Henry Goldberg
Miro a mi hermano de espalda, murmurando algo entre ellos, eso me hace sentir algo en mi interior y no me gusta nada.
—¿Sebastian? —le llamo, pero veo como su espalda se tensa, se acerca más a Molly, deja un beso en su frente, lo cual me hace sentir como un cavernícola por dentro, celos crecen, celos llegan con fuerza, pero me freno, ella y él forman un matrimonio, tienen un hijo, tengo que respetarlo. Sebastian se gira hacia a mí y se acerca, pone su mano en mi hombro. —¿Qué pasa? —pregunto preocupado, veo a Molly muy pálida e intentando limpiar sus lágrimas, —¿Por qué llora Molly? —los ojos de Sebastian se quedan en mí.
Suelta un largo suspiro, su mirada es cristalizada.
—Cuando desapareciste, te buscamos. Ambos—se gira hacia Molly, brevemente. —Juntos. No paramos en buscar algún indicio de tu paradero, despué
Sebastian Goldberg Me detengo cuando veo a lo lejos a Henry en cuclillas, está convulsionando, retomo mi camino, preocupado, cuando estoy a cierta distancia, Molly nota mi presencia, y me señala que me detenga, el corazón se me encoge cuando lo escucho llorar, ella acaricia su espalda para tranquilizarlo, puedo ver como su cuerpo vibra. —Tranquilo…—escucho que le dice Molly. —¡Tengo un hijo! —dice entre sollozos, me parte el alma, me siento identificado con el momento, me acerco a pesar del gesto de Molly, me siento sobre mis talones, estoy a su lado, pongo una mano en la suya que está recargada en la camioneta, él lentamente y convulsionando me mira, no puedo evitar sentir el dolor que traspasa. —Llora…—le susurro con el nudo en mi garganta, —tenemos derecho a llorar, somos humanos…—y lo hace por unos minutos, cuando se tranquiliza, me voltea a
Molly Goldberg Me masajeo la sien cuando el dolor de cabeza aumenta, todo lo de anoche ha sido muy fuerte, verdades se descubren, mi angustia crece cada vez que repaso lo que ha sucedido. Tocan la puerta, no levanto la mirada porque estoy concentrada en aliviar el dolor con ese masaje. Vuelven a tocar, entonces anuncio que pueden entrar. La puerta se abre y escucho a Helen entrar con el ruido de sus tacones. —Lo siento, ¿Sigues con el dolor de cabeza? —pregunta preocupada, levanto la mirada y asiento. —He amanecido con el dolor y no hay nada hasta ahora que me lo pueda quitar. — ¿Quieres que te traiga otro tipo de medicamento? ¿Algo más fuerte? —niego. —Dime.—corto. Helen se endereza. —Oh, sí.
Henry Goldberg Escucho la puerta cerrarse detrás de mí, la mujer de cabello pelirrojo, baja la mirada a su teclado con brusquedad, pero ya la he pillado viendo como Molly ha cerrado la puerta. Cierro brevemente los ojos cuando suelto un largo suspiro, saco la foto del interior de mi americana, la sonrisa de Noah, me inyecta algo en mi interior, siento una emoción de poder verlo. Arrugo mi ceño, recordándome que no hablé con Molly acerca de cuándo hacerlo. — ¿Necesita algo, señor Goldberg? —la asistente de presidencia, pregunta, meto la foto a sulugar, niego y le doy las gracias. Regreso de nuevo a la sala de juntas, Sebastian habla con los abogados, al verme, arruga su ceño y se disculpa con el hombre de traje para acercarse a mí. — ¿Y Molly? —pregunta Sebastian. Presiono mis labios en señal de que no pude traerla. &
Molly Goldberg —Es...perfecto. —susurra Henry cuando Noah levanta su mirada a él. —Noah, es perfecto. —él levanta sus ojos azules de él, hacia a mí. —Ahora recuerdo, el nombre de Noah, es por tu padre. —mis ojos se abren un poco más de lo normal cuando escucho lo que dice. — ¿Cómo es que sabes ese dato? —pregunto sorprendida. Henry mira a Noah, luego regresa su mirada a mí, sus ojos se le cristalizan. —Presto atención a todo lo que dices. —Nunca dije su nombre.—él visiblemente se tensa.—Nunca lo dije porque me dolía nombrarlo, me recordaba el día que lo perdí y recuerdo perfectamente no haberlo nombrado...—aprieto mi mandíbula, intento controlarme. —No quiero pelear, Molly. Eso lo podemos hablar no delante de nuestro hijo. —me tenso, Noah se comienza a
Henry Goldberg —Señora Goldberg, su madre ha llegado. —anuncia la asistente de presidencia. Molly palidece al escucharla, por un momento no dice nada y yo aprovecho. —Puede decirle que entre. —Molly mira en mi dirección. —Aclaremos de una vez una parte de la historia, ¿No crees? Así avanzamos más rápido. —Henry…—comienza a hablar Molly, levanto una mano en el aire para que se detenga. —No, nada de Henry. —ella se tensa, la puerta se abre y aparece la madre de Molly, vestida elegantemente, no se da cuenta de mi presencia ya que me he movido sigilosamente de mi lugar. —Hija, me he enterado de algo, quiero alertarte. —Molly no dice nada, lanza una mirada fugaz en mi dirección, camino a la puerta y la termino de cerrar, la madre de Molly, se gira y abre sus ojos mucho más de lo normal. &nbs
Molly Goldberg Alcanzo a ver a mi madre cuando se abren las puertas del elevador en el lobby, ella avanza a paso furioso, empuja las puertas de cristal y sale a la acera, no sé qué va a pasar cuando la alcance, tengo tanta ira, tanta decepción, puede que más que ella. ¿Cómo es que ella se ha guardado eso durante estos años? Mientras camino, pienso con rapidez que hacer, entonces se me ocurre algo. Empujo las puertas para salir, ella intenta detener un taxi. —Tenemos que hablar.—anuncio detrás de ella, ella no me mira, insiste en detener un taxi. Atrapo su codo para girarla, pero ella se suelta con rapidez, su mirada está cargada de ira. — ¿Hablar? ¿Qué hay más para decepcionarme, Molly? ¿Qué más mehas ocultado? ¡Sabes que Noah era mi adoración! ¡Ahora es que me entero que no es de Sebastian! —exclama cargada de ira, sus ojos centellan, mi co
Sebastian Goldberg Henry se ha marchado a casa de sus suegros a recoger a Evelyn, mis nervios estaban aflorando con fuerza dentro de mí, pensaba miles de cosas, mis pies sobre la tierra habían sido removidos, es como no saber si estás despierto o estás soñando, en mi caso, había descubierto que tengo una hija, una hermosa pequeña que necesitaba todo de mí, pero algo sabía con certeza, Alexandra se iba a encargar de hacerme pagar de alguna manera el que la haya descubierto, quería pensar que podría reivindicarse en algún momento, entender que lo que hizo estuvo muy mal y que toda acción, tiene consecuencias y las tiene que asumir. Yo me cercioraré de eso. Nancy había llevado a Noah al parque que está cerca de la oficina con nuestro equipo de seguridad. —Evelyn, Evelyn...—sonrío como un tonto al recordarla sentada en la orilla de
Henry Goldberg Estaciono el auto frente a la gran casa de los Dorian, termino de leer el mensaje de Sebastian, estaba en el hospital con la nueva doctora y que nomás tenga fecha, me avisaría. Tenía nervios, quería que Evelyn recuperara su salud por completo, el verla débil, callada, pálida, me daba mucha impotencia. —Bueno, terminemos esto. —me digo a mi mismo cuando bajo del auto, estoy a punto de tocar la puerta cuando esta se abre bruscamente, es Alexandra. —Están mis abogados adentro —me tenso. — ¿Y ahora qué quieres? ¿Con que saldrás ahora? —pregunto ya irritado. Ella toma aire y lo suelta. —Terminaremos el contrato, mi padre te lo va a explicar en el despacho. —Finalmente alguien cuerdo en toda esta red de mentiras. —la esquivo, llego a la sala y me encuen