Capítulo 20

Con expresión tensa, Cándida se levantó de la silla.

— Creo que hemos tenido suficientes por esta noche queridos. Perdonadme, pero esto es una fiesta. Sugiero que tomemos unas copas y dejemos todo esto tranquilo, que el dolor no les haga perder la cabeza…

— ¡Eres un monstruo hija! —exclamó Giovanna.

— Tú sabes lo que hiciste, por el amor de Dios, eres un monstruo, hija, ¿me oyes? Enfrentaste a tu propio hijo contra su primo, pero eso se ha terminado. Y será mejor que te vayas de mi lado, te dejaré fuera del testamento. Ni siquiera tendrás la mitad de la fortuna mía. No tendrás nada, ni siguiera el título de condesa.

Cándida torció el gesto.

— Dios mío madre… —pero Giovanna ya estaba en la puerta.

— Espero que ardas en el infierno, así seas mi propia sangre.

Cándida miró a su hijo, pero antes de que pudiese abrir la boca, Steven la interrumpió.

— Ahórrate, saliva, tía nadie quiere escucharte. A partir de este momento has muerto para todos.

Selene paseaba de un lado a otro por la habita
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