Capítulo 238
En una ocasión inusual, las dos personas que solían estar siempre en tensión, esta vez estaban disfrutando de una agradable charla y compartiendo la misma opinión.

María se acercó, y con respeto le dijo a Isabel:

—Señora, todo está listo en la cocina, ¿empezamos a comer?

—Claro, vamos a comer. —respondió Isabel, mostrando un raro buen humor.

Luego se giró hacia él y dijo:

—Roberto, quédate a comer algo sencillo con nosotros.

—No es necesario.

—Claro que sí, claro que sí. —Carmen Jiménez bajaba por las escaleras, habiendo escuchado la conversación entre Isabel y Roberto desde la esquina de la escalera.

Entre las grandes familias, a menos que las cosas se vuelvan insoportablemente tensas, siempre existe la esperanza de mantener una fuerza de unión suficientemente poderosa.

Al pasar por Isabel, Carmen la miró con aprecio.

Siempre había estado satisfecha con esta nuera.

Últimamente, la familia Jiménez había estado pasando por momentos difíciles, ¡y ahora que las cosas empezaban a mejorar
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