CAPÍTULO 82: FALSA PALOMAKatherine sabe que ir hasta la oficina de Anthony solo para reclamarle un arete es una completa locura, pero eso no la detiene. Se escabulle de Dimitri, sube al taxi y, aunque la razón le grita que dé media vuelta, ella no la escucha. Ni siquiera cuando está a una cuadra de distancia, ni cuando ya se encuentra frente a la imponente entrada del edificio el sentido común logra alcanzarla.Cruza las puertas y la opulencia del lugar la deja momentáneamente sin aliento. Mármol pulido y lámparas majestuosas. Todo ahí grita riqueza, negocios, control. Y no puede evitar preguntarse cómo una familia como los Salvatore puede tener dos caras tan opuestas.Sacude esos pensamientos y se dirige al ascensor, pero un guardia la intercepta antes de que pueda entrar.—Señorita —le dice en perfecto italiano—, no puede pasar sin una cita.Katherine parpadea sin entender una palabra. Rápidamente, saca su móvil y usa el traductor para explicarle quién es. El hombre la observa con
CAPÍTULO 83: ÚLTIMA ADVERTENCIAKatherine apenas puede contener las lágrimas que nublan su visión. Quiere creer en Anthony, aferrarse a la idea de que todo es un malentendido, pero ¿cómo hacerlo cuando las pruebas le gritan lo contrario? Con la mandíbula apretada, deja el arete sobre su escritorio como si quemara entre sus dedos y, sin decir una palabra más, se gira y sale de la oficina.Katherine desciende al vestíbulo con el pecho oprimido, sintiendo que le falta el aire. Está harta. De las mentiras. De los secretos. De cargar con una verdad que la destruye poco a poco. ¿Con qué derecho puede reprocharle a Anthony haberle ocultado algo cuando ella ha hecho lo mismo? Ella también mintió. También lo traicionó al entregarle los documentos a Emanuele… aunque su razón había sido distinta.Sale a las calles de Toscana sin rumbo fijo, limpiándose las lágrimas, pero nuevas toman su lugar. Su teléfono vibra con una notificación. No quiere mirarlo. Asume que es Anthony exigiendo respuestas.Pe
CAPÍTULO 84: MANIPULACIÓN—No es un ultimátum, es mi decisión y tienes que respetarla —escupe entre dientes, con la voz temblando de furia y dolor.Anthony la mira incrédulo, con los ojos oscuros y centelleantes.—Katherine, no puedes estar hablando en serio… tú eres mía.Con toda la fuerza que tiene lo empuja lejos, creando distancia entre ellos.—No —mueve la cabeza con desesperación y la respiración entrecortada—. No puedo… necesito irme de aquí.Sus ojos se encuentran en un choque brutal de emociones. La mandíbula de Anthony se tensa, su mirada es puro fuego y tormenta.—Sabes que tengo que encontrarlos. Si me voy dejándolo todo inconcluso, pensarán que soy un líder débil.El pecho de Katherine se contrae con dolor. Se ríe con amargura, una carcajada hueca que muere en su garganta.—¿Así que prefieres eso antes que estar conmigo? —susurra con la voz rota. Sabiendo que le está poniendo un clavo a lo que pudo haber sido—. Pues, entonces ya sé cuáles son tus prioridades.Sin esperar
CAPÍTULO 85: VOY POR TIApenas la puerta se cierra tras Katherine, el silencio se vuelve insoportable.Anthony sigue de pie, con la mirada fija en el vacío, la mandíbula tensa, el pecho le sube y baja con un ritmo errático. Quiere moverse, correr tras ella, pero su cuerpo no responde. Sus propios demonios lo mantienen anclado en su lugar.Entonces, desde las sombras, una voz firme lo saca de su trance.—Tony.Giulia aparece desde una habitación oscura. Ha estado allí todo el tiempo, escuchando cada palabra sin intervenir. Pero ahora ya no puede callar.—¿De verdad la vas a dejar ir así, hermano?Anthony cierra los ojos y exhala con pesadez. Se toma un par de segundos antes de darse la vuelta, como si la sola acción requiriera más fuerza de la que tiene.—Es más complicado de lo que crees.Giulia cruza los brazos, su expresión es de pura incredulidad.—No entiendo qué puede ser tan complicado, Tony. Es obvio que te mueres por ella. Quizá tú no lo has notado, pero esa mujer te ha cambia
CAPÍTULO 86: CUMPLIENDO SU AMENAZAKatherine se encuentra sola en su departamento observando el vecindario desde su ventana. Ha intentado mantenerse ocupada, pero la preocupación por que Emanuele aparezca la mantiene alerta. No hay nadie en la calle, ni un auto ni una sola persona. De pronto el sonido de un timbre la arranca de sus pensamientos.Katherine da un respingo y se lleva la mano al pecho, sintiendo los latidos de su corazón martillándole las costillas. Se voltea hacia la puerta con el pulso acelerado. Todo su instinto grita que no la abra.Pero entonces, una voz temblorosa al otro lado la hace dudar.—S-Soy yo, Kath… Clara.Su ceño se frunce. ¿Clara? ¿Qué demonios hace aquí? No quedaron en buenos términos la última vez que se vieron y, además… ¿cómo supo que había vuelto? Apenas han pasado unas horas desde que llegó a Boston.Algo no está bien.El instinto y la intuición le dicen que no abra. Que no se arriesgue.—Lo siento, no puedo atenderte ahora, regresa después —respond
CAPÍTULO 87: NO SOY UNA ASESINAAnthony nunca imaginó, ni en sus peores pesadillas, encontrar una escena como esta en la casa de Katherine. Ella está aterrada, pálida, aún más de lo habitual, como si la vida misma estuviera abandonando su cuerpo. Su respiración es errática, las lágrimas corren por sus mejillas sin control y sus manos tiemblan, pero lo peor es la amenaza que aún la rodea. Un hombre muerto yace en el pasillo, la sangre sigue esparciéndose por el suelo en un charco oscuro. En la entrada, el cuerpo degollado de una mujer decora el jardín de una forma macabra.Su corazón se encoge con furia en el pecho al pensar que, si no hubiera venido, ahora mismo Katherine estaría muerta.—¡Anthony! —exclama ella, y sin pensarlo, corre hacia él, aferrándose a sus brazos como si fueran su única salvación.Él la envuelve con fuerza, protegiéndola, sintiendo la manera en que se derrumba contra su pecho. El arma resbala de sus dedos y cae al suelo con un ruido seco, pero a ella no le impor
CAPÍTULO 88: TRAICIÓNAnthony se aparta un poco mientras marca un número en su teléfono. Su voz suena fría, sin una pizca de emoción.—Necesito que se encarguen de una limpieza de paquetería. El almacén está sucio, debe quedar como nuevo.Envía la dirección por un mensaje que borra de inmediato después de recibido. No da más explicaciones ni espera preguntas. Simplemente cuelga. Él da órdenes, no justificaciones.Mientras tanto, Katherine no puede sacudirse el temblor que la recorre. Aunque está en la mansión, aunque las puertas están aseguradas y Anthony ha desplegado a sus hombres por todo el perímetro, la sensación de que Emanuele la está observando la carcome por dentro. Lo siente en la piel, en la nuca, como si en cualquier momento fuese a aparecer de la nada, con su sonrisa perversa y sus ojos llenos de crueldad.La ansiedad la sofoca. Es un nudo en su pecho que no la deja respirar. Se abraza a sí misma, pero el frío sigue ahí, penetrante, como si la sangre le estuviera congelan
CAPÍTULO 89: LA AYUDA DE UN AMIGOKatherine llega a la comisaría con Lucy en brazos. Su herida en el brazo arde con un dolor punzante, pero lo ignora. No puede detenerse ahora. Su respiración es entrecortada, su corazón late con fuerza. No sabe si es por el miedo o por la adrenalina que todavía corre por sus venas. Lo único que tiene claro es que necesita hablar con Michael.Entra al edificio con paso acelerado y se acerca al primer oficial que encuentra. Su voz tiembla cuando pregunta por él.—Necesito ver al detective Michael Meléndez. Es urgente.El oficial la estudia por un instante, tal vez notando su nerviosismo, pero finalmente asiente y la guía hasta la oficina de Michael. Al verla entrar, el detective se pone de pie de inmediato. Su mirada se suaviza cuando nota su estado.—Katherine… ¿qué pasa? ¿Estás bien? —pregunta con el ceño fruncido.Ella apenas puede responder. Con cuidado, deja a Lucy en el sofá, asegurándose de que siga dormida. Luego se gira hacia él, sintiendo que