Raúl se había levantado muy temprano aquel día. Tras la conversación con Mary la noche pasada, no había conciliado el sueño. Su madre y su hermano aún dormían, como la mayoría de las personas allí acampadas. Solo un par de personas paseaban o se dirigían a los baños.
Sentada a la orilla del lago, metiendo sus pies, se encontraba Yadira. Raúl decidió acercarse y hablar con ella. Quería saber qué le pasaba con él.
- Hola.- Saludó mirando hacia el otro lado del lago. Dos chicas llegaron de entre las tiendas hacia aquella orilla, notablemente ebrias, decidieron que sería un buen lugar para orinar allí mismo.
- ¿Qué quieres?.- Respondió secamente.
-¿ Que hice para que me trates así?.- preguntó en calma, no quería poner más nerviosa a la chica.
Yadira se tomó su tiempo en responder, tanto que pensó que no iba a hacerlo. Estaba sentada abrazada a sus piernas, con una pequeña sudadera y vaqueros remangados
-¿Que te pasa ahora?.- preguntaba Raúl colocándose bien la chaqueta una vez pararon.- Raúl, tengo que decirte una cosa.- decía frotándose las manos nerviosamente.- Si vas a mencionar lo que te conté antes, no es necesario. Yo solo te dije lo que sentía y no quiero hablar de ello de nuevo.- Es por eso... Que ahora yo quiero decirte a tí lo que siento, lo que de verdad significó. Luego ya decidiremos qué hacer.Raúl escuchaba en silencio, aquellas palabras comenzaron a ponerle extrañamente nervioso. La chica a la que desde hacía tiempo no le quitaba ojo, ahora estaba frente a él, queriéndole contar sus verdaderos sentimientos.- ohhhh, hay estáis.- Mary venía corriendo de entre los árboles.- Soy una rebelde jajaja.Reía como el villano de una película, estaba eufórica y saltaba de alegría cogiendo a su amiga de las manos.- ¿Que fue eso tan bueno que te pasó?.- pre
– Hoy es el día, y no habrá absolutamente nada que me impida cumplir mi misión.Mary, con los brazos en jarra y pecho erguido, se había detenido frente a Yadira, recién despierta y casi sin enfocar quien le estaba hablando a causa del sueño.– ¿De qué estás hablando? – frotándose los ojos, la joven respondió desganada, deseando tomarse un café bien cargado antes de que alguien le dirigiera la palabra.Mary, sonriendo triunfal, proclamó estirando sus brazos exageradamente:– ¡Hoy aprenderás a nadar!Yadira continuó caminando, haciendo oídos sordos de las palabras de su amiga. No tenía ninguna intención de aceptar y pasar todo el día chapoteando, observada por cientos de personas.Ella quería otra cosa; pasar todo el día con Raúl. Tras haber tomado la decisión la noche anterior, ya no habría escusas para alejarse, para mostrar indiferencia. Iba a mostrarle todo su amor, y lucharía por él con tod
Yadira y Raúl caminaban tomados de la mano. Se habían acercado al bosque, dirigiéndose hacia la zona donde la noche anterior hicieron la fiesta. A esa hora, posiblemente no habría nadie y de haberlo, siempre podrían caminar entre los árboles sin alejarse mucho.Habían traído algo de comida en una pequeña mochila, donde metieron algo de pan y un tupper con algunos filetes y puré de patatas en otro, que Martha había estado preparando durante la mañana, aprovechando que su cocina de camping tenía potencia suficiente.Se habían vestido, él, un corto pantalón gris de chándal y camiseta blanca,. Yadira, traía un vestido sin mangas blanco de flores que le quedaba por encima de las rodillas.Raúl iba recordando mentalmente, el momento en que Yadira se abrió y le confesó que quería intentarlo. Sólo habían pasado horas, pero lo sentía cómo si hubiese sido una eternidad atrás.– Oye, Raúl – Yadira comenzó a h
Álex y Mary caminaban tranquilamente por la orilla del lago. Tenían ganas de ganar tras haber estado todo el día juntos. La tarde comenzaba a caer y muchas personas de dirigían al claro del bosque a continuar con sus fiestas, ni el servicio de limpieza que pasaba por allí varias veces al día le daba tiempo a limpiar todo de botellas y basura antes de que se acumulara más.No había entonces, mucha gente cerca del lago, y eso les gustaba pues estaban más tranquilos.– ¿Qué te pareció mi madre? – comentaba Álex, rascándose el cabello nervioso al sacar el tema.– Es muy divertida, y agradable. Yo no recuerdo lo que es tener una madre, ni un padre. ¿Sabes que estuve a punto de morir y aún con esas, no vino a verme? – no mostraba ningún dolor en su voz, mas si en el corazón, pero no quería admitirlo.– Eres increíble Mary. Pero no necesitas ocultar lo que realmente sientes. Todo se acumula y algún día acabará explotando.<
El grupo había bajado del bus que los había traído desde el lago. Habiendo tanta gente por ser verano, cada poco tiempo pasaban, por lo que no tendrían problemas para regresar.No serían más de las doce del mediodía, tenían tiempo para caminar un poco antes de ir a comer.Martha caminaba junto a su hija Yadira, mientras que Ana iba con Carlos y Raúl unos pasos delante de ellas.La joven miraba la espalda de su amado mientras caminaba. Deseaba correr hacia él, abrazarle y besarle. Quería que ese viaje por la ciudad fuera para ellos dos solos, como una cita.– Yadira cariño, estás muy pensativa hoy. ¿Estás bien? – preguntó su madre sacándola de sus pensamientos.– Si, solo pensaba.– ¿Sabes que puedes contarme todo verdad? Soy tu madre, y siempre querré lo mejor para tí, y apoyarte cuando lo necesites.Yadira Sonrió agradecida. Su madre siempre estuvo ahí cuida
El destino elegido para saborear una buena comida, o al menos esa sería la intención, fue una pizzería, donde también servían hamburguesas y pasta. Quizás no fuera un menú muy extenso, pero todos estuvieron de acuerdo en que sería un buen lugar antes de continuar caminando.Estaban cansados, tras casi tres horas de caminata de aquí para allá, tenían los pies doloridos y apenas energía para dar un paso más, pero se estaban divirtiéndo. Mientras esperaban que les tomaran el pedido ojeando el menú, comentaban sobre sus visitas; un museo de cera, la tienda de regalos, una recreación exacta de una calle del imperio romano, que se exponía gratuitamente dentro de un enorme edificio circular... Tomaban foto a todo con la cámara que Martha, inteligentemente, llevó consigo, para mantener esa experiencia durante muchos años.Cada familia estaba sentada frente a la otra, estando Carlos en las piernas de su madre, Yadira y Raúl están frente a frente, evita
- ¿Cuál es ese futuro negro del que habla? - Raúl fue el primero que se atrevió a preguntar.La misteriosa señora observaba su blanquecina esfera en la mesa, y miró hacia el joven tan bruscamente que le hizo dar un salto en la silla.- Chico, una amenaza os persigue. Una verdad saldrá a la luz, y tomar la decisión equivocada traerá la muerte.Ambos se miraban sin entender nada, pero comenzaban a asustarse de verdad por el tono que aquella señora utilizaba al hablar. Sus ojos, parecía que miraban más allá de su rostro, como si estuviera viendo a través de su alma más allá del tiempo presente.- Señora... La verdad ya empieza a asustar con ese tono tan deprimente y lo que dice. Creo que mejor nos vamos.- podrían esperar un poco más, a fin de cuentas aquí están solos. No debéis ocultar vuestra relación. Pero esa relación, no será tan eterna como piensan. - miró entonces a Yadira - tienes miedo y dudas
Raúl se había sentado sobre una gruesa raíz de un árbol centenario. El joven pensaba en todo lo que había ocurrido con la bruja. Confiaba en Yadira, sabía que eso que le oculta no era estar en otra relación o que su amor hacia él no era sincero, pero quizás, no era tanto como para luchar por él tras el verano.La joven de cabellos dorados, llegó hacia Raúl. Le observaba desde el par de metros que les separaba, y ella misma no sabía cómo empezar a hablar, no entendía que era realmente lo que estaba mal pero a la vez, lo tenía muy claro.Todo estaba siendo confuso para ambos. Todo el humor que tuvieron durante el día desapareció a la misma velocidad que un rayo cortando el cielo.—Raúl, escúchame —Flora dió el primer paso y habló sin acercarse más—. Esa mujer dijo cosas horribles, y de alguna manera siento que nos afectó a ambos. Quiero que arreglemos esto.—Tienes razón —respondió el joven—. Dijo que tú a