El jet privado de los Anderson llegó a la hora prevista a Italia, donde un contento Enzo D’Alturi los esperaba con expresión triunfante en el rostro, había conseguido traer a su socio mucho antes de lo que esperaba y solo necesitó sobornarlo con unas costosas vacaciones en uno de los mejores destinos de Grecia.Era un buen trato, costoso, pero bueno al fin y al cabo. Para él era de vital importancia resolver los problemas que habían surgido y además venía con su esposa, la desarrolladora de la aplicación que estaba usando en ese instante en su empresa.—Señores Anderson, señorito Ian, ya pueden desembarcar. — Dijo la azafata y Lia no dudó en desabrocharse el cinturón de seguridad y levantarse de su asiento, había sido un vuelo demasiado largo en su opinión, pero viajar a Europa siempre suponía muchas horas de vuelo.Lía sonrió al darse cuenta de que Ian ya estaba impaciente, esperándolos en la puerta y conteniéndose las ganas de exigirles que se dieran prisa, desde que era muy pequeño
Mientras los mayores se presentaban, Alessandra le echaba miradas fugaces y furtivas al joven que los acompañaba. Ian Anderson, seguía siendo igual de guapo como ella lo recordaba. Bueno, mucho más guapo si era sincera consigo misma, pero lo que hacía que ella se mantuviera alejado de él. Era el recordar cómo la última vez que se había visto ella le había gritado que sería su esposo y él le había dicho que jamás se fijaría en una niña tan encimosa como ella.Sí que era cierto que de eso, habían pasado muchos años y que eran solo unos niños, pero ella no podía olvidar como su pequeño corazón se había roto a causa de esas palabras. Además, como no iba a pegarse a él siempre, sí era el único niño con el cual su madre en ese tiempo la había dejado relacionarse.Alessandra soltó un suspiro dejando de observar al joven Anderson, para sacar su móvil y ponerse a jugar un juego tipo granja donde ella lideraba toda una colonia de hormigas. Era un pequeño triunfo para ella haber llegado al nivel
Las palabras de Alessandra no solo hicieron que Ian se quedará con la boca abierta, también hicieron que su ego se resintiera.Por lo que no supo cómo reaccionar ante lo dicho por la joven, es más, en ese momento, pese a lo dicho por la joven, le pareció la chica más linda que él hubiera visto en toda su vida. Aun así, su ego herido hizo que respondiera de la misma manera.—Me alegra escucharte decir eso, ya que tú tampoco serías una opción para mí, así fueras la última chica sobre esta tierra — fue decirle esas palabras a la joven D'Alturi e Ian caminar hacia donde se encontraban sus padres.—¿Vamos a tardar mucho aquí? Me apetecería más estar subiendo a un avión rumbo a Santorini— mencionó el hijo de Evan una vez llegó a dónde se encontraban los tres adultos conversando.Evan se mantuvo sereno al ver a su bien portado hijo, comportándose por primera vez como un adolescente molesto, lo que lo llevo a buscar el motivo de su enfado parado un poco más allá de ellos. A la pequeña hermana
Evan deseaba poder besar cada parte de su cuerpo, y eso hizo tras saborear sus labios. Bajó por su cuello hasta sus senos, tocándolos con la punta de la lengua y notando cómo ella se estremecía ante esa simple acción, antes de pasar al otro.Joder, deseaba alargar ese momento. Deseaba que ella perdiera el control, que lo necesitara más allá de lo posible, pero a él mismo le estaba resultando imposible no querer enterrarse en ella.—Mierda, Lia… no puedo, no puedo aguantar más — susurró, dejando de mimar sus senos y colocándose de nuevo sobre ella. Evan llevó sus manos hasta la cadera de su esposa, alzándola.—¡Hazlo, maldita sea Evan! ¡Hazlo ya! —exigió ella, atrayéndolo sobre su cuerpo y empujándose contra él en un intento por sentirse llena.Él no la haría rogar, llevó su miembro hasta sus pliegues, cerrando los ojos ante la calidez de estos al abrirse y aceptarlo en su interior.Despacio. Así es como iría, pero falló en el momento en que sus caderas tomaron el control, enterrándo
Lía no pudo evitar estremecerse ante su repentina evocación que tuvo en ese momento, mientras se encontraba frente al espejo del baño de la habitación en la mansión D'Alturi —El feto no es viable. —dijo el médico con algo de severidad en su voz, mientras ella sostenía la respiración, esperando una buena noticia.Esas cinco palabras fueron como un golpe en el estómago para ella. Después de dos años, todavía recordaba el dolor y la tristeza que sintió en ese momento. No pudo evitar las lágrimas que brotaron de sus ojos y que rodaron por sus mejillas, mientras se aferraba a la mano de su esposo en busca de consuelo. Era una noticia devastadora, la noticia de que su bebé no podría vivir fuera del útero, de que el resultado de su amor jamás llegaría a nacer.El silencio sepulcral que se hizo en la habitación mientras ella intentaba procesar lo que acababa de escuchar fue lo que socabo cualquier rastro de esperando en ella.A Lia le era difícil aceptar que algo estuviera mal con su bebé, p
Su habitación estaba ubicada justo al lado de la de Alessandra, y eso lo frustraba mucho. ¿Acaso en una casa tan grande no tenían habitaciones suficientes para darle una más alejada de ella? Anoche, no había podido conciliar el sueño debido a que no había parado de escuchar a Alessandra reír mientras hablaba con un tal Collins, y la risa se había prolongado hasta bien entrada la medianoche. Se sentía molesta y celosa, preguntándose qué tipo de relación tenía su amiga con ese hombre.¿Quién sería ese imbécil? Seguramente algún guaperas de su clase o tal vez el hijo de alguno de los amigos de sus padres. Pensó mientras se miraba en el espejo del baño. Aunque trataba de fingir que no le importaba, lo cierto era que la idea de Alessandra con otro chico le molestaba más de lo que estaba dispuesto a reconocer. Suspiró y terminó de peinarse, sabiendo que tendría que hacer un esfuerzo para mantener su distancia y no dejar que sus sentimientos interfirieran en su amistad con ella.—¿A quién q
Parecía que el ambiente se volvía tenso y el aire se cortaba en el momento en que Enzo apareció. Ian sintió como la conversación que estaban teniendo se interrumpía bruscamente al encontrarse con el hermano de Alessandra. A pesar de que normalmente se llevaba bien con él, en ese instante no podía evitar sentir cierta incomodidad. Alessandra, por su parte, se quedó en silencio, como si hubiera sido interrumpida justo en el momento más importante.No obstante, una vez más su hermano fue mucho más rápido colocándose en medio de ellos.— Vaya tortolitos. Creí que tardarían más en despertar — mencionó como si nada Enzo en medio de los dos adolescentes, pasando un brazo alrededor de ambos cuellos y así poder caminar los tres —. A Ale le encanta dormir hasta casi el mediodía cuando no tiene clase.Ella se sonrojó intensamente al escuchar la forma en que Enzo los había llamado, como si fueran una pareja. Su corazón latía rápidamente, preguntándose si Ian también h
Alessandra caminó alejándose del joven, con pasos rápidos y firmes. Su rostro denotaba una mezcla de enojo y confusión mientras se alejaba, llevando consigo una profunda frustración. Había evitado tener cualquier tipo de interacción con él, pero ahora se daba cuenta de que sus sentimientos eran obvios y eso la hacía sentir vulnerable. Mientras caminaba, su mente se llenaba de pensamientos contradictorios y emociones encontradas, lo que la llevo a golpear levemente su rostro con sus manos.—¡Alessandra debes de controlarte!— se recriminó a si misma, dando un largo y profundo suspiro. Volviendo a conservar la calma.Evan observó cómo la joven se alejaba y sacudió la cabeza, antes de encontrarse con la mirada de su esposa y amigo.—Bien dejen de ponerme esa cara, consentiré ir a Inglaterra, solo con una condición. Que tu hermana Alessandra nos acompañe a Santorini. Estoy casi seguro que después de ese viaje, tu familia y la mía se podrían llevar una agradable sorpresa. ¿Qué les parece a