Como siempre que salían juntos, Vik no deja de tocar, besar y mimar a su mujer marcando su territorio y dejando bien en claro quién es el único que puede tenerla. A Nick por supuesto le causa gracia saber lo posesivo que es su hombre y lo tontito que puede llegar a ser, cuando su vientre esté enorme nadie la mirará. ―¿Por qué te miran tanto? ―Gruñó molesto, odia las miradas sobre su mujer, él mismo se fantaseaba mil y una cosa cuando la miraba y no eran nada, sabe a la perfección lo que esos hombres piensan. ―El embarazo te ha sentado demasiado bien. ―Apretó la mandíbula. ―¿No has considerado que me miran por lo pegado que estás de mí? ―Lo miró riendo. ―O quizás sean mis ojos extraños, no necesariamente me ven con lascivia. ―Rodó los ojos. ―Soy hombre, Yannick, fuiste mi asistente y sé perfectamente lo que despiertas en los demás. ―La miró serio. ―Vale, no te vayas a enojar porque después me enojo yo. ―También lo miró seria. ―No puedes hacer que las personas no me miren, no puedes
Dos semanas pasaron desde que recibió el último mensaje anónimo el cual olvidó de inmediato. La cena que resultó ser una fiesta fue todo un éxito y todo está siendo preparado para el viaje a África, Vikram se marchó hace una semana y ella ha estado lidiando con su mami y suegra con respecto a lo de la boda. Las mujeres están más avanzadas de lo que creyó. Su vientre ahora un poco más grande la hace feliz, aunque los achaques también se han incrementado, pero nada de eso le importa, ella disfruta esa etapa de su vida sin quejarse ni un poco. Candela por ahora es la más feliz del mundo, tiene a su amiga para ella sola y se la pasan bomba todos los días, por supuesto Nick tiene que dedicarle tiempo a su estudio y ayudar en los preparativos del viaje, pero aun así le presta más atención que antes. El móvil sonando la hizo suspirar, las mañanas es lo más difícil para ella, abrir los ojos y tener que enfrentar las primeras horas del día es un reto, pero sabedora de que ese timbre anuncia
Yannick se vio obligada a sentarse, tantas horas de pie no era bueno en su estado y decidió no sobrepasarse. La incomodidad la hizo ponerse en pie y al darse cuenta de que era el móvil en el bolsillo trasero de su pantalón, gruñó, se había olvidado completamente de él. Al revisarlo vio dos llamadas de Vik y un solo mensaje, eso la extrañó demasiado. Ella le dejó un montón de mensajes y cuando es así él la llama hasta que le contesta. Sin querer pensar de más, abrió el mensaje. “¡Somos ganadores! La constructora decidió que nuestra arquitecta se haga cargo del proyecto. Lamento no haberte contestado, abejita, estaba en la junta y el debate fue tan intenso que no me dio tiempo de responder a tus mensajes. Vamos saliendo a celebrar, por favor, si estás en el hospital, no tardes mucho ahí, ya es tarde. PD: Te llamo cuando llegue a mi departamento, ¡TE AMO! Cuida de mi alien” Nick se sintió fatal al leer ese mensaje, es como si su propio prometido la estuviera desplazando, se siente c
―Tú moriste. ―Escuchar eso le molestó. ―No, no morí. ―Gruñó, pero rápidamente se calmó. ―Ellos me obligaron a alejarme de ti. ―Lo miró a los ojos, no le importa que se le olvidará todo como siempre. ―Me vi obligada a hacerme pasar por mi hermana muerta para estar a tu lado sin ser juzgada. ―Inició a desnudarse. ―Pero he vuelto, cielo… he vuelto y te voy a recuperar. ―Sory… ―Vik sonrió por inercia. ―Sí, cielo, lo soy. ―Volvió a besar sus labios con pasión. ―Y ya no tendré que recurrir a esto para estar contigo, ya no más. ―Le aseguró apartándose de él para desnudarlo. ―Esa mujer debe salir de tu vida y debes volver a mí, ¿Lo entiendes? ―Vik no respondió, que esa mujer lo esté tocando lo excita aun cuando no desea hacerlo. Se siente confuso. ―Quince años sin ti, creí que irías tras de mí, creí que te enamorarías de mí aun cuando me hacía pasar por mi hermana, pero no me buscaste y me decepcioné tanto que decidí no volver… yo quería olvidarte y no pude. ―Al ver su erección se lamió los
Ya no siente preocupación o tristeza, ahora lo que la llena es la rabia, Vikram no se dio el tiempo o el interés de llamarla en todo el día. No mensajes, no notas de voz, no llamadas y no nada, él simplemente se ha olvidado de la que se supone es su luz y su vida misma como se jacta siempre. El malhumor en ella es realmente grande, no le haya gracia a nada y parece que todo le da indigestión, ha estado pasando una tarde realmente desagradable con las náuseas, los vómitos y el dolor de cabeza. ―¿No podemos elegir el sabor en otro momento? ―Se asqueó al ver el montón de pasteles sobre la mesa, la verdad los quiere todo, pero el enojo no la deja ser feliz. ―Ya son las diecisiete horas, deberíamos estar cenando. ―Endureció el gesto. ―¿Por qué has estado así todo el día, cariño? ―Sophie se preocupó. ―Estabas de buen humor cuando nos reunimos. ―Candela se encogió de hombros cuando las dos mujeres la miraron a ella. ―Creo que el bebé no se la está dejando fácil. ―Apretó los labios, no qu
¿Hay algo más difícil que arreglar las cosas con una mujer que se cierra en banda? Esa es la pregunta que Vik se hace todos los días desde hace dos semanas. Su abejita no lo quiere perdonar, ni siquiera hace el intento de cruzar una palabra o darle una mirada de reproche, ella simplemente pasa de él como si no existiera y eso es lo que más le duele. No habla con sus amigos a excepción de Oliver quien ha intentado intervenir y hablar con Yannick, pero todo resulta mal, ella solamente le permite acercarse si se comporta como un simple amigo que disfruta de su compañía sin intenciones de abogar por nadie. Sory se vio obligada a marcharse a Francia sin haber arreglado las cosas con Vik, él realmente está molesto y al parecer tomó la decisión de no hablarle y castigarla. Por supuesto la mujer se fue feliz al saber que tiene la posibilidad de recuperarlo, trazará su perfecto plan y Vikram volverá a ella. Yannick decidió quedarse en su antigua casa con su mejor amiga, es la única que la s
―Lo siento, no quise asustarte. ―Le sonrió en cuanto bajó la ventanilla. ―Casi me sacas a mi hijo antes de tiempo. ―Resopló tomando sus cosas para finalmente abandonar el coche. ―¿Qué haces aquí, Oliver? ―El aludido alzó las cejas. ―¿No puedo venir a desayunar con mi amiga a la cafetería de un hospital? ―Nick sonrió. ―Esos gustos tuyos me dan miedo. ―Bromeó. ―¿No podías llamarme e invitarme a un restaurante como una persona normal? ―Oliver se encogió de hombros. ―No soy muy normal que digamos. ―Le guiñó. ―Además, los sándwiches de pavo que hacen aquí son deliciosos. ―Yannick enarcó una ceja. ―¿Los sándwiches o Roberta? ―Oliver la miró perplejo. ―No me mires como si sufrieras demencia, sé muy bien que se entendieron de lo lindo cuando los presenté la primera vez. ―Oliver carcajeó. ―Vale, la chica es toda una preciosura, pero no pasó nada entre nosotros, ni siquiera intercambiamos número. ―Yannick le creyó, lo mismo le dijo su amiga. ―Vale, entonces son los sándwiches de pavo. ―E
Yannick con las hormonas descontroladas y la necesidad de sentir más de cerca a su pingüino, volvió a besarlo con desesperación, no le importó demostrar cuanto lo extraña. Obligados a separarse por falta de aire, se miraron a los ojos sin parpadear, demostrándose lo tanto que les había costado mantenerse lejos del otro, pero Yannick al recordar todo, se separó. ―No. ―Susurró al sentir la mano rodear su brazo. ―No estoy enojada. ―Lo miró cuando lo sintió apartarse tan abruptamente. ―Al inició sentía furia, después tristeza y más tarde decepción. ―El puchero que hizo tensó a Vik. ―Posteriormente lo sentí todo a la vez y no supe como manejarlo, yo me cerré en mí y escondí todo en lo más profundo de mi ser hasta ya no sentir nada. ―Comenzó a hipar, el abrazo de Vik cumplió su función, finalmente siente que se puede abrir. ―Nena. ―Vik la consoló, agradece que están solos en el ascensor y nadie se molestará por detenerlo. ―Hablaremos en cuanto lleguemos a casa, por ahora necesito que te c