―Por fin llegó. ―Joe y Kyle se pusieron en pie y corrieron en dirección a su amiga, tantos años pasaron y finalmente está frente ellos.―Amigo, justo eso te iba a decir cuando me interrumpieron. ―Vik estaba totalmente congelado, con su corazón latiendo a tal punto que lo deja sin aire y con la mirada fija en Oliver.―Me lo podías haber dicho desde hace mucho, ¡Te quedaste conmigo en mi oficina! ―Gruñó reaccionando. ―Ha pasado casi quince años, Oliver, sabes cómo me pongo cuando la veo y mi mujer viene para acá. ―Oliver no tuvo tiempo de reaccionar, la mujer tiró de él para abrazarlo.―Por el amor de Dios, están todos guapos y son los mismos tontos de siempre. ―Se apartó y los miró con una enorme sonrisa en los labios. ―Quince años y siguen iguales. ―Vikram no se atrevió a mirarla, se acobardó al instante y se le hizo insoportable esa idea. ―¿Ram? ―Vik pensó en huir al escuchar ese sobrenombre que solo dos personas en el mundo le dicen, pero ya no lo aguantó más, alzó la mirada y obser
―¿Por qué hiciste eso? ―Lo miró atónito.―Me dijiste que los detuviera, fue la única manera. ―Se defendió mirándolo como si estuviera fuera de sus cabales.―Podrías haberle tocado el claxon o que sé yo, hacerles señas. ―Miró el taxi y después desvió la mirada al hombre a su lado. ―Verdaderamente, estás jodido, desquiciado. ―Ambos salieron del auto.―¿Yo desquiciado? ¿Quién fue quien dio esta gran idea? Fuiste tú. ―No dejaron de discutir a pesar de que habían parado el tránsito. ―Hay que acabar con esto ya. ―Ambos asintieron.Las chicas y el taxista estaban nerviosos, el auto salió de la nada y ahora dos hombres bajaron de él, pero las luces del auto no las deja verles la cara. Nick se aferró a Candela y el taxista trató de retroceder, pero los coches de atrás se lo impidieron.―¡Dios mío! ―Nick saltó al escuchar los golpes en la ventana.―Abejita. ―Al ver a Vik el alma le volvió al cuerpo, ¿Qué hacía él ahí?―Por el amor de Dios. ―Candela abrió la puerta y bajó del auto, tremendo sust
―Trece semanas. ―Yannick se miró al espejo. ―Ya se me nota la tripa. ―Sonrió levemente. ―Ya estoy quedando sin cintura, estoy ganando peso y los pechos siguen y siguen creciendo. ―Vik la miró detalladamente, disfrutando de aquel cuerpo desnudo y exquisito para él. ―La ropa ya me queda ajustada, Vik. ―Se giró para mirarlo de frente, pareciera que no lo escucha. ―¡Vik! ―Chilló para captar su atención. ―Te escucho, abejita, te escucho. ―Su voz gruesa por supuesto hizo estragos en ella. ―Toda tú eras, eres y seguirás siendo perfecta. ―Se acercó solo un paso, desea seguir admirando su cuerpo un poco más. ―Hoy iremos por ropa nueva después de que le dediques las tres horas al estudio. ―Mordió sus labios. ―Tu libido sigue incrementando. ―Susurró con voz bronca al notar sus pezones duros. ―Por supuesto que sí. ―Lo aceptó, está tan excitada que ya su sexo está empapado. ―Solo basta escuchar tu voz, oler tu perfume o un contacto leve con tu piel. ―Vik la miró a los ojos, ese tono no le gustó.
Desayunada como Dios manda y feliz porque no devolvió lo que comió, salió de la casa junto a su imposible. Vik por supuesto perdonó de corazón a su mujer y la comprendió, ella estaba en medio de su investigación y simplemente se le olvidó mencionarlo, después de todo cuando tuvieron su tiempo juntos, no hicieron mas que unir sus cuerpos hasta el cansancio.―Esko, me dijeron que pasaste la noche con Candela. ―El aludido la miró por el retrovisor. ―¿Por qué no inician una relación seria y ya está?―Porque así no funcionarían las cosas para nosotros. ―Nick miró a Vik quien se encogió de hombros. ―No trates de entendernos. ―Le pidió. ―Así estamos bien.―Sí, ustedes, pero a papi no le agradas. ―Agrandó la sonrisa. ―Para él es mal visto que un chico se quede en casa sin ser novios y que seas el primero en quedarse le da mucho que pensar.―Nena, por favor, déjalo en paz. ―Vik decidió ayudar a su amigo. ―Ambos son mayores de edad y saben lo que hacen. ―Nick asintió sin perder su sonrisa.―Por
―¿Estás bien? ―Roberta se preocupó por su gesto. ―Te ves perturbada. ―Yannick dejó de releer el mensaje. ―Estoy bien. ―Sonrió. ―No era Vikram, creo que se equivocaron de número. ―No le prestó mas atención y eliminó el mensaje, no valía la pena sobre pensar cosas que solían pasar algunas veces. Las personas tienden a equivocarse. ―Extraño estar aquí y ser llamada a urgencia. ―Miró a su alrededor y ver a algunos internos correr la hizo sonreír. ―¿Cómo está el doctor Meyer? ¿Todavía sigue odiándome? ―Roberta apretó los labios para no soltar una carcajada. ―Ese chico no te dejará de odiar nunca. ―Río. ―Pero puedo asegurarte de que se ha convertido en un doctor más empático con las incubadoras de bebés y con los pequeños humanitos. ―Nick contrajo el gesto. ―No sabía lo ofensiva que me escuchaba al llamar a las mujeres embarazadas y las que ya son madres de esa manera. ―Instintivamente, llevó sus manos a su vientre. ―No volveré a llamarlas más de esa manera, nosotras damos vida, no merec
Como siempre que salían juntos, Vik no deja de tocar, besar y mimar a su mujer marcando su territorio y dejando bien en claro quién es el único que puede tenerla. A Nick por supuesto le causa gracia saber lo posesivo que es su hombre y lo tontito que puede llegar a ser, cuando su vientre esté enorme nadie la mirará. ―¿Por qué te miran tanto? ―Gruñó molesto, odia las miradas sobre su mujer, él mismo se fantaseaba mil y una cosa cuando la miraba y no eran nada, sabe a la perfección lo que esos hombres piensan. ―El embarazo te ha sentado demasiado bien. ―Apretó la mandíbula. ―¿No has considerado que me miran por lo pegado que estás de mí? ―Lo miró riendo. ―O quizás sean mis ojos extraños, no necesariamente me ven con lascivia. ―Rodó los ojos. ―Soy hombre, Yannick, fuiste mi asistente y sé perfectamente lo que despiertas en los demás. ―La miró serio. ―Vale, no te vayas a enojar porque después me enojo yo. ―También lo miró seria. ―No puedes hacer que las personas no me miren, no puedes
Dos semanas pasaron desde que recibió el último mensaje anónimo el cual olvidó de inmediato. La cena que resultó ser una fiesta fue todo un éxito y todo está siendo preparado para el viaje a África, Vikram se marchó hace una semana y ella ha estado lidiando con su mami y suegra con respecto a lo de la boda. Las mujeres están más avanzadas de lo que creyó. Su vientre ahora un poco más grande la hace feliz, aunque los achaques también se han incrementado, pero nada de eso le importa, ella disfruta esa etapa de su vida sin quejarse ni un poco. Candela por ahora es la más feliz del mundo, tiene a su amiga para ella sola y se la pasan bomba todos los días, por supuesto Nick tiene que dedicarle tiempo a su estudio y ayudar en los preparativos del viaje, pero aun así le presta más atención que antes. El móvil sonando la hizo suspirar, las mañanas es lo más difícil para ella, abrir los ojos y tener que enfrentar las primeras horas del día es un reto, pero sabedora de que ese timbre anuncia
Yannick se vio obligada a sentarse, tantas horas de pie no era bueno en su estado y decidió no sobrepasarse. La incomodidad la hizo ponerse en pie y al darse cuenta de que era el móvil en el bolsillo trasero de su pantalón, gruñó, se había olvidado completamente de él. Al revisarlo vio dos llamadas de Vik y un solo mensaje, eso la extrañó demasiado. Ella le dejó un montón de mensajes y cuando es así él la llama hasta que le contesta. Sin querer pensar de más, abrió el mensaje. “¡Somos ganadores! La constructora decidió que nuestra arquitecta se haga cargo del proyecto. Lamento no haberte contestado, abejita, estaba en la junta y el debate fue tan intenso que no me dio tiempo de responder a tus mensajes. Vamos saliendo a celebrar, por favor, si estás en el hospital, no tardes mucho ahí, ya es tarde. PD: Te llamo cuando llegue a mi departamento, ¡TE AMO! Cuida de mi alien” Nick se sintió fatal al leer ese mensaje, es como si su propio prometido la estuviera desplazando, se siente c