De repente, todo el lugar quedó en conmoción.

El padre acababa de arrodillarse, y ahora el hijo le seguía.

¿Qué significaba esto?

¿Una herencia familiar?

Aunque no estaba claro lo que ocurría, cualquiera con un poco de sentido común podía ver que algo grande estaba sucediendo con Banda del Tigre.

Ese joven guapo definitivamente no era alguien común.

—Sr. Pedro, he cometido un error, merezco morir, he sido ciego, espero que me perdone por esta vez —Antonio se disculpaba mientras se golpeaba las mejillas sin parar.

Lo hacía con tanta fuerza.

En poco tiempo, completó las dos o tres docenas de bofetadas que Pedro aún no había dado.

—Entiendo, no tienes que disculparte conmigo —dijo Pedro con indiferencia.

Antonio primero se quedó sorprendido, pero luego rápidamente entendió.

Se arrodilló y corrió a pequeños pasos hacia Teodoro y su hija, arrodillándose con fuerza:

—Mis disculpas a ambos, todo ha sido mi culpa, me disculpo con ustedes, pagaré diez veces por sus pérdidas.

—¡Quién quiere tu s