Tragándose la rabia porque le había herido su sentimiento, lo miró con gesto de adoración.
— Seré hija única, y sin más familia. Sin embargo, la única razón por la que estoy aquí es porque soy tu única tabla de salvación jefe. —Steven la miró, atónito.
— Es verdad lo que dices, pero hay un detalle, tienes muchas deudas.
— Eres… eres…
— Nada cielo perdóname por mis palabras.
— Si vas a decir cosas que pueden heridme, porque pensarías en mí, yo no fuera aceptado tu proposición. —Steven tuvo que hacer un esfuerzo para contenerse, si le había dado en la torre. — Sí, quería que lo ayudara, lo habría hecho sin la necesidad de ofrecerme dinero.
— ¿Entonces por qué aceptaste todo esto?.
Selene torció el gesto. La noche no estaba yendo como ella había esperado. En lugar de asimilar la información que él le daba, él solo discutía como debería hacer las cosas. Entonces él le dijo.
— Necesito una persona como tú, sencilla, amorosa y muy bella. Para que mi abuela vea que ya no estoy con alguien, que tengo compañía. Eres la mujer perfecta Selene. —el recordar por qué están ella allí, le provocó un brillo de ira en sus ojos azules.
— Ya veo, porque eres tan frío y calculador.
— Si lo sé además. Necesitaba alguien que encajase en mi mundo sin que nadie sospechase nada. Mírate ahora, un simple vestido y ya estás preparada para hacer el papel de mi prometida. Por otro lado, el trabajo requiere alguien inteligente porque habrá momentos en los que tengas que pensar a toda velocidad. Además, necesitaba a alguien de confianza y conocida, además eres una de las pocas mujeres que conozco que reunía todas las condiciones.
Selene entre cerro sus ojos y luego rio. Cualquiera que estuviese observándolos opinaría que era una risa auténtica. Solamente Steven sabía que era sarcástica.
— ¿Y qué te hace creer que yo le caiga bien a tu abuela?
— Porque mi abuela es sentimental, y tú también. Me las imagino las dos juntas.
Ella lo miró entonces, boquiabierta. Por lo que había dicho «Sentimental».
— ¿Está bien, tienes razón? —consiguió decir por fin.
— Tenía que encontrar a la persona perfecta, y quién mejor que tú. —respondió Steven, apretando su mano.
— Cuando te vi por primera vez estabas perdida en la oficina, hasta que lograste integrarte, y me enamore de ti cielo. —añadió, con tono íntimo. Selene sacudió la cabeza, incrédula.
— No eres tú quien recibe las llamadas de tus clientes enojados y toda clase de insulto de tus amantes Steven Wolf. —él sonrió.
— No tengo más remedio. La interpretación debe ser absolutamente convincente porque mi vida depende de ti, mía tesorina además recuerda que has firmado algo conmigo.
— No me lo recuerdes, sé que firme mi destino contigo.
— Viste que me vas entendiendo.
— Eres un ser… —sus palabras quedaron en el aire, cuando el camarero regreso de nuevo a la mesa para traerles el postre.
— Anda pruébalo está rico, lo he pedido para ti, mi bellísima gacela.
— Si no fuera porque estamos en un restaurante de lujos, te echaría y este dulce en la cabeza, y deja tus bellas palabras cuando lleguemos a la casa de tu abuela.
— Debemos practicar mi mujer hermosa.
Aquellas últimas dos palabras la hicieron poner sentimental, nunca antes le habían dicho mujer hermosa. Y menos venida de su jefe, adónde había parado a tener ella.
— Bueno, jefe, que es lo que vamos a hacer, después de esta noche. —le dijo Selene, Steven volvió a cubrir su mano con la suya y ella tuvo que hacer un esfuerzo para tornarse amorosa con él. Ella estaba preparada para aquellas cosas tan locas.
— Bueno, tenemos que hacer las cosas bien, a partir de ahora nos tienen que ver juntos los dos.
— Sí, y cómo.
— Como una pareja acaramelada.
— En verdad que está loco.
— Recuerda que debes mirarme Selene, a los ojos y expresar tu amor por mí.
Selene lo estudió en silencio. No podía creer lo que estaba pasando esa noche, era un baile de cenicienta, pero sin las zapatillas de cristal, para que el príncipe las ponga.
— Vaya… Vaya… Mira quién está aquí Steven Wolf.
— Caramba Caleb, como estás.
— Y no me presentas a esa bella mujer.
— Ella es Selene Scott, mi…
Selene lo interrumpió dándole la mano al hombre frente de la mesa
— Soy su prometida, un placer
— Nunca me imaginé que Steven, estuviera comprometido.
— No tienen por qué saber que está prometido, es un secreto.
— Ya… que me sorprende, bueno los dejo, voy a mi mesa.
— Y de nuevo señor Caleb, es un placer conocerlo. —Selene le dio una gran sonrisa, al despedirse que Steven se quedó con el ceño fruncido.
— Porque será que voy a tener problemas pronto.
— Vamos Steven que problemas vas a tener, con ese caballero.
— El que no le quitas los ojos de encima.
— Steven, por favor, ni que estuvieras celoso de tu amigo.
— Caleb no es mi amigo.
— Bueno, ya, Jefe, quédese tranquilo y sigamos con lo que venimos a hablar, a demás eso es lo que usted quería, que nos vieran juntos.
En cuanto volvieron al coche, Selene se pegó a la puerta para mantener la mayor distancia posible. Después de esa cena y estar mirándolo a los ojos y tocando sus manos, sentía un extraño cosquilleo y lo único que quería ella, era olvidarse de él, pero no podía dejar de pensar en la indiferencia de Steven hacia su abuela.
¿Quién llamaba a su abuela por su nombre de pila? ¿Y qué abuela exigía que sus nietos pidiesen cita para verla? Ella no tenía familia, era hija única, y sus padres también, era algo extraño para ella esa situación. Solamente tenía una amiga, y hablaban mucho por teléfono y se reunían siempre que les era posible, pero una familia como Steven no.
Para ella, la repentina muerte de sus padres, la había dejado terriblemente desolada, era como el efecto de una granada de mano. La detonación de esa granada había provocado una catástrofe Selene. Por suerte, lo ocurrido se había ido reparando poco a poco.
Siempre habría cicatrices, ya no tenía familia y estaba sola sin nadie, y tendría que rezar para que aquel trabajo no acabase siendo una nueva tragedia. De hecho, tal vez debería convencer a Steven de que ella no era la persona adecuada.— Steven… conozco a todas tus amantes.— Así es Selene.— Pues deja que lo haga una de ellas. Yo solo he aceptado porque eres mi jefe, pero puede que otra si tenga agallas…— Es demasiado tarde. —la interrumpió él.— Yo no diré nada, te lo aseguro. Te devolveré el dinero y firmaré lo que tú quieras, y buscas a otra Steven.— Ya te he dicho que es demasiado tarde, mi tesorina. —repitió Steven, con un brillo helado en sus ojos azules.— Ya nos han visto juntos.— Pero solamente hemos salido una vez, y hoy Steven, por favor.— Créeme, mi vida. Te cambiaría por otra, encantado pero esdemasiado tarde. Y conociendo a Caleb ya Giovanna se estará enterando de que tengo una prometida.— ¿Después de una sola cita? Por Dios Steven. —preguntó ella, incrédula.—
Selene solo sonreía, intentando controlar sus emociones mientras organizaba sus ideas. Un golpecito en la mesa hizo que su corazón se volviese loco de nuevo. No tenía la menor duda de quién estaba frente de ella. Nicole, la amiga de ella, entre cerro los ojos y miro al caballero.— Disculpe lo conozco. —él solamente se echó, a reír.— ¡Vaya! ¿Qué si me conoce su amiga Selene?.— No, me imaginaba que Selene fuera amiga de un hombre tan guapo y sexy, como usted.— Ya veo que su amiga está muy callada, puedo acompañarlas. —Selene saltó de la mesa, y le dice a su amiga.— Ya vuelvo, Nicole, voy a hablar un momento con el señor.— Ok… está bien aquí, te espero. —Selene cerró los ojos un momento al escuchar la voz de Steven, pero se volvió hacia él esbozando una sonrisa.— Te dije que iba a salir con una amiga, no era para que me siguieras.— Bueno, he venido a buscarte Selene Scott.Steven llevaba un polo azul marino y unos vaqueros oscuros, el pelo todo impecable como de costumbre. Y sabía
No sabía si la prensa publicaría foto de ella con Steven, pero, por si acaso, quería estar preparada. Con un poco de suerte, los fotógrafos que, según Steven acamparían en la mansión de su abuela, para la fiesta estarían demasiado ocupados fotografiando a los ricos y famosos como para fijarse en ella. Ser vista con Steven podría cambiar su vida.Steven había dejado perfectamente claro que era demasiado tarde. Para él lo importante era su título, nada más, y ella tenía que ayudarlo en esa falsa situación.— Pensé que todo el mundo debía creer que estábamos enamorados, lo dejaste claro. —dijo ella, pestañeando coquetamente.— Nuestro amor arderá como una llama durante dos semanas y luego, tristemente, se extinguirá.No había alegría en la expresión de Steven, él sabía que todo aquello era mentira, de dos semanas. Cuando Selene se entera de que las letras diminutas decía que por un año, ella armaría un grito en el cielo, y hasta que no estuviera seguro no le diría nada.— Los términos de
Steven no sabía por qué quería saber sobre sus deudas, algo que normalmente pasaba, aunque lo hizo reír. — ¿Cuánto tiempo tienes con esas deudas? — Bueno, hace dos años las cosas se pusieron feas. — ¿Feas por qué? ¿No pudiste buscar ayuda? — No, muy difícil cuando estás sola, y eres hija única. — ¿Pero por qué adquiriste esas deudas no me has dicho? — Como te explico, las deudas en sí son de mis padres. —respondió Selene con innegable orgullo. — Mi madre era profesora suplente. ¿Lo ves? Una familia totalmente normal. Crecí en una ciudad donde nunca ocurría nada importante. Steven se sentía relajado, algo tan extraño para él como el sonido de su propia risa. Tal vez era la suave iluminación o ver a Selene relajada en el sofá, charlando amigablemente con él. — ¿A qué se dedica tu padre? —Selene bajó la mirada. — Mi padre era contador. — Vaya por eso tus dotes en los números. — Si gracias a él aprendí mucho, lástima que los dos hayan muerto y no te preocupes, eso fue hace much
Steven la miró a los ojos. Era una pena que pensará de esa manera, tenía un futuro prometedor. Y se preguntaba si no quería dar ese salto, por lo ocurrido con sus padres y estar sola. El sitio de Selene estaba en una oficina ayudando a los demás, como toda samaritana.Ella se estiró en ese momento, sin darse cuenta de que, al hacerlo, sus pechos se marcaban bajo la blusa. Y Steven la miraba como un bebé que quiere ser amamantado.— Me voy a dormir ya Steven, ya tengo sueño. —ardiendo de deseo, Steven se levantó del sofá.— Te acompaño a tu habitación.Con la bolsa de viaje y el sobre de los documentos en sus manos, Selene lo siguió por el pasillo hasta que abrió una puerta y dio un paso atrás. Y ella se asomó.— Tiene un baño privado. Si me necesitas, estaré en la habitación de enfrente Selene.— Gracias jefe.— De nada. Bueno, te dejo para que descanses mi tesorina. —ella asintió con la cabeza, mirándolo a los ojos.— ¿Steven?— ¿Sí?— Siento haber sido tan antipática y sarcástica an
A pesar de todo, pensaba haber vuelto a la rutina sin problemas hasta que su ayudante le preguntó si se encontraba bien. Eso era algo que nunca antes le había preguntado. Sí, como sospechaba, su abuela Giovanna vigilaba sus comunicaciones, y alguien estaba haciéndolo porque su equipo de expertos había encontrado spyware instalado en su ordenador y en su móvil, lo mejor sería hacerle creer que estaba enamorado.Esa era la razón por lo que llamaba a Selene todos los días. Que necesitaba a veces una ducha fría después de cada conversación. Pero, además de recibirlo con una sonrisa en los labios que lo había afectado tontamente, olía de maravilla y estaba guapísima con ese vestido Blanco, con un estampado de rositas.— ¿Qué tal ha ido tus cosas?. —le preguntó Steven.— Todo bien, pero algunas cosas fatales.— ¿Otra vez estás siendo negativa?— Realista, Steven.Se detuvieron entre un grupo de gente para cruzar un semáforo y, cuando alguien lo empujó sin querer y rozó a Selene con el brazo
— Mi padre era el Conde Chesterfield por derecho y estaba sujeto a leyes. Lamentablemente, las leyes en Italia son arcaicas. Si no hay heredero, el familiar más cercano lo heredará todo.— Y crees que tu primo quiera el título para quedarse con todo. —dijo Selene.— ¿Por qué iba a querer el título?— Por venganza. —respondió Steven.— Tomaso quiere el título, porque tiene una novia de años, y mi abuela le puso los ojos encima a ellos dos, por eso me obliga a buscar una prometida. —siguió Steven.— Giovanna insiste en que tengo que tener una prometida para qué me entregué el título si no, se lo entregara a mi primo y sé que el no tenerlos hará todo lo que él quiere.— ¿Y qué quiere hacer con él?— Quitarme la empresa, todo lo que lo mi padre construyo, lo destruirá.— ¿Por eso no quieres que tu abuela le dé el título?— Sí, por eso no quiero que sé lo de, si no me quedaría en la calle y también que he trabajado mucho por poner la empresa en alto.— ¿Y tu primo Tomaso te odia verdad?—
— ¿Por dónde empezamos? —le preguntó Selene alegremente cuando bajaron del coche en la zona de tiendas más famosas.— ¿Sueles comprar aquí Selene? —le preguntó.— ¿Con mi salario de secretaria? Lo dirás de broma Steven.— En serio no has comprado en estos lugares.— No… A deja de fastidiarme.— ¿Y dónde está la diversión? ¿Te gusta ir de compras?— Sueño con ir de compras, pero nunca tengo dinero. Además, quieres que te vean conmigo, ¿no?.Poco después entraron en la boutique de una famosa diseñadora. Selene había pasado muchas veces por delante, anhelando el día que pudiese hacer algo más que mirar la vidriera llena de maniquíes con hermosas prendas de vestir.— ¿Sueles contratar a un profesional para que le compre ropa a tus amantes, digo?. —Steven hizo una mueca.— Mis amantes tienen su propio dinero, y ellas mismas compran sus ropas.— ¿Todas? ..— Todas. —respondió él. — Mis amantes deben ser independientes económicamente. De ese modo, no tengo que preguntarme si se acuestan conm