Anna tenía los ojos cerrados, intentó contar hasta cierto número para poder calmar su corazón, si Erick hubiese sido parte del plan del secuestro de Carolina, hubiese simplemente desaparecido, pero en su tono de voz notó sorpresa, imaginó que quién pudo haber planeado todo esto, era Emilio, tenía que ser él, había cambiado de bando y eso…-Anna abrió sus ojos-…para ella era traición.
El celular sonó, miró la pantalla y era Erick, miró hacia la gente de seguridad que los rodeaba, regresó su mirada y deslizó el botón verde.
—Espero tengas algo. —dijo de manera tajante.
—He hablado con Emilio y he dado con su localización—dijo Erick a toda prisa del otro lado de la línea, —No
quiero que pienses que fui p
Carolina estaba en shock al escucharlo, ¿Acaso estaba loco de remate? Jamás en su vida haría lo que le estaba pidiendo. No se entregaría ni en cuerpo, ni enalma, si no era Daniel. Entrar en pánico, fue lo último que pensó, por dentro la ira corrió por sus venas, pensó detenidamente sus pasos a partir de ese momento.Isaac la miró, estaba sorprendido con la belleza que tenía frente a él, los planes habían cambiado al momento que entró a esa habitación, su obsesión cruzó una delgada línea y, decidió que quería algo más...la quería a ella, no le importabasi era su sobrina y la hija de la mujer que más odiaba en este mundo. —¿Qué? —Carolina se llevó una mano al centro de su estómago. —Lo que has escuchado—dijo Isaac. Carolina empezó su jugada. Sonrió. —¿Y si me divorcio y te doy las tierras que ganaré? ¿Libertad? ¿Realmente me dejarás libre? —Carolina se sentó en el sillón a lado de su cama, cruzó una pierna con la otra, luegotomó air
Daniel tenía sus ojos cerrados, pidiendo llegar a tiempo por su esposa y su hijo, que estuviesen sanos y salvos, apretó el agarre de sus manos con tantafuerza, que necesitó sentir el dolor para recordarse que esto era real. No era una pesadilla. Estaba pasando lo que temió desde los anteriores atentados. —¿Daniel? —Héctor llamó a su ahijado al verlo sentado, tenso, luego miró sus manos, los nudillos estaban pálidos. Daniel abrió sus ojos y buscó a su padrino que estaba en el asiento de a lado, cruzando el pasillo. —Tranquilo, los vamosa encontrar. —Héctor apretó su mandíbula, Carolina era cabrona, era fuerte y más ahora que sería madre, sabía en su interior que lucharía por sobrevivir, no podía perderla, era
—Soy…el hijo de Armando García, —el ver la reacción de Carolina le provocó diversión. —¿No sabías que tienes un cuñado? —Carolina palideció, sintió comosu cuerpo amenazó con tirarla ahí mismo en la alfombra a lado de la cama, retrocedió, su mano buscó a tiendas la orilla de la cama e intentó no desmayarse con tremenda noticia. —¿Hijo? Armando García no tenía otro hijo aparte de Daniel—él sonrió más. —Soy el hijo mayor. Fernando García. —Hizo una breve pausa—El que está por encima de todo…—señaló el lugar—…esto. Incluso lo estuve cuandomi padre vivía. —la cara de confusión de ella, le hizo descubrir que, en sí, su padre había ocultado muy bien su existencia. Notó la palidez de Carolina. —Isaac solo es una pieza que manejo a&nb
—Señor García…—Daniel escuchó por el micrófono de su oído que lo llamaban, presionó para contestar. —¿Qué? —respondió cuándo miró porencima de la hierba. —Vienen tres autos blindados del lado norte. —Daniel arrugó su ceño, Héctor se acercó a él. —¿Crees que se estén…? —dos disparos se escucharon a lo lejos, todos se alertaron, se escuchó el grito de un hombre, como si estuviese sufriendo. —Espera, —dijo Héctor al ve
Daniel escuchó todo por el micrófono, sintió como su piel se erizó al grado de doler, su corazón se agitó por completo, antes de actuar, se escuchóla explosión, luego los disparos a lo lejos. —¡Espera! —gritó Héctor a Daniel por el micrófono, —Carolina está en la camioneta del medio de las tres—los disparos aumentaron, Daniel cerró por un momento breve sus ojos y rezó para que Anna estuviese bien, el ronroneo de las camionetas se escuchó—¡ahora! —dio la orden Héctor. Los dos equipos salieron de su escondite con armas en mano, atentosde no ser heridos,
—¿Pagarás el trabajo? —preguntó Heriberto, la mano derecha de Fernando, estaba este de pie con la mirada en los documentos que se encontraban en lasuperficie del escritorio. Fernando tomó aire de manera discreta y luego lo soltó lentamente, cerró los ojos y al abrirlos, levantó la mirada a Heriberto. —El pago era de Emilio, pero Isaac lo mató. Así qué no se debe dinero a nadie. ¿Has visto que se les pague a los muertos? —Se hizo un silencio incómodo en el lugar—¿Otra cosa más? —preguntó Fernando ya irritado, Heriberto negó rápidamentebajando la mirada.
Isaac se fue con un poco del pago de Emilio, pero estaba advertido por segunda ocasión acerca de sus amenazadas en contra de Fernando. Este, lo toleraba yaque, en parte, manejaba la parte de la policía de la ciudad, si él quería, podría sacarlo, pero no tenía un hombre con experiencia como él para sustituirse. —Cree que soy pendejo—murmuró Fernando al sentarse en su sillón de cuero del despacho, encendió un habano y comenzó a fumarlo, cerró los ojos para disfrutarlo. Tocaron a la puerta y entonces estalló él. —¡¿Y ahora qué mierdas quieren?!—se abrió la puerta y apareció una mujer hermosa, ya mayor, tenía el pelo negro, ojos marrones, la piel bronceada. —¿Quién el cabrón que te ha hecho enojar, Fer? — preg
Días después… Daniel estaba en posición de feto recostado en la cama de aquella habitación, la habitación que compartirían al llegar, abrazaba confuerza una prenda de Carolina, tenía su olor, sus dedos apretaban la tela. El dolor que tenía en su interior, era indescriptible, no lo había sentido por su padre, -menos con el odio que cargaba por el intento de violación de Carolina- y no recordaba haberlo sentido cuando murió su madre en aquella emboscada cuando solo era un niño de diez años. Aspiró de nuevo, con ello, llegaron los recuerdosen el que aparecía Carolina, su forma de arrugar su nariz al estar enojada, su sonrisa, su silueta bajo las sábanas de seda. Sus dedos apretaron con más fuerza la te