―Lo siento, no quise asustarte. ―Le sonrió en cuanto bajó la ventanilla. ―Casi me sacas a mi hijo antes de tiempo. ―Resopló tomando sus cosas para finalmente abandonar el coche. ―¿Qué haces aquí, Oliver? ―El aludido alzó las cejas. ―¿No puedo venir a desayunar con mi amiga a la cafetería de un hospital? ―Nick sonrió. ―Esos gustos tuyos me dan miedo. ―Bromeó. ―¿No podías llamarme e invitarme a un restaurante como una persona normal? ―Oliver se encogió de hombros. ―No soy muy normal que digamos. ―Le guiñó. ―Además, los sándwiches de pavo que hacen aquí son deliciosos. ―Yannick enarcó una ceja. ―¿Los sándwiches o Roberta? ―Oliver la miró perplejo. ―No me mires como si sufrieras demencia, sé muy bien que se entendieron de lo lindo cuando los presenté la primera vez. ―Oliver carcajeó. ―Vale, la chica es toda una preciosura, pero no pasó nada entre nosotros, ni siquiera intercambiamos número. ―Yannick le creyó, lo mismo le dijo su amiga. ―Vale, entonces son los sándwiches de pavo. ―E
Yannick con las hormonas descontroladas y la necesidad de sentir más de cerca a su pingüino, volvió a besarlo con desesperación, no le importó demostrar cuanto lo extraña. Obligados a separarse por falta de aire, se miraron a los ojos sin parpadear, demostrándose lo tanto que les había costado mantenerse lejos del otro, pero Yannick al recordar todo, se separó. ―No. ―Susurró al sentir la mano rodear su brazo. ―No estoy enojada. ―Lo miró cuando lo sintió apartarse tan abruptamente. ―Al inició sentía furia, después tristeza y más tarde decepción. ―El puchero que hizo tensó a Vik. ―Posteriormente lo sentí todo a la vez y no supe como manejarlo, yo me cerré en mí y escondí todo en lo más profundo de mi ser hasta ya no sentir nada. ―Comenzó a hipar, el abrazo de Vik cumplió su función, finalmente siente que se puede abrir. ―Nena. ―Vik la consoló, agradece que están solos en el ascensor y nadie se molestará por detenerlo. ―Hablaremos en cuanto lleguemos a casa, por ahora necesito que te c
Al llegar a la cafetería, se sentaron junto a sus amigos, ambos los miraron a la expectativa, pero el gesto de Vik y Nick se lo dejaron todo claro. Candela inició a protestar y decir que el bebé sería igual de difícil que la madre a lo que todos estuvieron de acuerdo. ―Yo debo irme, tengo una junta en una hora. ―Vik resopló mirando su reloj de pulso. ―Si la cirugía es muy larga, no te quedes hasta el final, descansa. ¿De acuerdo? ―Yannick enarcó una ceja. ―No se extralimite, señor Loughty, que le hable no significa que las cosas estén como antes. ―Le sonrió con malicia, disfrutando el gesto serio de su hombre. ―Deja de ser tan pasiva agresiva, abejita, eso no es bueno. ―Acercándose a ella le dio un beso en los labios. ―Nos vemos a las dieciocho horas, pero si lo deseas, te espero en mi despacho a la hora que tú quieras. ―Le guiño poniéndose en pie. ―Yo también debo irme. ―Oliver lo imitó. ―Tengo un caso en el que trabajar. ―Se despidió de ambas mujeres. ―Nos vemos, señoritas. ―Can
Vik gruñó al escuchar el tono de llamada, Sory no deja de molestarlo y le fastidia no poder bloquearla porque deben estar comunicados por el trabajo. Sin responder, guardó el móvil en el bolsillo de su saco, no piensa responderle mientras esté en el ascensor, quiere mandarla al cuerno libremente en la comodidad de su despacho.Al llegar al piso presidencial, inmediatamente se encerró en su despacho y esperó pacientemente a que Sory lo llamara, por supuesto la llamada no tardó en entrar. Ella se ha estado esforzando muchísimo por contactarse con él y no hablar solamente de trabajo.―Espero que sea sobre trabajo. ―Dijo al responder. ―Y también espero que no haya problemas porque solamente me estarías demostrando lo poco capaz que eres en tu puesto. ―Sory se sintió herida, ¿Cómo pudo él cambiar tanto por esa mujer?―¿Puedes dejar de tratarme como basura un momento? ―Le rogó con voz rota. ―Necesito a mi amigo, ¿Puedes entenderlo?―Dejaste de serlo cuando te expresaste de esa manera de mi m
El día del viaje al continente africano había llegado y las emociones estaban a flor de piel, un mes pasó desde que Vikram y Yannick arreglaron las cosas y sus intensos sentimientos fueron demostrados. La fecha de la boda ya estaba estipulada, se realizaría una semana después de que Yannick con ahora veintidós semanas de embarazo llegara a Inglaterra. Ella por supuesto lo quería atrasar un mes, pero encontrar un vestido no sería tan difícil, así que su madre y suegra le dieron una semana para que descansara del viaje y encontrara un vestido. Vikram no estaría presente para despedir a su mujer, un viaje se le presentó y la importancia de la situación no le hizo posible atrasarlo. El proyecto de Francia estaba en problemas y él debía solucionarlo cuanto antes. La competencia por el puesto de primer ministro estaba más reñida que nunca, pero Vikram estaba a la cabeza siendo el favorito del rey y de los miembros de la cámara de los comunes. Yannick no solamente lo salvó y le dio el pod
Vik salió del edificio y respiró hondo, se siente cansado al extremo y lo único que desea hacer es llegar a su departamento y relajarse un poco, aunque no sea hablando con su abejita. Esko aparcó frente a su jefe y esperó a que subiera para ponerse en marcha nuevamente. ―¿A dónde? ―Preguntó mirándolo por el retrovisor. ―A mi departamento, quiero estar tranquilo. ―Esko enarcó una ceja sin quitarle la vista al espejo. ―Por este asunto no pude despedirme personalmente de mi mujer y será un mes sin ella, no es justo para mí. ―¿No se puede ir a visitar? ―Eso le pareció extraño. ―No quiero distraerla de sus labores, es su sueño. ―Miró por la ventanilla. ―Quiero que lo disfrute cuanto pueda, por su embarazo solo le permitirán estar un mes ahí, para ese entonces tendrá siete meses de embarazo y es más peligros para ella. ―Comprendo, entonces a tu departamento será, pero antes. ―Se desvió. ―Iremos al supermercado por unas cervezas y unas cuantas pizzas congeladas. ―Vikram sonrió. ―Oliver
Tres largas semanas pasaron para Vikram, extraña más que nunca a su mujer y está harta de sobrecargarse de trabajo para mantener la cabeza donde debe estar. Las cenas y reuniones con los demás candidatos no son lo mismo sin su abejita, no importa que lo feliciten porque ella está en el frente ayudando a esas personas y la verdad él también está feliz, pero la quiere a su lado. Como todos los días, salió de la casa sin desayunar directo a su trabajo, despertar y no ver los preciosos ojos de su mujer, no escuchar su dulce voz y sentir sus delicadas caricias lo pone de malhumor siempre. ―¿Qué sucede, Oliver? ―Respondió de malos modos. ―Hombre, deja el malhumor, ¿Puedes? ―Bromeó. ―No seas pesado, solo falta una semana para que Yannick vuelva, deberías estar feliz. ―Por supuesto, como no has estado tres semanas sin la mujer que amas, dices ese montón de tonterías. ―Le gruñó. ―¿Qué sucede? Voy de camino a mi trabajo, puedes pasar por allá. ―De hecho, estoy aquí con Soraya. ―Vik cerró l
―Te dije que debías descansar. ―Noxon sin soltar al niño, se acercó a ella para sostenerla. ―Te has puesto pálido. ―La regañó. ―Ayuda, ¡Necesitamos ayuda por acá! ―No tardó mucho cuando Susana y un par de internos los encontraron. ―Le ha dado un dolor en el vientre, puede ser el cansancio o el estrés. ―Miró a Susana. ―O eso quiero yo. ―Tómenla en brazos, debo revisarla. Llévenla al campamento de ginecología. ―Uno de los internos la tomó en brazos. ―Estoy bien, estoy segura de que es el estrés. ―Yannick trató de bajar, pero el chico no la dejó. ―Susana, sabes que esos dolores no tienen nada de gravedad, ya estoy bien. ―Como tu doctora debo asegurarme de que todo esté bien con el bebé. ―La miró con seriedad. ―Puede ser la placenta, Yannick, o el bebé. No puedes pasar ese dolor por alto y lo sabes. ―Yannick no dijo nada, se dejó hacer. Al llegar a la tienda, Susana se hizo cargó de Yannick, lo primero que hizo fue asegurarse que no hubiera sangrado, lo que resultó bueno, eso signific