CAPÍTULO 115: LA TRAMPA PERFECTA—¡Manos en alto! ¡Nadie se mueva! —grita el detective Meléndez al irrumpir en el almacén con su equipo de policía.La escena ante él es puro caos, el aire huele a pólvora, sangre y desesperación.Su mirada escanea el lugar con rapidez: Emanuele en el suelo, cubierto de sangre y gritando de dolor, paramédicos apresurándose a contener la hemorragia en su entrepierna. Cuatro de sus hombres sometidos y encerrados en una esquina del almacén.Y luego su mirada se detiene en ellos.Anthony Salvatore, sentado en una silla, cubierto de sangre, con el rostro golpeado y los puños aún tensos. Un policía ya está desatándolo. Pero lo que realmente le hiela la sangre es la silueta de Katherine tendida en el suelo.—¡Katherine! —exclama Meléndez, corriendo hacia ella.No entiende nada. Ella debía estar protegida. Se suponía que estaba bajo vigilancia en un lugar seguro, fuera del alcance de cualquier amenaza, pero ahí está. Desmayada, vulnerable.Saca su radio de inmed
CAPÍTULO 116: EL NUEVO LIDER/LA HERMANA REGRESAAnthony sale del hospital primero a pesar de que su estado es mucho peor, pero eso a él no le importa y mucho menos pretende quedarse encerrado ahí sabiendo que tiene muchas cosas que solucionar. El dolor en su cuerpo es secundario, el hospital lo hace sentirse encerrado, débil. Y él no puede permitirse ese lujo ahora. Las familias de la organización se han dispersado como ratas en un naufragio. Nadie sabe nada. Nadie ha visto nada. Nadie quiere estar en la mira. Temen los Salvatore los arrastren con Emanuele. Él lo entiende. En este mundo, la lealtad es un bien escaso, y la supervivencia está por encima de todo.Cuando regresa a la mansión, no espera encontrar a la sombra del Nonno esperando por él. El hombre, de cabello gris y expresión impenetrable, se mantiene firme en el centro de la sala, como si hubiera nacido en esa casa y no conociera otro hogar.Anthony detiene el paso y lo observa con dureza.—¿Por qué sigues aquí?El hombre e
CAPÍTULO 117: EL HEREDERO SALVATORELa pequeña panza de embarazo de Katherine ya empieza a notarse. La curva de su vientre apenas es visible, pero para Anthony es la cosa más erótica que ha visto en su vida. Cuatro meses de embarazo, cuatro meses de verla transformarse en algo aún más hermoso, en algo suyo, en algo que él creó dentro de ella. Y no podría estar más obsesionado.Esa mañana la encuentra en la cocina, con una taza de té entre sus manos y el cabello desordenado cayendo por su espalda. No lo ha notado aún, y él prefiere disfrutar el momento unos segundos más, devorándola con la mirada, sintiendo cómo el deseo toma el control. Finalmente, se acerca con sigilo y desliza los brazos alrededor de su cintura, atrapándola entre su cuerpo y la encimera.—Buenos días, futura señora de Salvatore —susurra en su oído antes de besar su cuello con lentitud, dejando su lengua rozar apenas la piel sensible.Katherine se estremece al instante, su respiración se entrecorta y un escalofrío de
CAPÍTULO 118: LA PRUEBALa mansión Salvatore se encuentra en un silencio reconfortante cuando regresan del almuerzo. Katherine se siente exhausta, no solo por el día agitado sino también por la emoción de saber que espera un niño. A pesar de que Anthony no lo ha expresado con efusividad, ella ha notado el brillo en sus ojos, la forma en la que su mano se ha posado sobre su vientre con posesividad, como si ya sintiera la responsabilidad de proteger a su hijo incluso antes de que nazca.—Deberías ir a descansar —le dice él con ese tono bajo y firme que no deja espacio para discusiones.Katherine apenas le dedica una sonrisa antes de asentir. Tiene sueño y la idea de recostarse un momento le resulta tentadora.—Tienes razón, me vendría bien un poco de descanso.Lucy, que ha estado hablando sin parar sobre su próximo regreso a clases, anuncia que se encerrará en su habitación a pintar, un pasatiempo que la mantiene ocupada por horas.Cuando ambas desaparecen escaleras arriba, Anthony se d
PREFACIOLa pequeña Lucy corre por los pasillos del centro comercial con el corazón acelerado, los zapatitos hacen eco en el suelo mientras esquiva a los empleados que preparan todo para la gran inauguración navideña. Sabe que está cometiendo una travesura y que seguramente su madre la regañará, pero su determinación es más fuerte que su miedo. Es la única oportunidad que tiene de hablar con Santa Claus antes de que el evento abra sus puertas al público. Mamá trabaja demasiado y no pueden permitirse pagar la entrada, pero eso no apaga su entusiasmo. Lucy sonríe con ilusión, imaginándose la cara del gran abuelito de rojo y su famosa barba blanca.Con el corazón latiéndole a toda velocidad, Lucy llega al escenario improvisado, que parece salido de un cuento mágico. Las luces parpadean en tonos cálidos, las guirnaldas verdes y doradas caen con elegancia, y un enorme trono dorado ocupa el centro, rodeado de regalos envueltos en papeles brillantes. Por un momento, la pequeña se detiene a c
CAPÍTULO 1: LA CONFUSIÓNKatherine camina por los pasillos del centro comercial con la cara roja de angustia y rabia. Sabe que traer a su pequeña de cinco años al trabajo es complicado, pero la niñera le renunció y no tenía a nadie más con quién dejarla. Grita su nombre por el lugar mientras los empleados la miran con curiosidad, pero ella solo puede pensar en que debe encontrarla pronto, antes de que se den cuenta en el supermercado Essencia, que no está.—¡Lucy! —grita— ¡Lucy!Su corazón se acelera de tan solo pensar que le pasó algo malo. Se da media vuelta para regresar y probar suerte en otro lado, pero va tan apresurada que no se da cuenta de que detrás de ella venía caminando alguien. El choque es inevitable. Katherine se va de lleno contra el pecho de este hombre que le dobla en altura.—¡Ah! ¡Fíjate por dónde vas! —protesta, sin embargo, cuando levanta la mirada siente un calor intenso apoderarse de sus mejillas. El hombre es muy guapo, pero la mira con severidad.La vergüenz
CAPÍTULO 2: LA PROPUESTAAnthony Salvatore rara vez había perdido el control, pero esta vez sentía que el suelo se tambaleaba bajo sus pies. Su abuelo no pudo haber elegido peor momento para entrar: justo cuando Katherine con un gesto desesperado se había lanzado hacia él como si compartieran algo más que una estricta relación laboral.El silencio que sigue es denso, como una cuerda a punto de romperse. Anthony sabe que tiene solo unos segundos para actuar. Negarlo todo sería fácil, pero la mirada astuta de su abuelo le deja claro que no es una opción.—Abuelo, deberías tocar antes de entrar —dice con firmeza, sus ojos permanecen clavados en los del anciano, como si tratara de recuperar el control de la situación.—Tienes razón, Anthony. Pude haber interrumpido algo más… personal —responde su abuelo con una sonrisa cargada de malicia.Katherine siente que el aire se escapa de sus pulmones. La forma en que el viejo la mira, como si supiera más de lo que debería, le revuelve el estómago
CAPÍTULO 3: UN OBSTÁCULO ADORABLEKatherine nunca se había sentido tan intimidada y atraída a la vez. En menos de un día ha perdido su empleo y ganado otro, aunque todavía no entiende la magnitud de su decisión… o el precio que tendrá que pagar.Con el corazón acelerado, sale de la oficina y encuentra a Lucy sentada en una de las sillas del pasillo, está concentrada en la Tablet. La pequeña levanta la mirada al verla y esboza una sonrisa traviesa.—Mamá —dice con entusiasmo—, mira, tengo el video. Ese niño tuvo toda la culpa, no tú.Katherine no puede evitar sonreír. Se agacha para quedar a su altura y acaricia suavemente el cabello de su hija.—Gracias, mi amor. Pero no importa, el señor Salvatore ya lo sabe.—¿Entonces no te despidió?Katherine vacila. ¿Cómo explicarle lo que realmente pasó? Lucy no lo entendería. Ni siquiera ella lo entiende del todo.—Bueno, técnicamente… —comienza, pero antes de que pueda continuar, la puerta de la oficina se abre de golpe.Anthony aparece en el