CAPÍTULO 77: NO PUEDES HUIR DE MÍKatherine solo desea tomar un avión esa misma noche y largarse a Boston. Dejar atrás Roma, con sus calles empedradas, sus recuerdos amargos, y a él. Pero no puede hacerlo, al menos no todavía. Necesita volver al departamento, recoger sus cosas, su pasaporte, y, si tiene suerte, lo que queda de su dignidad.El autobús de regreso a la ciudad parece una condena. Cada parada, cada rostro extraño que sube y baja, solo alarga el tormento de volver a enfrentarse a su realidad. Finalmente, llega cuando el cielo se tiñe de naranjas y púrpuras, como si el día agonizara junto con su paciencia.Katherine no quiere hablar con nadie. No quiere preguntas, ni compasión, ni que alguien note el temblor en sus manos o la sombra en su mirada. Pero sabe que disimular será imposible. El peso en su pecho y el nudo en su garganta son como cicatrices recién abiertas, demasiado visibles para esconderlas.Por suerte, Lucy está distraída, perdida en el mundo de dibujos animados
CAPÍTULO 78: DÉBIL RESISTENCIAAnthony no retrocede, ni siquiera cuando Katherine lo mira con la furia y desdén que debería haberlo hecho detenerse. Todo lo contrario: da otro paso al frente, se acerca peligrosamente, invadiendo su espacio personal. Su presencia lo llena todo, como si el aire mismo se hiciera más denso.—No voy a dejar que esto termine así —dice en una voz baja e intensa que hace que a Katherine se le erice la piel.Ella intenta mantenerse firme, alza el mentón como si pudiera enfrentarlo sin pestañear.—No tienes elección, Anthony. Esto ya terminó.Él ríe, una risa seca, casi oscura, y niega con la cabeza.—¿Crees que puedes decidir eso sola? —avanza otro paso, tan cerca que Katherine puede sentir el calor que emana de su cuerpo—. Esto no ha terminado. Nunca ha terminado entre nosotros, y lo sabes.Katherine siente cómo su respiración se acelera, no de miedo, sino de algo más profundo, algo más primitivo que lucha por salir a la superficie. Intenta retroceder, pero s
CAPÍTULO 79: TE PERTENEZCOAnthony la sostiene con fuerza mientras sus labios devoran los de Katherine con un deseo desenfrenado, como si cada beso fuera una declaración. Sin apartar su boca de la de ella, la levanta en sus brazos con facilidad, como si no pesara nada. Katherine se aferra a sus hombros, sintiendo la solidez de su cuerpo, y antes de que pueda siquiera protestar, la recuesta con suavidad en el sofá.Sus ojos oscuros la recorren como si quisiera memorizar cada detalle, y con una voz baja, cargada de deseo, murmura en italiano:—Sei bellissima, Katherine… ogni parte di te è mia. (Eres hermosa, Katherine… cada parte de ti es mía).El sonido de su voz en su lengua materna le envuelve los sentidos, derritiendo las últimas reservas que ella intentaba mantener. Anthony inclina el rostro y deja un rastro de besos cálidos por su cuello, sus labios rozan su piel con delicadeza y un hambre que apenas puede contener.—Non puoi nasconderti da me… sei fatta per me, cara mia. (No pued
CAPÍTULO 80: EL MENSAJEDespués de vestirse, Anthony la atrae nuevamente hacia él rodeando su cintura con un brazo firme, mientras la otra mano se desliza por su espalda. La besa en los labios, esta vez con una delicadeza que parece muy ajena a la intensidad de momentos antes. Katherine cierra los ojos, sintiendo que su cuerpo responde a la calidez que solo él puede provocarle, como si estuviera atrapada en un sueño del que no quisiera despertar.—Deberíamos ir a la heladería, estamos tardando demasiado —susurra Katherine contra sus labios.Anthony la mira con ternura, sus ojos oscuros recorren cada facción de su rostro antes de responder.—Lo siento, cara mia, pero tengo que regresar a Toscana. Estoy muy cerca de encontrar a los que nos atacaron.La decepción se refleja de inmediato en los ojos de Katherine, como si la realidad hubiera caído de golpe sobre ella. Su expresión se suaviza mientras alza la mirada hacia él.—¿No puedes quedarte ni siquiera una noche? —pregunta en un susur
CAPÍTULO 81: CONVERSACIÓN PENDIENTEEl regreso a Toscana es más bullicioso de lo que fue la ida. Anthony no puede evitar repasar en su mente la última conversación que tuvo con Katherine, los matices en su tono, las preguntas no formuladas que flotaron en el aire y cómo le costó convencerla, con palabras y promesas, de que todo estaba bien entre ellos. Pero, la verdad, no está seguro de que lo esté.La aparición de Chiara había llegado de una forma imprevista, y aunque no lo admitiera en voz alta, lo tenía desestabilizado. No es que aún sintiera lo mismo por ella; esos días eran parte de un pasado enterrado. Sin embargo, no puede negar que Chiara había sido importante en su vida, y lo que compartieron todavía lo persigue en forma de culpa y secretos. Lo que más lo inquieta, lo que le quema el pecho, es que aún le oculta cosas a Katherine sobre su relación con ella. Y aunque está convencido de que podrá solucionar todo sin que Katherine lo descubra, hay un filo de duda que amenaza con
CAPÍTULO 82: FALSA PALOMAKatherine sabe que ir hasta la oficina de Anthony solo para reclamarle un arete es una completa locura, pero eso no la detiene. Se escabulle de Dimitri, sube al taxi y, aunque la razón le grita que dé media vuelta, ella no la escucha. Ni siquiera cuando está a una cuadra de distancia, ni cuando ya se encuentra frente a la imponente entrada del edificio el sentido común logra alcanzarla.Cruza las puertas y la opulencia del lugar la deja momentáneamente sin aliento. Mármol pulido y lámparas majestuosas. Todo ahí grita riqueza, negocios, control. Y no puede evitar preguntarse cómo una familia como los Salvatore puede tener dos caras tan opuestas.Sacude esos pensamientos y se dirige al ascensor, pero un guardia la intercepta antes de que pueda entrar.—Señorita —le dice en perfecto italiano—, no puede pasar sin una cita.Katherine parpadea sin entender una palabra. Rápidamente, saca su móvil y usa el traductor para explicarle quién es. El hombre la observa con
CAPÍTULO 83: ÚLTIMA ADVERTENCIAKatherine apenas puede contener las lágrimas que nublan su visión. Quiere creer en Anthony, aferrarse a la idea de que todo es un malentendido, pero ¿cómo hacerlo cuando las pruebas le gritan lo contrario? Con la mandíbula apretada, deja el arete sobre su escritorio como si quemara entre sus dedos y, sin decir una palabra más, se gira y sale de la oficina.Katherine desciende al vestíbulo con el pecho oprimido, sintiendo que le falta el aire. Está harta. De las mentiras. De los secretos. De cargar con una verdad que la destruye poco a poco. ¿Con qué derecho puede reprocharle a Anthony haberle ocultado algo cuando ella ha hecho lo mismo? Ella también mintió. También lo traicionó al entregarle los documentos a Emanuele… aunque su razón había sido distinta.Sale a las calles de Toscana sin rumbo fijo, limpiándose las lágrimas, pero nuevas toman su lugar. Su teléfono vibra con una notificación. No quiere mirarlo. Asume que es Anthony exigiendo respuestas.Pe
CAPÍTULO 84: MANIPULACIÓN—No es un ultimátum, es mi decisión y tienes que respetarla —escupe entre dientes, con la voz temblando de furia y dolor.Anthony la mira incrédulo, con los ojos oscuros y centelleantes.—Katherine, no puedes estar hablando en serio… tú eres mía.Con toda la fuerza que tiene lo empuja lejos, creando distancia entre ellos.—No —mueve la cabeza con desesperación y la respiración entrecortada—. No puedo… necesito irme de aquí.Sus ojos se encuentran en un choque brutal de emociones. La mandíbula de Anthony se tensa, su mirada es puro fuego y tormenta.—Sabes que tengo que encontrarlos. Si me voy dejándolo todo inconcluso, pensarán que soy un líder débil.El pecho de Katherine se contrae con dolor. Se ríe con amargura, una carcajada hueca que muere en su garganta.—¿Así que prefieres eso antes que estar conmigo? —susurra con la voz rota. Sabiendo que le está poniendo un clavo a lo que pudo haber sido—. Pues, entonces ya sé cuáles son tus prioridades.Sin esperar