CAPÍTULO 74: EXTRAÑO A PAPÁLa voz de aquella mujer que Anthony aseguró ser su prima sigue repitiéndose en la mente de Katherine. Esa noche apenas pudo dormir, y al despertar, un mal presentimiento le revuelve el estómago, como si su intuición intentara advertirle algo que aún no puede comprender.Al entrar a la cocina encuentra a Andrea preparando el desayuno. El aroma del café fresco debería reconfortarla, pero no lo hace.—Buenos días —saluda intentando sonar más tranquila de lo que se siente—. ¿Dónde está Giulia?—Dijo que tenía algo que hacer, pero volverá en la tarde —responde Andrea sin levantar la vista de la sartén.Katherine asiente y se sienta a la mesa, donde Lucy ya está con un tazón de cereal frente a ella. Sin embargo, la pequeña no parece tener mucho apetito. Juega con la cuchara, haciendo círculos en la leche, en lugar de comer.—¿Qué pasa, mi amor? —pregunta Katherine, inclinándose hacia ella.—No tengo hambre —murmura Lucy sin ánimos.Katherine frunce el ceño. No es
CAPÍTULO 75: DEBEMOS HABLARKatherine sube al autobús con Lucy sin avisar a nadie y con la sensación de que está a punto de cruzar una línea que no debería. Es una locura, lo sabe, pero también siente que es lo correcto. Si le dice a Giulia, seguramente tratará de detenerla con mil argumentos. Y si Dimitri, el hombre que Anthony había puesto para vigilarlas, no se ha dado cuenta de que salió, esto le dará tiempo para llegar a Toscana antes de que alguien intente interceptarla.El autobús arranca y Katherine se acomoda con Lucy a su lado, quien no tarda en dormirse apoyada en su brazo. La pequeña, con sus rizos desordenados y las mejillas aún húmedas por las lágrimas, parece tan vulnerable que el pecho de Katherine se aprieta. Mientras acaricia suavemente el cabello de su hija, su mente corre a mil por hora.«¿Y si esto termina mal? ¿Y si Anthony se enoja o la rechaza?». Las preguntas la atormentan, pero hay algo más fuerte que su miedo: la necesidad de respuestas. No puede seguir vivi
CAPÍTULO 76: EL RETORNO DE UN FANTASMADoce días antes…Anthony siente un nudo en el pecho mientras camina hacia su auto. El funeral de su abuelo apenas ha terminado, pero la rabia dentro de él está lejos de haberse apaciguado. La impotencia de no tener respuestas sobre el ataque lo está enloqueciendo.—Alessandro, sigue buscando las camionetas —ordena con un tono frío y cortante—. No es fácil desaparecer dos vehículos así. Deben estar cerca.—Por supuesto, iré ahora mismo —responde Alessandro con un asentimiento firme antes de retirarse.Anthony sube al auto, pero no arranca. Permanece sentado, mirando el camposanto desde el parabrisas mientras su mente lucha por mantener el control. Con un suspiro cargado de frustración, golpea el volante con el puño. El dolor en sus nudillos no es nada comparado con la furia hirviendo en sus venas.Ese mismo día, Katherine saldrá del hospital, así que Anthony sacude la cabeza, intentando enfocarse. Enciende el motor, pero apenas pone la mano en la
CAPÍTULO 77: NO PUEDES HUIR DE MÍKatherine solo desea tomar un avión esa misma noche y largarse a Boston. Dejar atrás Roma, con sus calles empedradas, sus recuerdos amargos, y a él. Pero no puede hacerlo, al menos no todavía. Necesita volver al departamento, recoger sus cosas, su pasaporte, y, si tiene suerte, lo que queda de su dignidad.El autobús de regreso a la ciudad parece una condena. Cada parada, cada rostro extraño que sube y baja, solo alarga el tormento de volver a enfrentarse a su realidad. Finalmente, llega cuando el cielo se tiñe de naranjas y púrpuras, como si el día agonizara junto con su paciencia.Katherine no quiere hablar con nadie. No quiere preguntas, ni compasión, ni que alguien note el temblor en sus manos o la sombra en su mirada. Pero sabe que disimular será imposible. El peso en su pecho y el nudo en su garganta son como cicatrices recién abiertas, demasiado visibles para esconderlas.Por suerte, Lucy está distraída, perdida en el mundo de dibujos animados
CAPÍTULO 78: DÉBIL RESISTENCIAAnthony no retrocede, ni siquiera cuando Katherine lo mira con la furia y desdén que debería haberlo hecho detenerse. Todo lo contrario: da otro paso al frente, se acerca peligrosamente, invadiendo su espacio personal. Su presencia lo llena todo, como si el aire mismo se hiciera más denso.—No voy a dejar que esto termine así —dice en una voz baja e intensa que hace que a Katherine se le erice la piel.Ella intenta mantenerse firme, alza el mentón como si pudiera enfrentarlo sin pestañear.—No tienes elección, Anthony. Esto ya terminó.Él ríe, una risa seca, casi oscura, y niega con la cabeza.—¿Crees que puedes decidir eso sola? —avanza otro paso, tan cerca que Katherine puede sentir el calor que emana de su cuerpo—. Esto no ha terminado. Nunca ha terminado entre nosotros, y lo sabes.Katherine siente cómo su respiración se acelera, no de miedo, sino de algo más profundo, algo más primitivo que lucha por salir a la superficie. Intenta retroceder, pero s
CAPÍTULO 79: TE PERTENEZCOAnthony la sostiene con fuerza mientras sus labios devoran los de Katherine con un deseo desenfrenado, como si cada beso fuera una declaración. Sin apartar su boca de la de ella, la levanta en sus brazos con facilidad, como si no pesara nada. Katherine se aferra a sus hombros, sintiendo la solidez de su cuerpo, y antes de que pueda siquiera protestar, la recuesta con suavidad en el sofá.Sus ojos oscuros la recorren como si quisiera memorizar cada detalle, y con una voz baja, cargada de deseo, murmura en italiano:—Sei bellissima, Katherine… ogni parte di te è mia. (Eres hermosa, Katherine… cada parte de ti es mía).El sonido de su voz en su lengua materna le envuelve los sentidos, derritiendo las últimas reservas que ella intentaba mantener. Anthony inclina el rostro y deja un rastro de besos cálidos por su cuello, sus labios rozan su piel con delicadeza y un hambre que apenas puede contener.—Non puoi nasconderti da me… sei fatta per me, cara mia. (No pued
CAPÍTULO 80: EL MENSAJEDespués de vestirse, Anthony la atrae nuevamente hacia él rodeando su cintura con un brazo firme, mientras la otra mano se desliza por su espalda. La besa en los labios, esta vez con una delicadeza que parece muy ajena a la intensidad de momentos antes. Katherine cierra los ojos, sintiendo que su cuerpo responde a la calidez que solo él puede provocarle, como si estuviera atrapada en un sueño del que no quisiera despertar.—Deberíamos ir a la heladería, estamos tardando demasiado —susurra Katherine contra sus labios.Anthony la mira con ternura, sus ojos oscuros recorren cada facción de su rostro antes de responder.—Lo siento, cara mia, pero tengo que regresar a Toscana. Estoy muy cerca de encontrar a los que nos atacaron.La decepción se refleja de inmediato en los ojos de Katherine, como si la realidad hubiera caído de golpe sobre ella. Su expresión se suaviza mientras alza la mirada hacia él.—¿No puedes quedarte ni siquiera una noche? —pregunta en un susur
CAPÍTULO 81: CONVERSACIÓN PENDIENTEEl regreso a Toscana es más bullicioso de lo que fue la ida. Anthony no puede evitar repasar en su mente la última conversación que tuvo con Katherine, los matices en su tono, las preguntas no formuladas que flotaron en el aire y cómo le costó convencerla, con palabras y promesas, de que todo estaba bien entre ellos. Pero, la verdad, no está seguro de que lo esté.La aparición de Chiara había llegado de una forma imprevista, y aunque no lo admitiera en voz alta, lo tenía desestabilizado. No es que aún sintiera lo mismo por ella; esos días eran parte de un pasado enterrado. Sin embargo, no puede negar que Chiara había sido importante en su vida, y lo que compartieron todavía lo persigue en forma de culpa y secretos. Lo que más lo inquieta, lo que le quema el pecho, es que aún le oculta cosas a Katherine sobre su relación con ella. Y aunque está convencido de que podrá solucionar todo sin que Katherine lo descubra, hay un filo de duda que amenaza con