Alex la mayor parte de las veces podía parecer estar muy serio, pero nunca me imaginé verlo enojado, estaba totalmente furioso porque le habían quitado al niño, entonces supe lo mucho que podía importarle y cómo no, se trataba de su hijo. Cogió las llaves de su coche y lo vimos dirigirse al auto, nadie pudo detenerlo.
—Alex, ten mucho cuidado con lo que vayas a hacer por favor. —le sugirió su amigo.
Alex ni se molestó en dirigir ninguna palabra, estaba totalmente dispuesto a cualquier cosa y tuve más miedo aún, ¿qué tal si su cabreo fuera a impedirle recuperar a su hijo?, no podía permitirlo y no quería hacerlo porque aparte de todo se trataba de Hazel. Me acerqué al auto que ahora estaba en marcha y me monté en el asiento del copil
Alexander LaurentSubí al cuarto de Hazel, tenía que hablar con él, de hecho, debía haberlo hecho hacía mucho tiempo, era mi hijo y sabía que era lo bastante grande como para asimilar lo que fuera o eso es lo que esperaba yo. El hecho de que Freya aceptara casarse conmigo sabiendo todo a lo que se enfrentaba me sorprendía totalmente, no quería eso para ella, lo reconozco, pero era lo mejor y haría lo que fuera posible para que no saliera perjudicada.Entré en la habitación, Hazel se encontraba tendido sobre su cama. Verme en su cuarto me hizo darme cuenta del tiempo que llevaba sin entrar allí Me acerqué y me senté sobre la cama, él giró su cabecita para verme.—Hola. —fue lo que le dije. — ¿Quieres que
Celestina nos preparó unas tazas de té mientras esperábamos a Maura y hablamos de la boda o más bien hablaban ellas de la boda y yo me limitaba a escucharlas.Cuando escuché que llamaban a la puerta me levanté rápido del sofá esperando ver a mi hermana. Cuando llegué, Celestina le estaba abriendo la puerta, sonreí al verla y corrí a darle un fuerte abrazo.—Te echaba de menos. —dije todavía entre sus brazos.—No debiste separarte de mí.Nos separamos y ella observó la casa asombrada, la entendía, a mí me pasó lo mismo la primera vez que llegué aquí.—Uau, esto es precioso
Cuando entré en el salón, Alex pedía que se sentaran todos. Me senté junto a Hazel mientras Celestina y Cloe se sentaban en el sofá largo y Alfred en otro sofá. Alex estaba de pie frente a nosotros observándonos, ya no llevaba puesto la chaqueta, se la había quitado y se había quedado solo con la seda, se veía tan sexi que no paraba de mirarlo, posé la mirada en su hermoso rostro y me estaba mirando, rápidamente aparté mi mirada de él ¿se habría dado cuenta de lo que estaba pasando por mi cabeza? Me llené de nervios esperando que no, todo era culpa de Maura, desde que me metió en la cabeza lo del futuro beso ya no podía controlar lo que sentía por él.—Agradezco que estéis aquí. —habló él—No quiero haceros perder tiempo, me imagino que de alguna forma os habréis dado cuenta de que algo está pasando aquí. Es necesario que sepáis que Freya
Subimos en el auto mientras Alfred nos conducía hacia nuestro destino, había recibido instrucciones de Alex y sabía hacia dónde llevarnos. Estaba sentada en el asiento trasero con el niño más lindo que había conocido. La temperatura de fuera empezaba a decaerse, iba a llover seguro, solo esperaba que no nos estropeara la cena. Establecí una sencilla conversación con Alfred mientras avanzábamos, sabía que era hombre de muy pocas palabras, pero quería asegurarme de que se podía conversar con él.Cuando aparcó el vehículo le revisé el traje a Hazel y puse en orden cualquier imperfección, no quería crear conflictos. Me bajé del coche y lo ayudé a bajarse. Observé el lugar en el que nos encontramos, se trataba de un restaurante espectacular; por allí so
El resto de la velada la pasamos platicando y riéndonos, todo estaba saliendo bien y resultaba menos incómodo.—¿Viene Simón a la boda? —preguntó Iván, ya me parecía raro que todo saliera bien. Noté que Maura le daba un golpecito. —¿Qué? Es solo una pregunta.—¿Quién es Simón? —preguntó Eric.—Mi padre—contesté. Noté que Alex fijaba su mirada hacia mí, pero yo hice lo contrario, no quería ver su expresión. De todas formas ¿qué se podía esperar de una boda falsa? No quería involucrar a mi padre en eso. De pronto me acongojé y se me hizo un nudo en la garganta.&mdas
Me desperté con el sonido del despertador de mi celular, aunque fuera insoportable el sonido y me quedara con las ganas de seguir durmiendo, no podía tirarlo al suelo porque era mi móvil y lo apreciaba demasiado, alargué mi mano y apagué la alarma. Me levanté de la cama y como de costumbre me dirigí al cuarto de baño y me cepillé los dientes. Cuando regresé a la habitación, estaba sonando mi móvil y era una llamada, cogí el móvil, lo descolgué y lo llevé a mi oído sin siquiera mirar el número.—Buenos días. —me quedé paralizada y miré la pantalla del celular para confirmar que realmente me había llamado Alex y realmente era él.—Buenos días —le contesté.
Aparcamos junto al establecimiento de Berman, nos bajamos del auto y subimos juntas las escaleras hasta llegar a la puerta. La abrimos y entramos. El lugar estaba más luminoso y con más clientela, divisamos a Berman al fondo con un cliente y nos acercamos a él, se alegró al vernos, llamó a uno de sus trabajadores para que le atendiera a la persona que estaba a punto de dejar para atendernos.—Habéis llegado. —dijo con una sonrisa. —¿Quién se casa?—Ella. —contestó Érica poniéndome frente a él. —Dime que tienes listos los vestidos. —él me miraba totalmente sorprendido.—¿Con el señor Laurent? —era normal que estuviera tan sorprendido.
Eran las doce de la noche, había tenido un día agradable con Érica, pero en la inmensidad de la oscuridad no podía dormir, daba vueltas de un lugar para otro de la cama, tal vez fuera porque en pocas horas me estaría casando. Tenía ganas de hablar con alguien, me incorporé en la cama y tomé mi móvil marqué el número y llevé el celular al oído, al segundo repique escuché su voz al otro lado.—Hola papá —lo saludé con mucha emoción acompañado de tristeza.—Hola cielo ¿cómo estás? —lo había despertado, podía notarlo en su voz.—Bien, eso creo.—¿A qué se debe l