Molly
Sebastian me retira la silla, estoy algo distraída viendo nuestro alrededor, es una mesa rústica en medio de un gran espacio, rodeados de barriles de vino, estamos en la bodega interna, creo que son como dos pisos por debajo de la tierra, intento no pensar en que no hay una ventilación, que no se nos caerá el techo encima sepultándonos...niego mentalmente, estoy delirando, tengo ansiedad, "Calma, dramática". Alcanzo una servilleta y automáticamente la pongo en mi regazo, está el ambiente cálido, no hace frío ni calor. Sebastian se acomoda a mi lado, teniendo frente a nosotros a Henry y a su prometida.
—Es...es muy buen lugar... ¿Tiene alguna salida de emergencia? ¿Se nos puede caer el techo? —pregunto mirando el lugar, Sebastian aprieta mi mano que tengo en mi regazo.
—Tranquila, no pasará nada, es la manera más antigua de conservar el vino. Así que ni el techo se cae
Molly Definitivamente lo es. Estaciona el auto, distrayéndome de mis pensamientos, nos bajamos y espero a que abra la puerta, tarda un poco ya que tiene que encontrar la maña a la puerta, luego finalmente se abre. —Iré rápido, espera aquí.—le digo sin esperar una respuesta. Entro, cruzo por el camino por el cual recuerdo que nos guio Henry, miro distraída por los barriles, cruzo las escaleras para bajar al segundo piso, la bodega interna, llego a la mesa y encuentro mi bolsa, una risa estúpida aparece en mis labios.—Por fin. Cuando me vuelvo para regresar, suelto un grito de sorpresa al ver a Henry de pie, por donde he entrado y sus manos están dentro de sus bolsillos del pantalón, ese lugar donde resguarda su perfecto y redondo trasero. Trago saliva al sentir mi garganta seca. &nbs
Henry Veo que el auto donde va Molly se detiene en la parte principal de la casona, me estaciono a un lado de ellos, pero no me bajo, espero a que ellos lo hagan primero, creo que todo esto se está complicando demasiado. Cierro los ojos y dejo caer mi frente contra el volante, intento controlar mi cabeza y mi corazón, ¿Cuándo es que todo se ha complicado? ¿Cuándo es que Molly pasó de ser una fantasía de hace cinco años a algo más? Trago saliva al sentir mi garganta seca. ¿Cómo es que...he llegado a besarla ahora en tres ocasiones teniendo a Alexandra? Yo odio la infidelidad y las mentiras, ¿Ahora soy yo el que lo hace? ¿Qué mierdas te pasa, Goldberg? Escucho el toque en el vidrio de mi ventana, levanto mi mirada y es Sebastian, tiene su frente fruncida, le hago señas que voy a bajar, se hace a un lado y bajo de la camioneta. — ¿Todo bien? —pregunta. &nbs
Henry — ¿Qué hiciste, Ale? —susurro, siento como su dolor se traspasa hacia a mí, estoy pensando algo, algo que jamás en mi familia se aprobaría. Algo que es una aberración para nosotros, los Goldberg. —Hice algo que lastimó a ese hombre y hasta la fecha merezco su odio, su ira y su...decepción. — ¿Qué hiciste, Ale? —repito mi pregunta. —No estoy lista para hablarlo. El solo pensarlo...me duele y me lastima.—sus ojos me miran detenidamente.— ¿Entonces? ¿Esto se termina? —susurra. Trago saliva duramente. —Creo que lo mejor es terminar. —No quiero terminar. —Ale...—su cuerpo se abalanza al mío, comienza a buscar mi boca desesperada, intento esquiv
Henry —Oh, Dios...—escucho que balbucea.—Yo...yo...—mis labios dejan otro camino de besos hasta llegar por encima de su monte de venus, ella sigue temblando. Mis dedos acarician lentamente por la curva de sus caderas, luego bajan a su sexo, lo acarician y escucho un fuerte gemido de ella, me inclino y soplo un poco, provocando que ella se retuerza. Huelo su piel sensible, a "jazmín" mi lengua entra chupando y succionando su interior. Siento su humedad en mi boca, es un sabor exquisito, se mueve demasiado cuando empiezo a acelerar mis movimientos con mi lengua y labios, mi mano se levanta por encima de mí y la dejo en su estómago para evitar que levante su pelvis, siento como sus pliegues internos se contraen cuando meto mis dos dedos, es demasiado ajustado, acelero y acelero y entonces ella parece una poseída, su cuerpo cobra vida y convulsiona, subo por encima de ella y noto sus mejillas rojizas, sus labios entr
Henry Llamo a su departamento y nada, luego entre nuestros conocidos, nadie lo ha visto, entonces decido ir a casa de Molly y hacer guardia. Una hora después, pienso en irme, pero veo el auto de Sebastian estacionarse frente a la casa de Molly. Él se baja, rodea el auto y abre la puerta de ella, se baja, ambos se dicen algo, él atrapa su mano y besa su dorso, luego su frente, siguen hablando, después de unos minutos, caminan hacia las escaleras de la casa, se quedan ahí hablando. Mis dedos aprietan el volante, mis nudillos se vuelven pálidos, Sebastian abraza a Molly, ella levanta sus manos y tocan la espalda de él. Mis estúpidos celos crecen como nunca, nunca había sentido todo esto al grado de hacerme hervir la sangre, cierro los ojos e intento controlarme: "Tú no eres así, Goldberg, no eres así. " Al abrirlos, Molly se
Sebastian Estoy sentado en el sillón individual que adorna mi antigua habitación, doy un sorbo a mi copa del vino que guardaba mi abuelo en su frigorífico, he abiertos las cortinas y dejo que, entre la débil luz de la luna, cierro los ojos disfrutando del sabor cítrico. Cierro mis ojos y suelto un largo y denso suspiro. Sigo repasando una y otra vez lo de Molly y mi hermano, una sonrisa aparece en mis labios y niego divertido. ¿En qué momento ha pasado todo esto? Abro mis ojos y me pierdo en la alfombra, con mi copa en mi mano y sonriendo como un tonto, eso quiere decir que Alexandra Dorian no está en el corazón de mi hermano, cuando una persona impacta de gran manera y a grandes escalas en la vida de uno, simplemente nos marca, nos liga a ello sin previo aviso, eso me recuerda mi pasado, un pasado que el solo recordar, me eriza la piel, los sentimientos que tengo en una caja fuerte, simple: logran salir
Sebastian Grito furioso. Ella niega, se acerca a mí y se abalanza, sus manos me rodean por mi cintura. Intento separarme, pero ella se aferra, si uso la fuerza, la lastimaré..."No más de lo que ella lo ha hecho, Sebastian." Cierro los ojose intento pensar fríamente. Su rostro sale de su escondite y me mira, su respiración se altera, trago saliva, su cuerpo es cálido, su cuerpo ha dejado de temblar... — ¿Nos recuerdas?—susurra, se humedece los labios, su respiración se altera un poco más, sus manos dejan de aferrarse a mi cuerpo, aquellas manos que amé con locuracomienzan a acariciarme poco a poco, mi piel se eriza a su toque, a su movimiento, mi cuerpo ahí está, pero es como si no lo estuviese, no se mueve, solo siente. Mi hambre por ella sale de algún rincón, la levanto y la lanzo a la cama, me pongo encima de ella
Molly Sus ojos azules brillan, sus labios se entreabren para tomar aire, su pecho sube y baja, espera una respuesta, una verdadera respuesta, ¿Cómo tomarla cuando me ha tirado en mi cara que ha roto su compromiso por mí? ¿Cómo? ¿Cómo se atreve a decir eso? ¿Se supone ahora que yo tengo que cargar con eso? ¿Con la culpa de romper un compromiso ajeno? Me suelto de su agarre, él espera ansioso mi respuesta. —Creo que no es el momento para hablar. —me siento abrumada y sorprendida. El hombre ha dicho finalmente que tiene sentimientos por mí, ¿Y tú Molly? Sí, lo he aceptado en los viñedos, mi fantasía de hace años, ha traspasado todo, ahora, el hombre por el cual fantaseaba y que le he entregado mi virginidad de una manera que no pude controlar, mi cuerpo era un imán hacia el suyo, lo acepto, no pensé, solo me di la oportunidad de sentir, aunque muchos hubieran pedido flores y corazones, una