Capítulo 231
Alvaro estaba preocupado por algún cambio inesperado por parte de los donantes, por lo que la operación se programó con cierta urgencia.

Yolanda extendió su mano hacia Alvaro. En ese instante, él agarró su muñeca:

—¿Qué pasa?

Lo que Yolanda no vio fue el destello de resistencia que cruzó brevemente los ojos de Alvaro.

Ella dijo:

—Quiero esforzarme en adaptarme a esta oscuridad.

Su voz rebosaba de una tristeza conmovedora.

Hay que decir que Yolanda realmente entiende a los hombres, sabe cómo tocar sus corazones.

La cálida palma de Alvaro acarició su cabeza:

—No necesitas acostumbrarte a una vida en la oscuridad, pronto recuperarás la luz.

—¿De verdad? —preguntó ella.

—Sí, la operación ya se está preparando.

Al oír esto, una alegría inmediata iluminó su rostro. ¡Dios sabe cuánto miedo tenía en esos días a oscuras, incluso pensar en ello era difícil!

—¿En serio?

Antes de perder la vista, ya era difícil encontrar un donante de córnea.

¿Acaso Delicia había accedido a donarle la suya esta
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