Mientras hablan de un futuro juntos. Max se quedó dormido en el regazo de Avy, aferrándose a su osito.
Mientras lo observaba dormir, Avy sintió una paz que no había experimentado en mucho tiempo. La ternura la invadió al verlo tan pequeño y vulnerable. Se inclinó para besarle la frente, susurrando:-Dulces sueños, mi pequeño.Marcus había bajado a despedir a la familia y amigos. Poco después entró en la habitación, cargando una maleta que habían dejado en el auto. Se detuvo un momento para contemplar la escena. Avy estaba recostada junto a Max, con una expresión de tranquilidad que no había visto en semanas.-Es como si siempre hubieras sido su mamá -comentó en voz baja mientras dejaba la maleta en el suelo.Avy levantó la vista hacia él, sus ojos brillando con lágrimas.-Es extraño, ¿sabes? Nunca planeé esto. Pero ahora no puedo imaginar mi vida sin él. Es como si siempre hubiera estado destinado a ser mío y ahora con nuestro hijo seLos días transcurrían con calma en la vida de Avy tras los eventos turbulentos que habían marcado su historia reciente. La tranquilidad se había convertido en su refugio, algo que valoraba cada vez más. Cada mañana despertaba con el sonido suave de Max jugando en su habitación, y cada noche lo acurrucaba en la cama, asegurándose de que sus pesadillas se quedaran atrás. Aunque su vida estaba lejos de ser perfecta, por primera vez en mucho tiempo, comenzaba a estabilizarse.Era lunes por la mañana. La luz del sol se filtraba tímidamente entre las cortinas de su habitación. Avy se puso de pie, dejando que el frío del suelo le recordara que ese día era especial. Respiró hondo, observando el elegante vestido azul claro que había colgado cuidadosamente la noche anterior. Lo acarició con la yema de los dedos, sintiendo la suavidad de la tela. Su regreso al trabajo, después de semanas de ausencia, significaba mucho más que retomar una rutina. Era su manera de demostrar que había so
Avy entra a la oficina de Dan con una sonrisa tímida en el rostro. La puerta se cierra tras ella, y el delicado sonido de una campanilla anuncia su llegada. Desde el fondo del taller, una voz familiar la llama.-¡Avy! ¡Pensé que no vendrías hoy! -Dan aparece entre un cúmulo de telas, sujetando una aguja en una mano y un carrete de hilo en la otra. Su rostro se ilumina al verla.-Hola, Dan. -Avy se acerca, dejando su abrigo en el perchero junto a la entrada-. Perdón por no avisarte antes, ha sido una semana... intensa.Dan frunció el ceño, dejando lo que estaba haciendo para acercarse.-¿Intensa? ¿Está todo bien? ¿Marcus? ¿Max?Avy asiente rápidamente, riendo por la preocupación de su amigo.-Todo está bien, Dan. En realidad, quería contarte algo...-¡Espera! -Dan levanta una mano, interrumpiéndola-. No me digas que cancelaste tu boda otra vez, porque te juro qué.-¡No, no, no! -Avy se ríe, sacudiendo la cabeza-.
Un mes había pasado desde que Avy y Marcus recibieron la noticia que les cambió la vida: estaban esperando un bebé. La emoción y el nerviosismo llenaban los días de la pareja, y cada noche, antes de dormir, Marcus acariciaba con ternura el vientre de Avy mientras ambos soñaban con el futuro que les esperaba. Sin embargo, aquel día era especial. Habían programado su primera visita al médico para el control prenatal, y Max, estaba más emocionado que nunca.-¡No puedo esperar, mami! -exclamó Max, dando pequeños saltos en la sala mientras Avy intentaba atarle los zapatos-. ¿Crees que ya podrán decirme si voy a tener una hermanita?Avy sonrió, aunque su paciencia empezaba a agotarse por el entusiasmo incontrolable del pequeño.-Todavía es muy pronto, amor -respondió ella, colocándole con cuidado el último zapato-. Pero podremos escuchar su corazón.Max abrió los ojos como platos.-¿De verdad? ¿Podré escuchar su corazón latiendo?-Claro que sí -intervino Marcus desde la puerta, sosteniendo
La emoción en el aire era palpable mientras los días avanzaban rápidamente hacia el gran día. Avy, aunque nerviosa, no podía evitar sonreír cada vez que pensaba en el momento en que caminaría hacia el altar.Kelly, siempre práctica y con un ojo para los detalles, se aseguró de que todo estuviera en perfecto orden. Supervisaba cada arreglo floral y confirmaba con los proveedores mientras bromeaba con Avy para mantenerla relajada.Dan y David, los encargados del vestido, habían hecho un trabajo impecable. Cada pliegue y detalle reflejaba la esencia de Avy: elegante, sencilla y llena de luz. Avy lo había probado la semana anterior y no pudo evitar derramar algunas lágrimas al verse en el espejo.Las joyas que usaría, diseñadas por ella misma, brillaban con un significado especial, mientras que las mancuernillas de Marcus, cuidadosamente elegidas por Avy, eran el toque final para su futuro esposo. Sabía que él se vería increíble y que, al igual que ella, no po
El club estaba en su máximo apogeo. Las luces de colores danzaban al ritmo de la música, como si compitieran por quién capturaba más atención. Los invitados reían, brindaban, y compartían momentos que quedarían grabados como anécdotas inolvidables. Sin embargo, entre todo aquel bullicio, Eliezer no podía apartar los ojos de Kelly.Habían sido amigos por años, pero desde hace un tiempo, algo había cambiado. Aquellos pequeños roces accidentales, las conversaciones interminables que parecían llenar el alma, y su sonrisa... Dios, su sonrisa. Era como si ella hubiese encontrado la manera de colarse en cada rincón de su corazón sin siquiera intentarlo.Kelly estaba sentada en uno de los sofás del área lounge, charlando con Avy. Ambas se reían a carcajadas, observando a Marcus, que trataba de seguir el ritmo de la música con movimientos descoordinados. Cada tanto, Kelly se llevaba la mano al pecho, intentando recuperar el aliento entre las risas, y Eliezer no pudo evitar sonreír. Ese sonido
-¿Me estás invitando a un café? -bromeó, aunque su sonrisa cálida dejaba en claro que entendía sus intenciones.-Podría ser... o algo más. Prometo que habrá buena música, quizás una copa de vino... -respondió, tratando de mantener el tono ligero, aunque su corazón seguía latiendo con fuerza.-Está bien, Eli. Vamos -respondió Kelly, apretando suavemente su mano.El trayecto al departamento fue tranquilo. Apenas hablaron, pero no hacía falta; la conexión entre ellos hablaba por sí sola. Al llegar, Eliezer abrió la puerta y dejó que Kelly entrara primero.-Bienvenida -dijo, cerrando la puerta tras ellos.El lugar era acogedor, con un diseño sencillo pero elegante. Había un sofá gris frente a un televisor, una mesa de centro con un par de libros apilados, y una pequeña cocina abierta que daba al salón. Kelly se quitó los zapatos y caminó descalza por el piso de madera, explorando el espacio con curiosidad.-Es lindo. Muy tú, a pesar de que siempre era mi departamento, este me gusta -comen
Kelly despertó sobresaltada. Los rayos de sol ya se filtraban por las cortinas y el insistente sonido del teléfono no cesaba. Con el corazón latiendo con fuerza, tomó el dispositivo de la mesita de noche. Era Avy.-¡Kelly! -exclamó la voz del otro lado, entremezclada con una mezcla de emoción y nervios-. ¡Dime que estás en camino!Kelly se sentó rápidamente en la cama, desorientada.-¡¿Qué hora es?! -preguntó, llevándose una mano al rostro-. Avy, lo siento... me quedé dormida.-¡Claro que te quedaste dormida! Son las doce y media, y necesitas estar aquí en menos de una hora. No me dejes sola con toda esta gente. ¡Te necesito!Kelly dejó escapar un suspiro mientras se levantaba.-Lo siento, amiga. Dame veinte minutos y salgo para allá.Colgó y se giró hacia Eliezer, quien la miraba desde la cama con una sonrisa tranquila.-¿Qué pasó ahora? -preguntó él, divertido al verla correr de un lado a otro.-Avy. Es tarde, hoy es su boda. ¡Y yo soy su dama de honor! -Kelly abrió el armario y com
El día de la boda amaneció con un cielo despejado, como si incluso el universo estuviera conspirando para que todo saliera perfecto. El aire fresco traía consigo una ligera fragancia a flores que se sentía especialmente viva en el jardín elegido para la ceremonia. Las flores de colores pastel que decoraban cada rincón parecían recién pintadas por la naturaleza, y el murmullo de las hojas al viento daba una sensación de calma.Los primeros invitados comenzaron a llegar, llenando el lugar con risas, murmullos y abrazos de reencuentro. Entre ellos, se podía escuchar cómo comentaban sobre la belleza del lugar y la emoción de ver finalmente a Avy y Marcus unirse en matrimonio después de todo lo que habían vivido juntos.En una pequeña habitación decorada con toques delicados de blanco y dorado, Avy estaba frente al espejo. Sus manos temblaban ligeramente mientras ajustaba la falda de su vestido. La tela blanca caía con una elegancia que la hacía parecer una reina. Kelly