Capítulo 103
¿Qué era aquello que le permitía aceptar tan descaradamente los favores de esos hombres frente a él? Delicia, con un gesto de ira, lanzó su bolígrafo con fuerza sobre la mesa.

—Mañana no iré a la mansión. Aún tienes tiempo para encontrar otra acompañante. Ah, Yolanda también podría ir contigo. —dijo con frialdad al mencionar a Yolanda.

¡Esa mujer no estaba ciega! Sin embargo, Alvaro no lo creía, incluso cuando ella intentaba desenmascarar a esa mujer frente a él, recibió una bofetada. Mejor no hablar de Yolanda. Al mencionarla, el rostro de Alvaro también se ensombrecía. Si se trata de rencillas pasadas, entre él y Delicia hay demasiadas para contar. En el corazón de Delicia, también había mucho que ajustar con Alvaro. Ambos estaban igualados, ¡eran tal para cual! Finalmente, Alvaro declaró con una voz firme y autoritaria:

—¡Mañana, de todas formas, debes volver conmigo a la mansión!

Delicia simplemente lo ignoraba. ...

Mientras tanto, en Internet, la opinión pública seguía fermenta
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