —ella cierra sus ojos y luego asiente lentamente, al abrirlos se pone de pie. —Te voy a ayudar—pero niego. —Tu toma lugar, déjame hacerme cargo yo, ¿Si? —ella duda por un momento. —Bien, iré por un poco de café, en lo que viene la enfermera...—arruga su ceño por un momento—... ¿Viste a Nancy? —asiento. —Ha ido a la cafetería, hace un momento.—ella toma aire y luego lo suelta. —Bien, iré porcafé, ¿Quieres uno? —niego—Bu