Henry Goldberg
Ella tiembla al escuchar mis palabras, mi corazón late frenéticamente, me mira conmocionada, sus labios se entreabren para tomar aire, atrapo su labio inferior, lo mordisqueo suavemente, luego lo suelto, su mirada lo dice todo, entonces, acomodo mi miembro en su entrada, poco a poco entro en ella, ella gruñe algo entre dientes, entonces me detengo
— ¿Estás bien? —ella asiente, mueve sus caderas, el movimiento me vuelve loco, me empiezo a mover junto con ella, me doy cuenta que está muy estrecha, muerdo mi labio cuando finalmente puedo entrar más, gruño entre dientes mientras me muevo más, los gemidos de ella, me hacen querer explotar, pero no quiero, ella lanza su cabeza hacia atrás cuando acelero, escucho nuestras respiraciones, nuestros gemidos, jadeos, puedo sentir el sudor de ambos cuerpos; somos uno solo al fin, estoy a punto de venirme, me niego a hacerlo, Molly mueve sus caderas en círculo
Henry Goldberg —Es impresionante—dijo Molly desde el caballo, mirábamos los viñedos desde una loma. —Sí, parece una postal—el tono de impresión de Edmundo, me emocionó. —El vino…exquisito. —dijo Sylvana, Edmund la mira y le sonríe. Luego desvía su atención hacia a mí. — ¿Dónde hay que firmar? —finalmente Edmund se decidió. —Venir solo era un plus, ya habíamos decidido ser distribuidores de tus vinos, Goldberg. Felicidades. Nuestras tiendas en todo el mundo, amará tu vino. —le agradezco a ambos por confiar en nosotros. Después de una cabalgada hasta el atardecer, de hacer un picnic en la loma con la belleza del paisaje, regresamos a la casona, teníamos que regresar y hacer maleta ya que teníamos que estar en la pista el domingo al mediodía. &n
Molly Marshall Dejo recargada la cabeza en el asiento, miro a Noah abrazado a su muñeco favorito, acaricio su frente y luego retirando el cabello, veo sus ojos azules, y de la nada, me regala una sonrisa, siento una opresión en el pecho el solo recordar las últimas palabras que le dije a Henry. “Te irás al infierno por mentirosa.” Cierro los ojos por unos breves momentos, después de estar con él, los sentimientos habían creado un tornado de emociones. Me llevo mi mano a mi pecho, mi corazón se agita. Miro a Noah quien estira su pequeño cuello para mirar por la ventana. — ¿Cómo le fue en su viaje exprés, señora? —pregunta Harry –mi persona de seguridad— estando al volante. —Bien gracias. ¿Todo bien en la casa? —él se encuentra conmigo en el retrovisor. —Sí. Todo
Molly Marshall Mi madre se retira, dejando las palabras en el aire, pero no tengo tiempo para indagar a más profundidad, tecleo un mensaje a Sebastian preguntado el estado de Henry, pero no me contesta, en lo que sucede, termino mis pendientes, sentía algo en el centro de mi pecho, algo que no podía describir. Le mando un mensaje de texto a mi madre para decirle que el lugar de la cena ha cambiado, que la espero en mi casa, inmediatamente recibo la respuesta. “Estaré en veinte minutos”. Intento llamar a Sebastian, pero me manda a buzón directamente. Harry me mira por el retrovisor. —Se repondrá el señor Goldberg. —comenta. —Eso espero. Si es terco en otras cosas, debería de serlo en estos momentos y aferrarse. —Estará en mis oraciones. —Gracias, Harry
Molly Marshall Sebastian se pasa ambas manos por su rostro, está preocupado, lo estoy también, lo que nos había dicho el doctor, nos puso más tensos de lo que ya estábamos. —El miércoles es la reunión con el abogado…—comienza a decirme Sebastian en mi dirección. —No puedo faltar… —No lo hagas, puedes ir y regresar… —Pero Henry…—le interrumpo. —Nosotros nos quedaremos con él. —arquea una ceja, mira hacia a el pasillo, mi madre camina lentamente de un lado a otro con Noah en los brazos, luego mira hacia a mí. — ¿Tú mamá también? —asiento. —Sé qué estas desconfiado, lo sé créeme. —Lo siento, pero no puedo evitarlo…—se disculpa. La miro, luego suelt
Molly Marshall Las lágrimas caen por mis mejillas, intento controlarme, no puedo dejar desbaratarme, tengo que ser fuerte, de alguna manera, no me imaginaba vivir sin él, las palabras que dije antes de verlo por última vez, me hacían sentir miserable, ¿Por qué simplemente no dije otra cosa antes de marcharme de los viñedos? Hubiera bastado solo decir “Me marcho, cuídate” y ya…pero no, tenía demasiado que pensar, evitando dejar mis verdaderos sentimientos salir a la superficie, mi orgullo, mi ira, mi decepción y el coraje que cargo, me hicieron decir esas palabras. —Eres terco, y es aquí cuando tienes que ser más, aferrarte a nosotros…—susurro cuando acaricio sus nudillos con mi dedo índice. Así me quedo a su lado varios minutos más, en silencio, veo su perfil, cada detalle de su rostro, había ocasiones cuando estábamos juntos en el pasado, lo veía dormido por la mañana, n
Molly Marshall Después de un rato con Henry, necesito ir al baño, —tomé demasiado café—, camino por el pasillo que me llevará a los servicios, busco mi móvil y recuerdo que lo silencié, entro, me recargo en el lavamanos mientras reviso, me doy cuenta que tengo más de diez llamadas perdidas de Helen, muchos mensajes de ella, entonces me alerto, pienso que ha pasado algo en la empresa, los mensajes no los alcanzo a leer, marco directamente a Helen. Un tono, dos, tres, y contesta. —Molly, por fin… —es la voz de Helen, suena preocupada. —Sí, soy yo, dime ¿Qué pasa? Tengo muchas…—me interrumpe. —Es el señor Dorian, ha estado buscando al señor Sebastian y a usted, me acaban de informar que… —Hola, Molly—siento un escalofrío recorrerme de pies a cabeza, cuando me
Molly Marshall Escucho mi respiración agitada, inestable, mi corazón late a un velocidad desorbitante, lo escucho dentro de mi cabeza a todo volumen, no me deja pensar con claridad, luego es como si hubiesen puesto mute el momento, el ruido del disparo me deja sorda, abro los ojos con miedo, miedo de estar herida, miedo de morir de esta manera, veo a Sebastian sobre Alexandra, ella grita histérica algo, él mira cargado de pánico hacia a mí, grita algo en mi dirección, pero no escucho, su vena resalta en su cuello y frente, su rostro está rojo, rojo de ira, entran las personas de seguridad, al verme tirada, Sebastian obliga a que detengan a Alexandra para acercarse a mí y que no se escape, él se desliza por el suelo hasta llegar a mí, puedo ver casi histeria contenida, mira mi costado, le sigo la mirada, él sigue diciendo algo, pero no escucho, sigo escuchando mi respiración. — ¡Molly!
Henry Goldberg “—No puedo permitir que tu hermano se case con nadie que no sea aprobado por mí, nadie entrará a esta familia sin mi consentimiento. —cruzo la pierna encima de la otra y di un sorbo a mi bebida. Estamos en el despacho, mi abuelo camina de un lado a otro. — ¿Cómo sabes que se quiere casar? —dudaba que la información fuese la correcta. —Peter, el de la joyería, le dijo a uno de mi equipo de seguridad que Sebastian había mandado a hacer una pieza única, él mismo la diseñó parece ser, si un hombre aparece en una joyería, para mi dice mucho. —Sebastian tiene derecho de casarse con quien quiera, abuelo. —él niega. —No voy a permitirlo, ¡Acaba de terminar la facultad! Lo que le sigue a eso, es regresar a empezar a trabajar en empresas Goldberg.