Henry Goldberg
“—No puedo permitir que tu hermano se case con nadie que no sea aprobado por mí, nadie entrará a esta familia sin mi consentimiento. —cruzo la pierna encima de la otra y di un sorbo a mi bebida. Estamos en el despacho, mi abuelo camina de un lado a otro.
— ¿Cómo sabes que se quiere casar? —dudaba que la información fuese la correcta.
—Peter, el de la joyería, le dijo a uno de mi equipo de seguridad que Sebastian había mandado a hacer una pieza única, él mismo la diseñó parece ser, si un hombre aparece en una joyería, para mi dice mucho.
—Sebastian tiene derecho de casarse con quien quiera, abuelo. —él niega.
—No voy a permitirlo, ¡Acaba de terminar la facultad! Lo que le sigue a eso, es regresar a empezar a trabajar en empresas Goldberg.
Seis meses después... —Molly, faltan dos arreglos en la mesa del jardín. —la madre de Molly usaba un mandil de flores coloridas, a excepción de ese mandil, debajo portaba un conjunto de dos piezas, chaqueta y pantalón en color rosa, su cabello rubio lo tenía sostenido por un moño que le había dado Evelyn al ver que no dejaba de tocarse el cabello. —Aquí tienes. —dijo Molly, nota a Evelyn que mira la revolución de gente en aquella cocina, Noah a su lado, degustaba un cupcake de zanahoria, Molly estaba presionada, había regresado apenas del trabajo para hornear y ayudar con la fiesta de cumpleaños, festejarían a Noah y a la dulce Evelyn, quien ya estaba libre de la leucemia, también quien por primera vez… festejaría su cumpleaños. —Traje las bebidas, ¿Qué hace falta? —Sebastian deja unas bolsas encima de la isla de granito, Molly protesta al
(Aquí comienza el pasado de Sebastian Goldberg) Sebastian Goldberg "Años atrás..." Mi lengua recorre lentamente el abdomen de aquella hermosa mujer hasta llegar a su centro, escucho sus gemidos, nuestras respiraciones alteradas, su elixir está derramándose, de repente cierra sus piernas, aprisionando mi cabeza, mis manos van a ellas con las palmas abiertas para poder abrirlas, ella levanta su rostro y se disculpa mientras jadea, luciendo a punto de tener un orgasmo. —Lo siento...yo...—lanza su cabeza hacia atrás.—Voy...voy a.…—salgo de ahí, me pongo de pie de un movimiento, ella me busca con la mirada al levantar su rostro, trozo el empaque plateado con mis dientes sin dejar de mirarla desnuda en medio de su cama, es jodidamente sexy.—Estaba a punto de venirme...—anuncia apenada. &
Sebastian Goldberg "Años atrás" Acaricio mi mentón mientras veo como la maestra de finanzas camina por el pódium, el pizarrón blanco está rayado con números y gráficas a su espalda. — ¿Qué tanto piensas? —pregunta Steve, mi compañero y mejor amigo. —En nada—contesto sin mirarlo. —Está prohibido tirarse a los docentes de la facultad. —giro mi rostro lentamente hacia Steve, él sonríe con una ceja en lo alto. —Aunque esté prohibido, no pensaba en algo como eso. — ¿Entonces por qué miras hacia la maestra? —me irrito. — ¿No hay que prestar atención? ¿O qué? —Steve borra su tonta sonrisa de su boca, mira hacia enfrente, cuando giro mi rostro para seguir prestando atención, todos nos miran. — ¿Es
Sebastian Goldberg "Años atrás" Tiro de mi corbata para lanzarla en el sillón rosa chillón que se encuentra en una esquina, miro el mueble rustico que contiene libros y libros de algún tema. —Así que aquí es tu cueva. Alexandra se recogió el cabello en lo alto, soltó un largo suspiro y luego se lanza en el sillón del rincón. —Sí, toma lugar. —me ofrece la orilla de la cama individual, lo acepto mientras me enrollo la corbata en la mano, levanto la mirada hacia a ella, sus ojos parecían estar rojizos, supongo que no ha parado de llorar. Su pequeño departamento me sorprende, parecía demasiado delicada y de familia adinerada. —Estás dentro. —Alexandra arruga su ceño, confundida. — ¿Dentro? ¿De qué hablas? —ella descruza sus piernas para dejarlas en el
Sebastian Goldberg "Años atrás" Apunto lo que ha dejado el maestro de contabilidad en el pizarrón, Steve me espera en la puerta, no he llegado a tiempo a la primera hora de clases, me regaño mentalmente, no tenía que haber consecuencias de mis desveladas con el estudio. — ¿Ya? —pregunta Steve. Apunto ya lo último, guardo la libreta y alcanzo a Steve. Recorremos los jardines y nos ponemos al día con los últimos apuntes de la próxima clase. Steve me da una palmada en el hombro, levanto la mirada hacia a él y luego me señala con la barbilla, sigo la dirección y es Alexandra. — ¿Y ahora? —murmuro para mí mismo. — ¿Te dejo solo u ocupas un escudo contra la amargada Dorian? —pregunta cerca de mí, Alexandra camina directamente hacia nosotros. —Déjame solo. —Ste
Sebastian Goldberg "Años atrás" Miro la invitación varias veces más, Steve entra a mi habitación y lanza su mochila a su cama del otro extremo de la habitación. — ¿Todo bien? —pregunta cuando se sienta en la orilla de la cama mirando en mi dirección. Agito la invitación en el aire, él se levanta intrigado, la mira y levanta sus ojos con sorpresa. —Tu némesis va a desfilar. —levanta su mirada de la invitación en mi dirección. — ¿Vas a ir? Dudo. —No sé, le ayudé a que pudiese desfilar, pero si voy es como darle pie a algo que no quiero. —Pues no será la única que modele, habrá muchas mujeres, puede que hasta te ligues a alguien. —A menos que…—Steve arruga su ceño. &
Sebastian Goldberg "Años atrás" Llego a mi habitación, sigo confundido, lo cual me recuerda que era uno de los motivos por el cual uno no se involucra más allá de una noche. — ¿Ya llegaste? —pregunta sorprendido Steve con una toalla a media cintura, y otra en el cuello. La irritación crece. —No, sigo con Emily en alguna parte de la ciudad. —digo sarcástico, entonces Steve, entiende. —Mierda, ¿Qué ha pasado? —me dejo caer en mi cama, lanzo mi brazo a mi rostro y cubre parte de mis ojos. —No lo sé, ella pensó que…—retiro mi brazo y me siento en la orilla de mi cama. —…pensó que la había llevado para demostrarle algo a Dorian. Steve arruga su ceño. —Y fue así, amigo. &nb
Sebastian Goldberg "Años atrás" Siento unos labios hacer roce con mi piel de la espalda. Tengo mi mejilla contra la almohada, abro los ojos y las imágenes de horas atrás desfilan dentro de mi cabeza, había tenido sexo con Alexandra Dorian. —Me marcho—anuncia Dorian cuando sus labios rozan mi lóbulo de la oreja. —Buen día—solo eso digo, tenía mucho sueño, estaba cansado, me ha exprimido como ninguna otra mujer lo ha hecho, tenía arañazos en mi espalda, había hecho en mi labio una pequeña mordida cuando llegó a su cuarto orgasmo, maldije por lo alto mientras seguía embistiendo, fue una noche de sexo loco, intenso, carnal y provocaba en mí…algo inexplicable. Entrecierro mis ojos y puedo ver sus largas piernas buscando su ropa que estaba a un lado de mi cama, miro la cama de Steve, había mandado un texto para