Al otro lado de la ciudad, después de hablar con Freja y excusarse con que se sentía enferma, Sofie caminaba por las frías y desiertas calles en dirección a la casa de Katrine. Agotada, su mente seguía dando vuelta al encuentro con Mathias, y las palabras que le había dedicado resonaban en su cabeza, como un disco rayado que era incapaz de pausar.Cuando finalmente llegó al hall de entrada de la casa de su mejor amiga, inspiró profundamente, rogando para que Katrine estuviera dormida, antes de entrar.No obstante, sus deseos no fueron escuchados, y Katrine, apareciendo por el pasillo, preguntó, visiblemente sorprendida:—¿Sofie? ¿Qué estás haciendo aquí tan temprano? Además, ¿no quedamos en que me llamarías para que te fuera a buscar?—Lo siento, nena… Sé que quedamos en eso, pero decidí venir sola, porque… necesitaba pensar —respondió Sofie, con la voz apagada.Katrine frunció el ceño.—En serio, nena, ¿es que acaso te has olvidado de que hay alguien detrás de ti? No puedes simplemen
La mañana siguiente comenzó con el aire cargado de tensión.Katrine entró sigilosamente a la habitación que ocupaba Sofie, en donde la encontró sentada al borde de la cama, con los ojos llenos de lágrimas y el ceño fruncido.—¿Por qué lo permites, Kat? —inquirió Sofie, de pronto, rompiendo el silencio. Su voz era suave, aunque la intensidad de su mirada reflejaba el dolor que sentía por su amiga.De inmediato, Katrine se tensó, a pesar de que intentó mantener la calma.—No sé qué quieres decir, Sofie —repuso Katrine, cruzándose de brazos y apartando la mirada. Pero claro que sabía…Sofie la miró fijamente, ladeando la cabeza.—Vamos, Katrine. Sabía que Ole te trataba de lo peor, que era infiel, pero… lo de anoche se pasa de castaño oscuro —replicó, negando con la cabeza, incrédula—. Vi lo que hizo, Kat, cómo te quitó el móvil y te empujó. Quise ayudarte, pero… temí que si intercedía fuera peor para ti. Lo siento.Katrine sonrió con amargura y se sentó junto a Sofie.—No tienes que sen
Dos días después, el sol apenas comenzaba a despuntar cuando Lukas salió de su estudio, tambaleante, con la mira fija en el suelo, mientras sus pensamientos no dejaban de dar vueltas en torno a líneas de códigos y rastreos fallidos, aunque no podía dejar que lo consumiera. Dos días de fracasos constantes con respecto a Sofie lo habían dejado al borde.Agotado, se adentró en la cocina, en donde encontró a Mathias, impecable como siempre, sirviéndose una taza de humeante café, mientras Lukas, desaliñado y con profundas ojeras, parecía una descolorida versión de sí mismo.—No has dormido, ¿verdad? —inquirió Mathias, sin apartar la mirada de su Tablet en la que leía las noticias del día.Lukas bufó y se encogió de hombros mientras abría la nevera buscando un poco de leche.—Tuve que trabajar hasta ahora para tener listo el software de Lund Farma. Apareció una complicación que me atrasó, pero, gracias al cielo, ya está terminado —mintió a medias. Después de todo, sí que había estado con aq
La tarde comenzaba a caer, mientras Katrine, con el corazón en un puño, cerraba la puerta detrás de Ole antes de subir las escaleras, camino a su habitación. Sentía una tonta sensación de que él podría, quizás, adivinar sus pensamientos, y eso la aterraba.«¿Qué estás haciendo, Katrine?», se preguntó, mientras subía uno a uno los escalones.Era la primera vez en los últimos seis años que, no solo saldría sin Ole, sino que, además, lo haría para verse con otro hombre. Los nervios le revolvían el estómago. Por un momento, había pensado en cancelar aquella reunión, pero algo en el mensaje que le había enviado Martin, dos días atrás, la empujaba a hacerlo. O, al menos, de eso intentaba convencerse, puesto que no solo eso la impulsaba, sino también el hecho de, por fin, ponerle cara a aquel hombre.—No estás haciendo nada malo —se respondió a sí misma, intentando convencerse, mientras se arreglaba frente al espejo, ajustándose un mechón rebelde de cabello—. Esto no es como ser infiel. Solo
Al verla acercarse, Lukas sintió cómo su pecho se tensaba con una mezcla de nervios y entusiasmo. De ella emanaba algo que despertaba en él una curiosidad voraz, una sensación que no había experimentado en mucho tiempo.Sin embargo, aquel momento se vio interrumpido por su torpeza, cuando, al levantarse apresuradamente, derribó una de las copas de agua, empapando la mesa con un estruendo que atrajo algunas miradas indiscretas.—Vaya, qué recibimiento triunfal —rio Lukas, mientras intentaba secar el desastre con una servilleta.Katrine no pudo evitar soltar una risita, suave y cristalina. Había imaginado aquel primer encuentro lleno de solemnidad y expectativas, no con la torpeza encantadora que Lukas acababa de demostrar.—¿Siempre eres así de desastroso o solo lo reservaste para mí? —preguntó, en un tono que intentaba sonar ligero, aunque su corazón latía con fuerza.—Debo admitir que es una habilidad que solo luzco en ocasiones especiales —respondió Lukas con una media sonrisa, seña
Al escuchar el nombre de su mejor amiga, Katrine se quedó paralizada, sintiendo cómo una oleada de adrenalina se apoderaba de su cuerpo, poniéndola en alerta.Su primer impulso fue confesar quién era ella, pero la promesa que le había hecho a Sofie la detuvo. No podía permitir que un error tan tonto expusiera a su mejor amiga.Pensando en esto, inspiró hondo, se recompuso y tendió la mano hacia Lukas con una sonrisa controlada.—Bueno, ya que sé tu nombre real, permíteme presentarme. Mi nombre real es Beate… Beate Thorsen —se presentó, utilizando su primer nombre, y rogando que ni él ni su hermano conocieran su apellido.—Bonito nombre, Beate —repuso Lukas, devolviéndole el gesto con una sonrisa, sintiendo un intenso escalofrío al notar el suave y fresco tacto de su piel.Ella rio suavemente, aunque su mente era un torbellino de pensamientos. Aquel simple contacto había despertado un extraño cosquilleo en su cuerpo, y no pudo evitar pensar en que Lukas le gustaba, a pesar no lo conocí
Lukas se quedó parado en la acera, mirando el taxi que desaparecía en la noche. Sus pensamientos giraban rápidamente, como una tormenta de invierno. Había algo en ella que no le terminaba de encajar.«No tiene sentido», pensó. «¿Por qué se esforzó por mostrarse neutral? ¿Acaso tiene miedo de las implicaciones de rastrear a una persona? ¿O hay algo más?»Sin embargo, lo más desconcertante era que eso también lo atraía, y cuanto más la analizaba, la curiosidad no hacía más que aumentar. Sentía que ella era un rompecabezas que debía y quería resolver. No solo para descubrir por qué no había querido ayudarlo, sino también porque sentía una conexión real.Por un momento, dejó escapar un suspiro bajo, casi imperceptible, mientras se daba cuenta de la verdad: ella le gustaba. Había tenido relaciones, claro, pero esta vez era diferente. Su mente se dividía entre la intriga y la necesidad de protegerla.¿Cómo podía sentir tanto por alguien a quien apenas había conocido en persona? ¿Cómo podía
Lukas despertó sobresaltado en la enorme cama de su habitación, y rápidamente los recuerdos de la noche anterior lo golpearon con fuerza.Con un gruñido, se pasó una mano por el cabello, intentando procesar lo que sentía.Beate era sumamente intrigante; había algo en ello que le resultaba fascinante. Por primera es en mucho tiempo, había encontrado alguien capaz de desafiarlo e impulsarlo a superarse.Pensando en esto, suspiró. Se sentía ridículo, como un adolescente enamorado a primera vista, pero no podía dejar de pensar en la manera en la que ella parecía esconder tantas cosas detrás de su bella sonrisa; en el magnetismo de su voz y la profundidad de su mirada.«Maldita sea… ¿Qué me está pasando?», pensó mientras se levantaba, decidido a poner algo de orden en su cabeza.Con la mente echa un caos, se vistió rápidamente y bajó a la cocina en busca de un poco de café que le ayudara a aclarar su mente, encontrándose con su hermano sentado a la mesa, con el ceño fruncido y una taza ent