Capítulo 102
Alvaro estaba ya enfadado, pero ahora se sentía temblar de ira. ¿Violencia doméstica? ¿Había exagerado tanto sus palabras?

—¿De verdad no sabes por qué te golpeo?

¿No era obvia la razón de cada golpe? Era por... ¡por Yolanda!

Delicia lo miraba con ojos penetrantes y le decía:

—¿Crees que importa la razón por la que me pegas cada vez que mencionas a Yolanda?

¡Es un principio que cualquiera entendería, y él lo hacía tan complicado!

Delicia bajó la vista y siguió trabajando en los documentos que tenía entre manos. Su seriedad le recordaba a Alvaro a sí mismo cuando trabajaba. Alvaro cerró los ojos por un momento, sentándose en la silla que Adrián había ocupado antes. Delicia ya no le prestaba atención, y él observaba cómo lo ignoraba con el ceño fruncido.

—¡Deja esos documentos!

Ella no debería estar sentada allí en la oficina. Al verla trabajar tan concentrada, Alvaro sintió una oleada de frustración. En diez años juntos, ella nunca había trabajado. ¿Qué la había llevado a esa situació
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