Capítulo 268
—Presidenta Leticia, ¿a qué debo el honor de tu visita? —Al percibir la tensión en el aire, Pedro finalmente rompió el silencio.

—¿Acaso no puedo visitarte si no tengo un motivo específico?

Leticia lo miró como si fuera un desalmado.

—No es eso lo que quise decir.

Pedro se sintió un tanto incómodo.

—Vamos al grano. Tú conoces a Álvaro, ¿verdad? Necesito que lo consulte por una enfermedad —Leticia finalmente abordó el asunto principal.

—¿Una enfermedad?

Pedro la examinó de arriba abajo y luego tomó su pulso, preguntando confundido:

—Aparte de ciertos problemas menstruales, pareces estar bien. Solo necesitas controlar tus emociones y evitar comer alimentos fríos.

—¡Tú eres el que tiene problemas menstruales! —Leticia se ruborizó, enfurecida—. No he dicho que sea para mí, es para un pariente cercano mío. Se desmayó repentinamente ayer y ha estado quejándose de dolores de cabeza. No encontraron nada en el hospital, así que tenemos que recurrir a Álvaro.

—Ah, entiendo —Pedro asintió, alivia
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