CAPÍTULO 107: FINALMENTE, LO DICE—No es falta de fe en ti, es miedo a perderte —sus ojos se nublan de angustia—. ¿No lo entiendes?Anthony la mira con esa intensidad arrolladora que le roba el aliento, luego, sin previo aviso, se inclina y la besa.Es un beso suave, pero al mismo tiempo lleno de fuego, de emociones demasiado intensas para ser dichas en palabras.—No me vas a perder —murmura contra sus labios—. Estás hablando con el cacciatore, no con cualquier novato.Toma su teléfono y le muestra la pantalla. Un video, aún sin reproducir.—Con esto tengo la prueba que necesito para matarlo sin que la organización completa se me venga encima. El Nonno ya tiene el video. Está en camino.Katherine se queda helada.—¿Qué? Pero… Emanuele todavía tiene los documentos que pueden exponer todos tus negocios ilegales en Estados Unidos.Anthony le toma las manos, interrumpiéndola con un apretón firme.—Lo sé, pero tengo un as bajo la manga para eso.Su mirada es acerada y su voz inquebrantable
CAPÍTULO 108: LAS PRUEBASAnthony sale del departamento con las manos cerradas en puños, pero no es por el nerviosismo de lo que hará esa noche. No. Su temple es inquebrantable, su mente es un arma afilada, su sangre es hielo corriendo en sus venas. No es la guerra lo que lo inquieta.Es lo que acaba de decirle a Katherine.Él, el hombre sin corazón, frío, el que aseguraba que nunca se casaría y mucho menos se enamoraría después de Chiara… había pronunciado esas palabras. Te amo. Y no como una mentira piadosa, no como un susurro sin peso en la boca de un pecador. Lo dijo con el alma, con cada célula de su ser, con una certeza que nunca había experimentado.Un demonio como él amando a un ángel como ella.Si el infierno ya tenía un sitio reservado para su alma corrompida, ahora esa condena era absoluta. No le cabía la menor duda. Amar a Katherine era una sentencia. Un amor así no podía existir en su mundo sin que el universo exigiera un precio. Pero si iba a caer… entonces caería encant
CAPÍTULO 109: HONOR—Está bien —dice al fin mientras su voz se escucha como un filo de acero—. Si esta es la verdad, entonces suplicará no haber nacido.Anthony sonríe con satisfacción. Convencer al Nonno era el primer paso, ahora que está hecho, todo lo demás será pan comido.El Nonno se reclina en la silla de Giuseppe con expresión pétrea. Las fotografías aún yacen sobre la mesa mostrando la traición de su propia sangre; la única cosa que él jamás perdona. Su mandíbula se tensa y sus ojos reflejan la ira de un hombre al que han engañado en su propia casa. Un hombre que no perdona.Levanta la mirada hacia Anthony y Giulia.—Bien —dice, con la calma aterradora de un depredador antes del ataque—. Si mi nieto ha elegido este camino, entonces morirá como un traidor. Y no solo él. Quiero que todo aquel que haya conspirado contra mí pague el precio de su deslealtad.Anthony asiente.—Considéralo hecho, Nonno.El anciano entrecierra los ojos.—Hazlo con precisión. No dejes cabos sueltos. La
CAPÍTULO 110: EL CAZADOR CAZADO—¿Cuál es el plan ahora? —pregunta su hermana, girando el rostro hacia Anthony.Él sonríe, una sonrisa fría, afilada como la navaja de un verdugo. Giulia arquea una ceja.—Si me dices “vamos a cazarlo”, voy a reírme de lo cliché que suena.Anthony la mira de reojo, divertido.—No. Vamos a hacer que él me cace a mí.Giulia y Dimitri intercambian una mirada. Dimitri es el primero en reaccionar.—Cacciatore, ¿quieres que te atrape?—Quiero que crea que me atrapa —corrige Anthony con una calma peligrosa—. Emanuele es un maldito cobarde. No se enfrentará a mí de frente, pero si cree que me tiene contra las cuerdas, no dudará en intentar derribarme. Vamos a darle la oportunidad perfecta.Dimitri frunce el ceño.—¿Y cómo planeas hacer eso?Anthony finalmente se detiene frente a un viejo almacén abandonado, uno de sus múltiples escondites. Apaga el motor y se gira en su asiento para mirarlos.—Voy a ir solo a una reunión con los sicarios de las otras familias.
CAPÍTULO 111: PROVOCACIÓNCuando abre los ojos de nuevo, ya no está en el bar de mala muerte, ahora se encuentra en el centro de una habitación donde una silla de metal es el único objeto visible frente a él. Los sicarios lo arrastran dejando una estela de polvo con sus zapatos. La silla parece un trono al revés, diseñado para humillar en lugar de coronar. Lo fuerzan a sentarse, y uno de ellos le propina un golpe en la mandíbula antes de sujetarlo con gruesas cuerdas. Anthony escupe sangre al suelo sin un solo quejido. Está seguro de que no está muy lejos y no duró demasiado tiempo inconsciente.Entonces, una risa corta la tensión.—Miren nada más —la voz de Emanuele es de pura sorna—. El gran Anthony Salvatore, el cacciatore, reducido a esto.El traidor se acerca, con un cigarro encendido entre los dedos y una expresión de triunfo que hace hervir la sangre de Anthony. La luz tenue ilumina su rostro, resaltando una nueva cicatriz en su mejilla, un recordatorio de las veces que ha logr
CAPÍTULO 112: EL PELIGRO ACECHAKatherine siente el pecho oprimido mientras recorre el departamento con la mirada. Todo está en calma, pero la angustia le impide respirar con normalidad. Sus manos tiemblan levemente cuando se acerca al ventanal y mira hacia la oscuridad de la ciudad, como si de alguna manera pudiera verlo a él desde ahí.Sabe que Anthony volverá. Tiene que hacerlo.Pero la impaciencia la devora. Su corazón martillea contra sus costillas cuando su mirada se desliza hasta el arma sobre la mesa. No puede quedarse quieta. No puede esperar sin hacer nada.—Maldición… —murmura entre dientes, llevándose las manos a la cabeza.Su instinto le grita que algo no está bien. Siente una presión en el pecho, como si una sombra se cerniera sobre ella. Aprieta los labios y toma su celular. No debería llamarlo, sería un error, pero necesita oír su voz, asegurarse de que está bien.Justo cuando su dedo está a punto de marcar su número, alguien golpea la puerta.El sobresalto la paraliza
CAPÍTULO 113: LA INDEFENSA PALOMA SE REBELAKatherine mantiene la espalda pegada contra la pared del armario y la pistola firme entre sus manos. No parpadea, ni siquiera respira. Solo espera.Los pasos de los tipos se escuchan en el pasillo. El rechinar de la puerta del dormitorio eriza su piel. Ya están aquí.Uno de los tipos entra primero. Con un arma lista escanea la habitación con la mirada. Katherine no le da tiempo de reaccionar.Aprieta el gatillo. El disparo se escucha suave, ya que el arma tiene silenciador. La bala le da directo en la cabeza.El hombre se desploma de inmediato, su cuerpo golpea el suelo con un ruido sordo. El segundo sujeto apenas tiene tiempo de levantar su arma cuando Katherine vuelve a disparar.El proyectil le atraviesa el brazo y su arma cae al suelo. El tipo grita, llevándose la mano a la herida, pero ella no le da tregua. Dispara otra vez.La bala se incrusta en su pierna. El hombre grita de nuevo, cayendo de rodillas.Katherine jadea, las manos aun l
CAPÍTULO 114: YO TE PROTEJOAnthony apenas puede ver por su ojo derecho. La sangre caliente resbala por su ceja y gotea hasta su mandíbula. El sabor metálico inunda su boca. Cada músculo de su cuerpo grita de dolor, pero no se permite ceder.Emanuele se pasea frente a él con una sonrisa de satisfacción. El hijo de puta está disfrutando esto.—Vaya, Anthony… mira en lo que has terminado.Su voz destila burla mientras observa su estado deplorable: atado a una silla con las muñecas sujetas por gruesas cuerdas, la camisa rasgada y el rostro hinchado por los golpes.Pero Emanuele no sabe la verdad.Anthony finge estar más jodido de lo que realmente está. La soga que sujeta su brazo derecho está floja, gracias a que, en medio de los golpes, logró aflojar el nudo sin que nadie lo notara. Solo necesita el momento adecuado.—Sabes, me decepciona un poco que Katherine aún no haya llegado. —Emanuele chasquea la lengua, fingiendo pesar—. Creí que la muy idiota saldría corriendo en cuanto supiera