Molly Goldberg
—Es...perfecto. —susurra Henry cuando Noah levanta su mirada a él. —Noah, es perfecto. —él levanta sus ojos azules de él, hacia a mí. —Ahora recuerdo, el nombre de Noah, es por tu padre. —mis ojos se abren un poco más de lo normal cuando escucho lo que dice.
— ¿Cómo es que sabes ese dato? —pregunto sorprendida. Henry mira a Noah, luego regresa su mirada a mí, sus ojos se le cristalizan.
—Presto atención a todo lo que dices.
—Nunca dije su nombre. —él visiblemente se tensa. —Nunca lo dije porque me dolía nombrarlo, me recordaba el día que lo perdí y recuerdo perfectamente no haberlo nombrado... —aprieto mi mandíbula, intento controlarme.
—No quiero pelear, Molly. Eso lo podemos hablar no delante de nuestro hijo. —me tenso, Noah se comienza a
Henry Goldberg —Señora Goldberg, su madre ha llegado. —anuncia la asistente de presidencia. Molly palidece al escucharla, por un momento no dice nada y yo aprovecho. —Puede decirle que entre. —Molly mira en mi dirección. —Aclaremos de una vez una parte de la historia, ¿No crees? Así avanzamos más rápido. —Henry…—comienza a hablar Molly, levanto una mano en el aire para que se detenga. —No, nada de Henry. —ella se tensa, la puerta se abre y aparece la madre de Molly, vestida elegantemente, no se da cuenta de mi presencia ya que me he movido sigilosamente de mi lugar. —Hija, me he enterado de algo, quiero alertarte. —Molly no dice nada, lanza una mirada fugaz en mi dirección, camino a la puerta y la termino de cerrar, la madre de Molly, se gira y abre sus ojos mucho más de lo normal. &nbs
Molly Goldberg Alcanzo a ver a mi madre cuando se abren las puertas del elevador en el lobby, ella avanza a paso furioso, empuja las puertas de cristal y sale a la acera, no sé qué va a pasar cuando la alcance, tengo tanta ira, tanta decepción, puede que más que ella. ¿Cómo es que ella se ha guardado eso durante estos años? Mientras camino, pienso con rapidez que hacer, entonces se me ocurre algo. Empujo las puertas para salir, ella intenta detener un taxi. —Tenemos que hablar.—anuncio detrás de ella, ella no me mira, insiste en detener un taxi. Atrapo su codo para girarla, pero ella se suelta con rapidez, su mirada está cargada de ira. — ¿Hablar? ¿Qué hay más para decepcionarme, Molly? ¿Qué más mehas ocultado? ¡Sabes que Noah era mi adoración! ¡Ahora es que me entero que no es de Sebastian! —exclama cargada de ira, sus ojos centellan, mi co
Sebastian Goldberg Henry se ha marchado a casa de sus suegros a recoger a Evelyn, mis nervios estaban aflorando con fuerza dentro de mí, pensaba miles de cosas, mis pies sobre la tierra habían sido removidos, es como no saber si estás despierto o estás soñando, en mi caso, había descubierto que tengo una hija, una hermosa pequeña que necesitaba todo de mí, pero algo sabía con certeza, Alexandra se iba a encargar de hacerme pagar de alguna manera el que la haya descubierto, quería pensar que podría reivindicarse en algún momento, entender que lo que hizo estuvo muy mal y que toda acción, tiene consecuencias y las tiene que asumir. Yo me cercioraré de eso. Nancy había llevado a Noah al parque que está cerca de la oficina con nuestro equipo de seguridad. —Evelyn, Evelyn...—sonrío como un tonto al recordarla sentada en la orilla de
Henry Goldberg Estaciono el auto frente a la gran casa de los Dorian, termino de leer el mensaje de Sebastian, estaba en el hospital con la nueva doctora y que nomás tenga fecha, me avisaría. Tenía nervios, quería que Evelyn recuperara su salud por completo, el verla débil, callada, pálida, me daba mucha impotencia. —Bueno, terminemos esto. —me digo a mi mismo cuando bajo del auto, estoy a punto de tocar la puerta cuando esta se abre bruscamente, es Alexandra. —Están mis abogados adentro —me tenso. — ¿Y ahora qué quieres? ¿Con que saldrás ahora? —pregunto ya irritado. Ella toma aire y lo suelta. —Terminaremos el contrato, mi padre te lo va a explicar en el despacho. —Finalmente alguien cuerdo en toda esta red de mentiras. —la esquivo, llego a la sala y me encuen
Molly Goldberg Mi reflejo está en el espejo, la palidez, los ojos cristalinos por el llanto, no mostraban a la Molly que había cambiado desde ese día, esa Molly se había hecho una promesa de no volver a ser la tonta que se dejó llevar por el amor que sentía por aquel hombre que al final la había dejado vestida de novia. —Ya pasó—me digo a mi misma cuando pongo mis palmas abiertas en el lavamanos del cuarto de baño que se encuentra en el interior de mi habitación, lucía demasiado demacrada, mis ojeras eran visibles, cada mañana intentaba borrarlas con el bendito maquillaje que hacía una parte de su trabajo. Cierro los ojos y tomo aire lentamente y de la misma manera lo suelto, al abrirlos, mis ojos se abren un poco más, detrás de mí, está Henry, su gesto es serio. "Molly"—susurra, mis ojos se cristalizan de nuevo y niego. —No.&nb
Molly Goldberg —Sí,—busca rápido en su bolsa del traje, mientras camina hacia a mí, encuentra la llave, a medio camino de las escaleras nos encontramos, regreso a la habitación y agarro la perilla, pero esta se abre, no veo a Noah en el interior.— ¿Noah? —Mami—doy un brinco cuando me rodea las piernas y ríe más, suelto una carcajada, lo atrapo y lo recuesto en la cama desarreglada y lo lleno de cosquillas, reímos ambos. — ¡Eres un niño muy travieso! —su risa es música para mis oídos.—Tenemos que bañarnos, vamos.—él levanta sus pequeños brazos hacia a mí para que lo levante. Después de unos minutos, Noah está bañado, me he dado una ducha rápida, lo termino de arreglar y me espera sentado en la cama jugando con mi móvil mientras me arreglo fugaz. Toc
Henry Goldberg La doctora Hanson mira los resultados de los análisis que ha presentado de parte de Sebastian, puedo notar sorpresa cuando me mira, luego mira a Sebastian. Nancy se encontraba afuera del consultorio cuidando de los niños. —La operación será el viernes, te daré las indicaciones que se debe seguir para antes de ello.—La doctora le entrega una documentación a Sebastian. — ¿Sería todo? —pregunto a la doctora, ella asiente lentamente. —Por el momento, los veo el viernes.—nos dice a ambos. —Gracias.—nos despedimos, cuando vamos a salir, la doctora llama a mi hermano, ella se sonroja, eso me sorprende. —Ve, ahorita te alcanzo.—dice Sebastian, asiento, arrugo mi ceño. Cierro
Molly Goldberg Estoy sentada en la orilla de la cama de mi habitación, miro la puerta frente a mí, mis pensamientos se pierden en algún lugar, mi corazón agitado por la presencia de Henry, las palabras de Sebastian. Siento que todo se mueve debajo de mí, pienso en Noah. —Mi niño...—mis manos aprietan mis rodillas sin darme cuenta.—No te lo van a quitar, quita esos pensamientos de tu mente, Molly.—me repito a mí misma, tenía temor de la cercanía de Noah y Henry. Mucha. Y no entendía muy bien por qué. El toque de la puerta se escucha, salgo de mi trance y me enderezo, dejo mis manos en mi regazo. — ¿Quién? —digo un poco alto. —Yo.—es Sebastian. —Pasa.—se abre la puerta lentamente y veo