Henry
—Oh, Dios...—escucho que balbucea. —Yo...yo...—mis labios dejan otro camino de besos hasta llegar por encima de su monte de venus, ella sigue temblando. Mis dedos acarician lentamente por la curva de sus caderas, luego bajan a su sexo, lo acarician y escucho un fuerte gemido de ella, me inclino y soplo un poco, provocando que ella se retuerza. Huelo su piel sensible, a "jazmín" mi lengua entra chupando y succionando su interior. Siento su humedad en mi boca, es un sabor exquisito, se mueve demasiado cuando empiezo a acelerar mis movimientos con mi lengua y labios, mi mano se levanta por encima de mí y la dejo en su estómago para evitar que levante su pelvis, siento como sus pliegues internos se contraen cuando meto mis dos dedos, es demasiado ajustado, acelero y acelero y entonces ella parece una poseída, su cuerpo cobra vida y convulsiona, subo por encima de ella y noto sus mejillas rojizas, sus labios entr
Henry Llamo a su departamento y nada, luego entre nuestros conocidos, nadie lo ha visto, entonces decido ir a casa de Molly y hacer guardia. Una hora después, pienso en irme, pero veo el auto de Sebastian estacionarse frente a la casa de Molly. Él se baja, rodea el auto y abre la puerta de ella, se baja, ambos se dicen algo, él atrapa su mano y besa su dorso, luego su frente, siguen hablando, después de unos minutos, caminan hacia las escaleras de la casa, se quedan ahí hablando. Mis dedos aprietan el volante, mis nudillos se vuelven pálidos, Sebastian abraza a Molly, ella levanta sus manos y tocan la espalda de él. Mis estúpidos celos crecen como nunca, nunca había sentido todo esto al grado de hacerme hervir la sangre, cierro los ojos e intento controlarme: "Tú no eres así, Goldberg, no eres así. " Al abrirlos, Molly se
Sebastian Estoy sentado en el sillón individual que adorna mi antigua habitación, doy un sorbo a mi copa del vino que guardaba mi abuelo en su frigorífico, he abiertos las cortinas y dejo que, entre la débil luz de la luna, cierro los ojos disfrutando del sabor cítrico. Cierro mis ojos y suelto un largo y denso suspiro. Sigo repasando una y otra vez lo de Molly y mi hermano, una sonrisa aparece en mis labios y niego divertido. ¿En qué momento ha pasado todo esto? Abro mis ojos y me pierdo en la alfombra, con mi copa en mi mano y sonriendo como un tonto, eso quiere decir que Alexandra Dorian no está en el corazón de mi hermano, cuando una persona impacta de gran manera y a grandes escalas en la vida de uno, simplemente nos marca, nos liga a ello sin previo aviso, eso me recuerda mi pasado, un pasado que el solo recordar, me eriza la piel, los sentimientos que tengo en una caja fuerte, simple: logran salir
Sebastian Grito furioso. Ella niega, se acerca a mí y se abalanza, sus manos me rodean por mi cintura. Intento separarme, pero ella se aferra, si uso la fuerza, la lastimaré..."No más de lo que ella lo ha hecho, Sebastian." Cierro los ojose intento pensar fríamente. Su rostro sale de su escondite y me mira, su respiración se altera, trago saliva, su cuerpo es cálido, su cuerpo ha dejado de temblar... — ¿Nos recuerdas?—susurra, se humedece los labios, su respiración se altera un poco más, sus manos dejan de aferrarse a mi cuerpo, aquellas manos que amé con locuracomienzan a acariciarme poco a poco, mi piel se eriza a su toque, a su movimiento, mi cuerpo ahí está, pero es como si no lo estuviese, no se mueve, solo siente. Mi hambre por ella sale de algún rincón, la levanto y la lanzo a la cama, me pongo encima de ella
Molly Sus ojos azules brillan, sus labios se entreabren para tomar aire, su pecho sube y baja, espera una respuesta, una verdadera respuesta, ¿Cómo tomarla cuando me ha tirado en mi cara que ha roto su compromiso por mí? ¿Cómo? ¿Cómo se atreve a decir eso? ¿Se supone ahora que yo tengo que cargar con eso? ¿Con la culpa de romper un compromiso ajeno? Me suelto de su agarre, él espera ansioso mi respuesta. —Creo que no es el momento para hablar. —me siento abrumada y sorprendida. El hombre ha dicho finalmente que tiene sentimientos por mí, ¿Y tú Molly? Sí, lo he aceptado en los viñedos, mi fantasía de hace años, ha traspasado todo, ahora, el hombre por el cual fantaseaba y que le he entregado mi virginidad de una manera que no pude controlar, mi cuerpo era un imán hacia el suyo, lo acepto, no pensé, solo me di la oportunidad de sentir, aunque muchos hubieran pedido flores y corazones, una
Henry Detengo el auto en el parking del hotel donde me hospedo con Alexandra, no me bajo, pienso si tengo que regresar y hablar directamente con la madre de Molly o esperar a mañana. Cierro mis ojos y dejo caer mi cabeza contra el respaldo de mi asiento. Suelto un largo suspiro, todo ha pasado tan rápido que no me puse a pensar en Molly, mis celos me han segado, ¿Desde cuándo soy así? ¡Nunca lo he sido! Tengo que pensar detenidamente cada paso, no quiero ocasionar a Molly. Bajo del auto y me dirijo al elevador, subo y en unos minutos más llego al último piso, deslizo la tarjeta y la puerta se abre, cuando la cierro a mi espalda, abro mis ojos con sorpresa, está Alexandra con todas sus maletas hechas a un lado del sillón que adorna la suite. Dejo la tarjeta en el cuenco de cerámica, luego las llaves del auto, camino hasta el mueble de las bebidas. — ¿Siempre te marchas? —le pregu
Henry Después de despedir a Alexandra en el aeropuerto para que tome su vuelo a Londres, noto algo en su mirada, algo que no se atreve a decir, quizás, no sea el momento o el tiempo, pero lo que si me ha quedado claro es que, dentro de ella, oculta algo, lo pude ver en su mirada, así como también esa determinación y eso...me pone un poco nervioso. Voy en el camino pensando la breve historia de lo que nunca me ha dicho en esos cuatro años que estuvimos juntos, y sinceramente en su momento no tenía interés por saber quién era su ex novio, pareciera que le doliera hablar de ello. Así que seguí... Paso por empresas Goldberg, aún es sábado, algo tarde, así que descarto el ir a casa de Molly, lo que menos quiero es aumentar el problema. Me hago una nota mental de ir temprano por un pequeño arreglo e ir directamente a casa de ella,
Molly Mi mirada está perdida en algún punto del vitral de colores de la ventana frente a nosotras, escucho a lo lejos el sermón del padre Ernest, quien jubiloso como todos los domingos, se presenta ante los feligreses. Bajo mi mirada a mi regazo donde tengo mis manos descansando, cierro por un momento mis ojos, pero siento un golpe discreto en mi brazo y cuando levanto mi mirada hacia mi madre, ella niega, le digo sin palabras "Lo siento", intento prestar atención, en serio que lo intento, pero casi no he dormido, me levanté a media madrugada jadeando, entre sudores, mi cuerpo temblaba como una locomotora, no, no soy dramática, pero es la primera vez que algo así me pasa, estaba húmeda, mis pezones erectos y mi piel estaba como de gallina, erizada al grado que dolía, había tenido un sueño húmedo con Henry, pero parecía tan real. No es como esas fantasías que he tenido anteriormente antes de conoc
Henry Trago saliva con dificultad cuando subo al auto, con la mano temblorosa lo enciendo, arranco lejos, quiero tranquilizar mis celos, la ira que sale de algún lugar, nunca había sentido esto, nunca había me había sentido como un vil pendejo. Escucho que suena mi móvil, miro fugaz la pantalla, es Sebastian, lo paso al altavoz del auto. — ¿Puedes bajar la velocidad? —suelto una risa sarcástica. —No. No puedo. Quiero estar solo, Sebas. —Así no pienso dejarte. Tienes que hablar con Molly. —No quiero hacerlo. —gruño. — ¡Baja la puta velocidad o los dos nos estrellaremos! —grita por el altavoz. Reacciono por un momento, miro por el retrovisor, efectivamente Sebastian viene detrás de mí, suelto un largo y frustrante suspiro, apr