Capítulo 226
Alvaro Jiménez estaba furioso. Solo pensar en cómo Delicia López había guardado silencio durante tanto tiempo, y cómo él había cometido tal estupidez en su vida por primera vez, lo enfurecía aún más.

—¡Alvaro Jiménez, maldito seas! —Delicia lo maldecía, resistiéndose. Pero era en vano. Él, como un loco, como una bestia, desprendía un aura peligrosa, consumiéndola poco a poco. Después de un largo rato, la tormenta se calmó.

Alvaro levantó la vista hacia los labios rojos de Delicia, rozándolos con sus dedos. Ella, en respuesta, mordió su dedo.

—¡Ah!

En ese momento, sonó el clic de una cámara de teléfono. Delicia se quedó sorprendida al ver que Alvaro sostenía su teléfono.

Ella soltó su dedo, ya marcado por la mordida, e intentó arrebatarle el móvil, —¿Qué estás haciendo?

—¿Qué crees? —respondió él.

—¡Alvaro Jiménez! —Delicia estaba furiosa.

—Tú, pequeña zorra, me has hecho pasar por tanto, ¿no debería recuperar algo a cambio? —dijo Alvaro, disfrutando su enfado.

Siempre había pensado q
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